DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO - TopicsExpress



          

DORTMUND. LA ESPADA DE TYRAEL Y LOS GUARDIANES DEL SOL. CAPITULO 2 Llevaba ya más de cuarenta minutos esperando, caminando de un lado para otro por aquel pasillo, impaciente por conocer las noticias que aquel mensajero traía bajo sus manos. Decidí seguir esperando, aunque ya era tarde y no había nadie en el castillo, todos estaban durmiendo excepto los encargados de servir al mensajero, así que no se escuchaba ni un solo ruido en toda la fortaleza. A pesar de aquel silencio, escuchaba leves golpes no muy lejos del lugar en el que me encontraba seguidos de unos llantos muy suaves. Decidí bajar rápidamente para ver que es lo que ocurría, por si algún niño se había perdido por aquellas locas calles, pero sin olvidar que debía volver a subir antes de que saliese alguien de aquella habitación. Bajé las escaleras de piedra y seguí el sonido de aquellos llantos, que me llevaron hasta uno de los patios del castillo, que se encontraba justo bajo los pasillos en los que yo esperaba. En una esquina podía apreciarse una silueta acurrucada y temerosa, a la que no pude evitar acercarme... - ¡Eric! ¿qué estas haciendo aquí? – pregunté sorprendida, no esperaba verle a él - Déjame en paz, quiero estar solo... - ¿Qué ocurre Eric? – pregunté muy preocupada, como una madre cualquiera al ver llorar a su hijo - No quiero estar aquí.... quiero volver a casa – contestó entre lágrimas - Lo sé cariño, ya lo sé.... a mi tampoco me gusta esto, pero debemos estar aquí, no tenemos opción – le dije mientras le abrazaba Nos quedamos así durante unos minutos, en ese momento Eric era lo más importante, mas que aquel mensajero. De pronto, escuché como una puerta de los pasillos que había sobre mí se abría y se oían dos voces masculinas, pero no llegaba a entender lo que decían. Llevé a Eric a sus aposentos para que descansase y así yo podría centrarme de nuevo en aquel asunto. Salí a toda prisa hacía la cámara real, en la que se encontraban los tronos, buscando a Diablo y así obtener una explicación de aquella inesperada visita. Empujé la pesada puerta de aquella cámara y al abrirse pude ver a Diablo sentado en su trono con cara de preocupación, aunque se mostrase ante mi con aspecto humano... no olvidaba nunca quien era. - ¿Qué ocurre Diablo? Desde que ese mensajero ha pisado estas tierras te encuentro muy tenso - Nos han declarado la guerra Lilith... - ¿La guerra? ¿Quién? - Los arcángeles, han debido enterarse de que estás aquí y vienen a liberarte, dispuestos a levantar una guerra si es necesario - ¿Por qué iban a querer liberarme? - Tu alma aún es pura, y ellos lo saben. La oscuridad del infierno ya debería haberte corrompido, pero no lo ha hecho y quieren asegurarse de que nunca lo haga. Vienen a por ti y a por Eric - Eso significa que... - ¡No significa nada! No significa nada... ¡por que no va a pasar nada ¡ - dijo levantándose del trono muy enfadado – no voy a permitir que te aparten de mi lado, eres mi reina y de nadie más - Pero Diablo... - Solo hay una forma de que te quedes conmigo para siempre, y ya sabes cual es.... En ese momento no podía pensar en otra cosa que no fuese la posibilidad de salir de aquel sitio, de liberar a Eric de aquella prisión de azufre. Así que me armé de valor y le dije a Diablo lo que quería decirle desde hace ya mucho tiempo. - Quiero irme de aquí Diablo... – dije casi susurrando - ¿Cómo dices? - Quiero irme de aquí... – dije con un tono normal de voz - ¡no quiero estar contigo! – le grité - ¡Cómo te atreves! Después de todo lo que te he dado, ¡te devolví a tu hijo, estúpida! Tu decidiste venir conmigo, ahora acata las consecuencias de tus actos – me espetó mirándome furiosamente a los ojos - ¡Tu me obligaste, no me dejaste elección! ¿crees que si no hubieses puesto una espada en el cuello de mi hijo, hubiese aceptado venir aquí? No hay nada que desprecie mas en este mundo que estar ahí sentada, en ese sucio y frío trono a tu lado… tu sola compañía me da asco Diablo En ese momento pude ver por segunda vez la bestia que se escondía en su interior, atroz y llena de ira, bestia que por un instante dejó libre, dándome una bofetada. Mientras caminaba furioso hacia la puerta, paró a mitad de camino para decirme algo, de espaldas hacia mi con el rostro de lado, mirándome de reojo. - Prepárate mujer, está noche concebirás a mi heredero... No sabía que hacer, después de casi dos meses retrasando el momento, he provocado que llegue con unas pocas palabras incontroladas. Solo tenía dos opciones: entregarme en cuerpo a Diablo o pedir ayuda a la única persona en la que podía confiar, Maltranis. Tras pensarlo detenidamente, decidí buscarle a sabiendas de las consecuencias que le podía ocasionar si Diablo se enteraba de ello. Fui a sus aposentos y llamé tres veces a la puerta, por si estaba ya durmiendo. - Adelante – escuché tras la gran puerta de madera Al abrir la puerta vi a Maltranis de pie frente al fuego de la chimenea con sus manos cruzadas tras la espalda, se giró y al verme inmediatamente corrió a cerrar la puerta - ¿Qué estas haciendo aquí? ¿Es que estás loca? Si nos ve alguien... - ¿Cuándo has dejado de tratarme de vos Maltranis? - Lo siento mi reina, me habéis sorprendido con vuestra visita – dijo mientras se arrodillaba mostrando respeto - Necesito tu ayuda, eres la única persona en todo el castillo en la que puedo confiar - Dígame, y haré todo lo que esté en mi mano - Diablo reclamará mi cuerpo esta misma noche... ayúdame a impedirlo, te lo suplico Maltranis - Mi Señora, el último hombre que interrumpió al rey mientras estaba con una mujer no vivió para contarlo... - Pues entonces tendremos que hacer algo para que no llegue a estar conmigo - Ya conoce al rey, si quiere algo lo conseguirá a toda costa Me senté en la cama de la habitación, mareada del estrés de aquella situación. No podía dejar que Diablo me tomase y menos aún quedarme en cinta. Maltranis comenzó a dar vueltas por su cámara pensando alguna solución. - Reunios conmigo en las cuadras al sonar las doce campanadas, podemos intentar algo, pero no le garantizo que funcione. - Gracias Maltranis... te debo mucho ya - Mi vida es serviros mi reina. Pero he de advertirle de algo, conociéndole... el encuentro entre vos y Diablo es inevitable, si ha decidido tomaros esta noche, creedme que lo hará... con vuestro consentimiento o sin él. Salí de la cámara muy cautelosa, para que nadie me viese y me dirigí a las cuadras para esperarle allí evitando así encontrarme con Diablo. No faltaba mucho para las doce campanadas así que me escondí tras unos bloques de madera, aguardando la hora de solucionar el problema. Fuera cual fuera la solución de Maltranis, estaba dispuesta a acatarla. Daba igual el precio... el heredero de Diablo no nacería de mis entrañas.
Posted on: Thu, 25 Jul 2013 10:22:33 +0000

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