"Cubrí sus labios con los míos. Pasó un segundo. No sentí la más leve sensación de placer. Dos segundos. Igual que antes. Tres segundos… Lo comprendí todo. Me aparté de ella y la contemplé unos instante, con una mirada triste. Si en ese momento Sonoko me hubiera mirado a los ojos, habría vislumbrado la indefinible naturaleza de mi amor por ella.. Fuere cual fuere, nadie habría podido decir si aquel amor era o no era humanamente posible. Pero Sonoko, dominada por la vergüenza y por una inocente alegría, mantuvo la vista baja, quieta como una muñeca. En silencio, la tomé del brazo como si fuera una inválida y echamos a andar hacia las bicicletas “. (confesiones de una máscara)
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 22:49:09 +0000
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