DIMENSIÓN POLÍTICA Ezequiel Parra Altamirano -Libre Caro - TopicsExpress



          

DIMENSIÓN POLÍTICA Ezequiel Parra Altamirano -Libre Caro Quintero, el Narco de Narcos -Un error jurídico le devolvió su libertad -Caso ominoso, como el de Florence Cassez -Persecución y captura, como de película -Caso triste el de Ixtlán, donde se refugiaron Por otro error de carácter jurídico, semejante al que dejó en libertad a la secuestradora francesa Florence Cassez, ha sido liberado ya el capo histórico Rafael Caro Quintero, luego de permanecer 28 años en prisión. Mismo personaje cuya persecución de película llevó a los agentes de la ley a detenerlo en Costa Rica junto a la joven Sara Cosío Vidaurri Martínez, su novia, sobrina de Guillermo Cosío Vidaurri, entonces secretario general del gobierno del Distrito Federal, antes presidente municipal de Guadalajara y luego gobernador de Jalisco. Sobre la relación de Caro Quintero con Sara Cosío hubo versiones diferentes: secuestro, “novia robada” y, como ella se declaró, “enamorada”. La aprehensión del capo fue apoyada decididamente por el gobierno de Estados Unidos ante la exigencia de una DEA agraviada por el asesinato de su agente encubierto Enrique Kike Camarena y del piloto aviador Alfredo Zavala Avelar, muertes atribuidas a Caro Quintero, a quien por aquellos tiempos se calculaba un capital de 500 millones de dólares producto del trasiego de las drogas. Lo cierto es que el viernes 4 de abril de 1985 fue aprehendido en la ciudad de San José, la capital de Costa Rica, donde se había refugiado. ¿Y QUIÉN ES ÉL? Rafael Caro Quintero nació el 3 de octubre de 1952 en Badiraguato, Sinaloa; sus padres eran campesinos y es el mayor de seis hermanos. A los 18 años viajó a Sonora donde trabajó como chofer de camiones. Tiempo después empezó a cultivar mariguana en el rancho de su hermano Jorge Luis y en menos de cinco años compró las fincas aledañas al terreno. Trabajó con Pedro Avilés Pérez y Ernesto Fonseca Carrillo, alías “Don Neto”. Después Rafael Caro Quintero fundó el Cártel de Guadalajara junto con Miguel Ángel Félix Gallardo y se convirtió en el hombre más poderoso al juntar una fortuna de 500 millones de dólares por sembrar, exportar mariguana, además de lavar dinero. Fue considerado el “Narco de Narcos” y compró a las autoridades de varios estados de la República. A los 29 años, Caro Quintero, además de la fortuna estimada en 500 millones de dólares, poseía también 36 casas y era accionista de 300 empresas en Guadalajara, amén de que ya controlaba la siembra de la hierba en varias regiones de Sonora. Formó una red de lavado de dinero con empresarios y policías. Más tarde implementó la cosecha de la mariguana sin semilla, la cual sembró en planicies de Zacatecas, Jalisco, Nuevo León y San Luis Potosí; los campos eran vigilados por cientos de guardias. SÓLO UN GRADO ESCOLAR Rafael Caro Quintero declaró que su máximo grado de estudios fue el primer año de primaria. Dijo que su padre se dedicaba a sembrar y a criar animales en tierras rentadas; que provenía de una familia pobre, pero que nunca pasó hambre. A los 16 años decidió salir de La Noria con rumbo a Sonora, al municipio de Caborca, donde se convirtió, dijo, en ganadero. Una versión diferente a la suya es que a los 18 años había conocido a alguien llamado Pedro Avilés Pérez, un personaje públicamente desconocido, pero importante narcotraficante mexicano, quien le enseñó los secretos de la siembra de la mariguana, para lo que el joven Rafael utilizó algunos terrenos familiares. Años más tarde, en noviembre de 1984, su nombre irrumpió, junto con los de Ernesto Fonseca Carrillo y Miguel Ángel Félix Gallardo, quien llegó a ser miembro del Consejo de Administración del Banco Somex, como propietarios del rancho El Búfalo, entre los municipios chihuahuenses de Jiménez y Camargo, asociados con Manuel Salcido Beltrán, El Cochiloco. SIEMBRA SOFISTICADA El Búfalo tenía unas mil hectáreas de extensión. Era un rancho con alta tecnología agrícola, con riego por aspersión, cubierto para el clima y llegaron a trabajar más de 10 mil jornaleros (muchos de ellos llevados desde Guerrero) en condiciones de esclavitud. Un mal día de noviembre de 1984, unos 450 miembros del Ejército apoyados por helicópteros llegaron a El Búfalo y destruyeron ocho mil toneladas de mariguana, el más grande decomiso de droga en la historia del país. La protección policial y la corrupción brotaron de inmediato. Meses más tarde, Gilberto Ontiveros, El Greñas, otro narcotraficante chihuahuense, afirmaría que Rafael Aguilar Guajardo, entonces jefe policiaco federal, recibía 20 millones de pesos mensuales por su protección al rancho productor de mariguana. MANUEL BUENDÍA El golpe del Ejército a los narcotraficantes fue histórico. Ellos creían que tenían controlado al gobierno. Pagaban lo suficiente por la protección a sus actividades. En mayo de 1984, el periodista Manuel Buendía había sido asesinado en las afueras de su oficina en pleno centro de la Ciudad de México. En sus columnas había denunciado el crecimiento del narcotráfico mexicano y su connivencia con policías y sus jefes, mediante la corrupción. Ésa fue una de las líneas de la investigación del asesinato del columnista. Después aparecerían credenciales de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) identificando a narcotraficantes como agentes policiales, firmadas por José Antonio Zorrilla Pérez, para entonces candidato a una diputación federal por Hidalgo, postulación a la que tuvo que renunciar; tiempo después, Zorrilla Pérez sería acusado y sentenciado como presunto asesino intelectual de Manuel Buendía. LE CONCEDEN AMPARO Pero luego de 28 años de reclusión -cuando la sentencia original había de ser de 199 años pero por las leyes de entonces sólo le fincaron 40-, en la fría celda de Caro Quintero su buena estrella volvería a brillar precisamente en agosto de 2013, cuando el pasado miércoles 7, el tribunal colegiado con sede en Jalisco le concedió a Caro Quintero un amparo, en el caso del asesinato del agente de la DEA Enrique Camarena Salazar en febrero de 1985, que confirmó el Consejo de la Judicatura Federal. El Tribunal encontró elementos de improcedencia para seguir adelante con ese juicio, por lo que decidió sobreseer sin dictar una sentencia. El motivo principal fue que el asesinato del agente fue juzgado en el fuero federal cuando debió haber sido analizado en un juzgado local, pues Salazar no era agente diplomático o consular. Al proceso que enfrentaba Caro Quintero por los asesinatos de los ciudadanos estadounidenses John Clay Walker y Albert G. Radelat, en 1985, también quedó concluido, según un comunicado del Consejo de la Judicatura Federal. A Caro Quintero sí se le ratificó una sentencia de 15 años de prisión por sembrar, cultivar y cosechar marihuana en cuatro ranchos y una comunidad del municipio de Jiménez, Chihuahua, en 1984, pena que se declaró ya purgada, agregó el consejo. El tribunal también absolvió a Caro Quintero del delito de asociación delictuosa. De igual forma, el tribunal declaró concluido un proceso de 1984 contra Caro Quintero por el delito de secuestro, debido a que el capo ya había sido juzgado y absuelto en el estado de Chihuahua. El Consejo de la Judicatura Federal confirmó que el Inspector del Reclusorio Preventivo del Estado de Jalisco fue notificado para que proceda a la liberación de Caro Quintero, siempre y cuando no exista alguna causa legal que lo impida. Y no existió, pues la madrugada siguiente, el capo histórico recuperó su libertad. EL NARCO DE NARCOS Caro Quintero fue uno de los principales jefes del narcotráfico en México durante la década de 1980, conocido como El narco de narcos. En 1985, el líder del extinto cártel de Guadalajara fue detenido en Costa Rica y sentenciado por la justicia mexicana por los delitos de privación ilegal de la libertad en su modalidad de secuestro, homicidio calificado, asociación delictuosa y delitos contra la salud, en sus modalidades de siembra, cultivo, cosecha, transportación y tráfico de marihuana y cocaína. En octubre de 2004, Caro Quintero fue trasladado del Penal Federal de La Palma, ubicado en Almoloya de Juárez, en el Estado de