DIOS DE AMOR CONFÍO EN TI “Invoco al Dios Altísimo, al Dios que hace tanto por mí: desde el cielo me enviará la salvación,… enviará su gracia y su lealtad”. Salmo 56, 3-4 Estas sencillas palabras que escribe el salmista, están cargadas de esperanza y seguridad y nos dan la certeza de las distintas manifestaciones de Dios para nuestra felicidad y plenitud de vida humana digna. En una sociedad llena de violencia y maltrato, donde buscamos refugio en lo material y descartamos lo espiritual como algo caduco o sin sentido, es necesario volver la mirada al autor de nuestros días para recibir de Él bendición y gracia. Dios no se cansa de manifestar su amor y lo hace por medio de diferentes acontecimientos que a veces parecen incomprensibles a nuestra mente y razón. Digo esto porque, al visitar a un amigo que se encuentra enfermo, pude sentir cómo el Espíritu de Dios llenaba de fortaleza y sabiduría a su frágil ser y escuché las más bellas palabras llenas de amor que surgían desde su interior, las mismas que produjeron en mí el reconocimiento de la fragilidad humana y al mismo tiempo la grandeza del amor de Dios que es capaz de transformarlo todo. En esta experiencia de vida pude comprobar que el invocar al Dios de la vida - a este Dios que para muchos es desconocido o lejano – desde lo profundo del corazón y con absoluta sinceridad, nos da la certeza que siempre está con nosotros y que escucha nuestras plegarias. Pero cuando llega el dolor y la desesperación a nuestra vida, muchos perdemos el rumbo y fijamos nuestra mirada y confianza no en Dios sino en sus creaturas, confundiendo los designios de su amor. Muchas personas acuden a brujos, lecturas de cartas, espiritistas y un sinnúmero de amuletos que contradicen la fe. Otros invocan a los difuntos con la esperanza de alcanzar una acción sobrenatural que intervenga en nuestro entorno natural. Los ojos del hombre y mujer de fe están fijos en el Señor y de Él esperamos su misericordia e invocamos su santo nombre para alcanzar su bendición. Ante el dolor y sufrimiento clama al Señor tu Dios, Ante la enfermedad que te agobia clama con fe al Señor tu Dios y obtén fortaleza para sobrellevar la dura carga. Ante las realidades que no entendemos como la muerte, el hambre, la miseria, clamemos al Señor nuestro Dios e invoquemos su santo nombre. Jesús nos enseño a mirar con ojos de hijos al Dios de la vida y lo llamamos papá, la Virgen María y todos los Santos nos dieron fiel testimonio de confianza en Dios y de asumir un compromiso fiel y verdadero en la construcción de su Reino. Hombres y mujeres de fe nos han demostrado que no son las cosas ni las estructuras de poder las que nos dan salvación, la salvación nos viene de Dios y en su Hijo Jesucristo. Todos los que de una u otra forma compartimos la fe, debemos manifestar no solo con ritos y palabras sino con actitudes concretas que Dios existe, que Jesús está vivo y que permanece fiel a su promesa de estar con nosotros hasta el final de los tiempos. Ya que en la actualidad a nivel mundial se pretende desterrar a Dios de toda la sociedad, de la familia, de la educación y de la misma vida de cada ser, optando por la vanidad de ser más que los demás y tener poder y dinero sin importar las trampas que se haga. Cada día vemos como simples espectadores caer en pedazos la vida humana carente de valores y principios y se rinde culto al individualismo pretendiendo convertirnos en nuestros propios dioses y las consecuencias han sido fatales. Quizá no pueda cambiar los acontecimientos pero si puedo decidir confiar en el amor de Dios. Tal vez no pueda eliminar la pobreza y la miseria pero si puedo invocar a Dios para ser más generoso, quizá no pueda encontrar remedio a mi enfermedad pero si puedo unir mi dolor como ofrenda de amor para la salvación de los que amo. Quizá solo pueda repetir Dios de amor confío en ti aunque todo a mi alrededor parezca destruirse. Ama, confía y ora sin miedo, a Dios que es vida, a Dios que es amor. Tito Chimarro
Posted on: Sun, 25 Aug 2013 14:00:10 +0000
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