De cuño priista HERMENEGILDO OLGUÍN REZA 23 DE JUNIO DE 2012 - TopicsExpress



          

De cuño priista HERMENEGILDO OLGUÍN REZA 23 DE JUNIO DE 2012 EDICION JALISCO, JALISCO Analistas políticos consultados por Proceso Jalisco aseguran que aun cuando la mayoría de los candidatos son jóvenes y se esmeran por mostrarse diferentes, en realidad todos provienen del mismo cuño priista. Los dos principales contendientes a la gubernatura: Aristóteles Sandoval y Enrique Alfaro, por ejemplo, son hijos de viejos priistas. Por lo que concierne a los panistas, dice uno de los entrevistados, ni los jóvenes ni los maduros saben como detener la catástrofe que se les viene encima. A un cuando la propaganda electoral de los partidos y de que los candidatos intentan recomponer el sistema gobernante del estado y se presentan como opciones reales, lo cierto es que la cultura priista permea a unos y a otros, en realidad estamos viendo una pelea entre viejos y juniors, comentan el analista Andrés Gómez Rosales y el académico de la UdeG Javier Hurtado. Aristóteles Sandoval Díaz, candidato del PRI–PVEM a la gubernatura, es hijo de Leonel Sandoval –un priista de vieja cepa– y ha sabido colocarse en el escenario como opción política ante la pelea de los principales líderes de su partido de la nueva generación luego del arribo del PAN a Jalisco en 1995. Enrique Alfaro Ramírez, su contrincante del Movimiento Ciudadano, es hijo del notario Enrique Alfaro Anguiano, exrector de la UdeG, donde a finales de los sesenta fue líder indiscutible contra el movimiento que empezó a prender ahí para apoyar a los estudiantes del Distrito Federal en 1968. Alfaro Ramírez empezó su carrera en las filas del PRI. Llegó a ser coordinador juvenil de la campaña de Eugenio Ruiz Orozco y en 2000 hizo lo propio en la de Francisco Labastida a la Presidencia y de Raymundo Gómez Flores al Senado. El tercer personaje central en este escenario es Fernando Garza, un panista converso que ahora busca la gubernatura arropado por el PRD. Su proclividad por los cargos públicos, como el ayuntamiento de Guadalajara, al que llegó en 2000, no le impide cambiar de filiación, una práctica recurrente en la “cultura” política mexicana. Otro más es Raúl Padilla López, hijo de Raúl Padilla Gutiérrez, dirigente priista de una trayectoria errática que terminó suicidándose frente a él y en su propia casa el 27 de diciembre de 1972. Rector de la UdeG a partir de 1989, Padilla López fue aliado visible del gobernador Guillermo Cosío Vidaurri y del presidente Carlos Salinas de Gortari. A él se debe el acercamiento histórico con Los Tecos y con la Iglesia católica; primero por intermediación del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y luego de Juan Sandoval Íñiguez. Más tarde se apoderó de la franquicia del PRD estatal. Éxitos dudosos Para Javier Hurtado, investigador de la UdeG, “en la política mexicana, más que de partido hay que hablar de una cultura priista, pues ésta permea a muchos políticos y a muchos partidos”. Lo paradójico en el caso de Hurtado es que ahora funge como asesor de los priistas en el ayuntamiento de Guadalajara. –Es lo mismo que pasa con el otro referente fundamental de la política jalisciense: la FEG –le pregunta el reportero. –Claro, también se puede hablar en ese sentido de una cultura fegista, muy al estilo priista. Por eso ya no es raro ver las alianzas más inconcebibles, de traslados de políticos de un membrete a otro, de apoyos a otros candidatos desde un partido contrario. El abogado Luis Octavio Cotero Bernal, quien ha sido contralor estatal del PRI, así como consejero nacional y estatal, incomoda a sus correligionarios por su manera abierta de ejercer la crítica. –Al parecer el partido empezó a naufragar a raíz de las explosiones del 22 de abril de 1992. Tres años después el PAN lo derrotó en las urnas y al parecer aun no se recupera –le comenta el reportero. –Todo se vino a la chingada… Lo peor es que ninguno de los dirigentes viejos supo aprender los nuevos