México, al Penal de Puente Grande, Jalisco, donde permaneció hasta el 2010, cuando fue nuevamente trasladado al reclusorio preventivo del estado de Jalisco, una cárcel de baja seguridad. Una corte de California aún busca a Caro Quintero por la muerte de Camarena, así como por los delitos de posesión de marihuana y cocaína con la intención de distribuirla, asesinato, y por dirigir una empresa criminal. Caro Quintero fue acusado en el Distrito Central de California en 1987 por conspiración para importar y distribuir cocaína y marihuana entre 1981 y 1986, dijo una fuente federal estadounidense. El capo fue acusado de nuevo en ese mismo distrito en 1988 por violar la ley federal contra la extorsión criminal y las organizaciones corruptas (Racketeer Influenced and Corrupt Organizations Act), conocida como RICO, así como de dirigir una organización criminal dedicada al narcotráfico. Dicha acusación fue la base de otras cuatro acusaciones que finalmente llevaron a Caro Quintero a ser acusado del secuestro y asesinato del agente Camarena, según la fuente. Caro Quintero también fue acusado en 1988 por una corte de Arizona de cargos de narcotráfico, agregó la fuente. IXTLÁN DEL RÍO, SU REFUGIO La batida que el Ejército mexicano dio al narcotráfico en el vecino estado de Sinaloa durante los años 80s en lo que se llamó “Operación Cóndor”, obligó de tal forma a quienes se dedicaban a esta ilícita actividad a dejar sus cultivos de mariguana y amapola en lo intrincado de la sierra, y refugiarse en donde creyeron no podía localizárseles, siendo Ixtlán del Río, Nayarit, uno de tales enclaves. Por aquellos tiempos nosotros, que aun radicábamos en Ciudad Victoria, Tamaulipas, escuchábamos de nuestros seres queridos la súplica de que, si eran nuestros planes visitarlos como lo hacíamos dos, y a veces tres veces por año, no lo hiciéramos en esa ocasión pues la muerte rondaba por aquellas nuestras entrañables calles. Con evidente angustia nos explicaban que la cabecera municipal y las comunidades cercanas estaban siendo asoladas por jóvenes narcotraficantes armados hasta el cuello y que con total impunidad hacían de las suyas en todos sentidos: si les gustaba una mujer cualquiera que fuera su condición civil o social, y la encontraban en la calle o en algún centro público, digamos un restaurante, en un baile o en fin, cualquier lugar público, simplemente las subían a empellones a sus camionetas de lujo, las llevaban a despoblado, o a cualquiera de sus casas de vivienda o seguridad, y ahí abusaban de ellas. POLICÍA COOPTADA Llegó a darse el caso de que a uno de nuestros primos que radican en un poblado cercano a Ixtlán del Río, por intentar defender a una bella joven familiar suya, a quien uno de estos “barones” juveniles de la droga intentaba “levantar” de un baile que se celebraba a las afueras de la escuela primaria del lugar, él acudió de inmediato en su auxilio pero nunca lo hubiera hecho pues por poco y lo matan a golpes. Siendo lo triste del caso que cuando los padres y hermanos del muchacho lo socorrían y lavaban sus heridas en tanto preparaban un vehículo para trasladarlo a la Clínica de Salud de Ixtlán, llegó al lugar donde atendían al ensangrentado muchacho un grupo de policías municipales con la pretensión de llevárselo preso. Y no obstante las explicaciones de familiares y amigos en torno a los hechos, junto con las súplicas de que no se lo llevaran detenido pues el único delito del que se le podía acusar era el de haber defendido a la jovencita de las garras de los “mariguaneros” como allá se les dio en llamar a estos facinerosos, pero a lo lejos merodeaban los golpeadores, quienes en lugar de ser detenidos o siquiera amonestados por la doble agresión, más bien atendían sus consejas en cuanto a que además de apaleado, al defensor lo querían hundir en la cárcel. El tema da para más, pero por hoy aquí le paramos y ya veremos qué día de estos proseguimos. Por hoy es todo y mañana será otro día. ¡CONSUMATUM EST! Escríbame: [email protected]
Posted on: Mon, 12 Aug 2013 15:50:09 +0000

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