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"¿Cuál es la diferencia entre entrar y guardar el día de Reposo?"A lo largo de los siglos ha existido esta discrepancia de opiniones sobre el día de reposo. Algunos sostienen que es un día de reposo total, en el cual está prohibido hacer cualquier actividad física, relegando al plano de un día de holgazanería total; escudándose en este mandamiento mal interpretado, el cual, algunos líderes religiosos en la antigüedad lo utilizaron para esclavizarse y esclavizar a sus seguidores. Leamos: “Acuérdate del día de reposo para “santificarlo”. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra, mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas” (Ex. 20:8-10). El mandamiento era bien claro y fácil de entender, había que cesar toda obra, dejar de trabajar para beneficio personal, buscando intereses y ganancias personales, dedicarlo exclusivamente a beneficio de Dios, santificándolo de esta manera. Este es el verdadero mensaje que contenía aquel mandamiento. El término santificar, del griego “hagiasmos” significa “separar para Dios”. Esta es la voluntad de Dios para el creyente, el cual siendo ministrado, inducido, por la presencia del Espíritu Santo de Dios, se aparta del mal y hace lo que a Dios le agrada. Quiere decir entonces, que santificar el día de reposo es entregarme completamente a la disposición de Dios, lo cual no significa “no hacer nada”, sino que dejo de hacer mis intereses y dedico mi labor exclusivamente para beneficio del Señor y su pueblo. Leamos: “Si retrajeres del día de reposo tu pie, de hacer tu voluntad en mi día santo, y lo llamares delicia, santo, glorioso de Jehová; y lo venerares, no andando en tus propios caminos, ni buscando tu voluntad, ni hablando tus propias palabras…” (Is. 58:13). Este versículo clarifica aún más, fue ésta la característica de la vida del Señor Jesucristo; su tiempo lo dedicó completamente a la obra de Dios, y esto provocó, como era de esperar, la furia desmedida de los líderes religiosos de su época, los cuales ignorando el corazón del mandamiento divino, habían hecho una verdadera idolatría del día séptimo de la semana. El Señor Jesús salía los días sábados, igual como lo hacía el resto de los días de la semana, no haciendo diferencia entre un día y otro, y predicaba el evangelio recorriendo aldeas y ciudades y en su trayecto sanaba enfermos, echaba fuera demonios y predicaba el evangelio. Esto encolerizaba a los fariseos, leamos: “Y por esta causa los judíos perseguían a Jesús, y procuraban matarle, porque hacía estas cosas en el día de reposo. Y Jesús les respondió: Mi padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Jn. 5:16-17). Dios, pues, estableció el día de reposo, no para oprimir ni mucho menos esclavizar a su pueblo, sino para que el pueblo de Dios se regocijara en él, glorificando y exaltando al que lo merece todo, quien es Dios. Pero quiero que entendamos que este día de 24 horas y séptimo en semana, llamado “sábado” es sólo una figura de lo verdadero, lo que realmente Dios preparaba para su pueblo; si alguien guarda el día sábado (calendario semanal) está fuera del plan divino. Por eso Pablo exhorta a los de Galacia al decirles: “Guardáis los días, los meses, los tiempos y los años. Me temo de vosotros, que haya trabajado en vano con vosotros” (Gá. 4:10-11). Estaban fuera del contexto divino y no habían entendido espiritualmente el contenido del mandamiento divino y seguían ciegamente la letra sin entender el espíritu de la misma.El plan espiritual de Dios se cumplía perfectamente en Jesucristo, “El señor del sábado” (Mr. 2:28). Leamos: “Y otra vez aquí: No entrarán en mi reposo. Por lo tanto, puesto que falta que algunos “entren” en él, y aquellos a quienes primero se les anunció la buena nueva no entraron por causa de desobediencia, otra vez determina un día: Hoy…” (He. 4:5-7). Dios en su inmensa misericordia, provee al hombre a través de Jesucristo, la oportunidad de “entrar” no al culto de un día de la semana, sino la experiencia vivencial del reposo que produce el perdón y liberación de la esclavitud del pecado. De ahí en adelante vivimos bajo una condición de reposo de nuestras vanas obras y dedicamos nuestra vida, las 24 horas del día y los 365 días del año, a servir a Dios en donde quiera que estemos, santificando, no un día, sino nuestras vidas que entrarán al reposo de Dios por medio de Jesucristo nuestro salvador. ¡¡Aleluya y Amén!! “Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia” (He. 4:11).
Posted on: Sat, 07 Sep 2013 04:08:09 +0000

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