tiempos. Algunos se murieron, otros se retiraron de la política y otros, como Rafael González Pimienta, de plano enterraron al PRI. –¿Cómo está eso? Muchos hablan de una nueva generación de políticos priistas, incluso ya tocan las campanas del regreso de la mano de Enrique Peña y de Aristóteles Sandoval. –Sí. Hay una especie de relevo generacional, pero no veo cómo los jóvenes puedan poner de pie al país y al estado. Les falta cultura, perspectivas de altura. Son sólo unos muchachos que aprendieron las mañas de los viejos. Eso sí, son muy abusados. No entiendo cómo no se ruborizan por repartir candidaturas a gente como el hijo de Chava Rizo, a la hija de Guillermo Cosío, Idolina, a los hijos de Alfredo El Güero Barba, a los hijos del presidente municipal de Puerto Vallarta, quienes andan como juniors. No sé cómo pueda beneficiar eso al PRI, al estado y al país. –Si usted critica tanto al PRI, ¿por qué sigue allí? ¿Por qué no ha renunciado a su militancia? –Bueno, ahora estoy dedicado a mis labores de abogado. Si sigo en el PRI es porque los principios históricos del partido siempre me han convencido. De quienes me avergüenzo es de los priistas que han demostrado ser unos pillos. –¿Y si gana Enrique Peña Nieto o Aristóteles Sandoval? –Hasta eso puede suceder en esta campaña electoral. Pero, como dicen por allí, vistos con detenimiento, los éxitos también pueden ser un fracaso. No importa quién gane ni con cuántos votos lo haga; lo importante es si hay capacidad para levantar al país, si hay certeza moral de que van a terminarse la corrupción y la impunidad. Padres e hijos Para entender la lucha electoral de 2012 en Jalisco debe considerarse, entre otros factores, la derrota del PRI en 1995, aunada a la crisis generada por el que significó el asesinato del cardenal Posadas el año precedente. Eso representó la ruptura de un sistema gobernante cuyos ejes centrales eran el PRI, el grupo Universidad, la jerarquía eclesiástica y los principales empresarios locales. En esa época el candidato priista a la gubernatura fue Eugenio Ruiz Orozco, factor de unión para muchos “actores notables”. Tras la derrota intentó seguir siendo referente de la política local, pero fue avasallado por juniors como Javier Guízar, Javier Galván, Eduardo Almaguer, Hugo Contreras y Aristóteles Sandoval. El sistema se recompuso con la llegada de Juan Sandoval Íñiguez a la diócesis local y con el arribo al gobierno de Francisco Ramírez Acuña. Fue él quien desde el PAN, funcionó como el político más adecuado para restituir los viejos mecanismos de la cultura priista en el estado. Luego vino Emilio González Márquez, originario del cristero Partido Demócrata Mexicano. Durante su gestión, el sistema se corrió a la extrema derecha, lo que desequilibró el mecanismo político en la entidad. El mismo PAN entró en una pelea interna para controlar la maquinaria de ganar elecciones y arrasar las nóminas gubernamentales al más puro estilo priista. El PRI, a su vez, se hundió en la más grave crisis de la que parece no despertar, aunque el sueño ahora se llame Aristóteles. El Grupo Universidad, por su parte, vivió el punto más bajo de su reciente historia con la pelea mortal entre Carlos Briseño Torres Raúl Padilla López, quien lo impuso en la rectoría de la UdeG. El diferendo terminó el 19 de noviembre de 2009 con el suicidio de Briseño. Ahora, entre la crispación política y el deseo de controlar el escenario, surge la figura de Enrique Alfaro Ramírez, quien se presenta como la alternativa, aun cuando tiene el mismo santo y seña de los priistas, según el analista Andrés Gómez Rosales. Y explica: “Enrique Alfaro empezó a militar en el PRI. Eso todo el mundo lo sabe, porque su padre viene de allí. Debemos recordar que su tío César Gabriel Alfaro también ha sido un prominente priista. Pero sé que del círculo inmediato de su padre vienen las primeras filias del hijo. Ahí estaban Francisco Ayón, padre de Felipe de Jesús Ayón López, presidente municipal interino en Guadalajara, Felipe Rosas Segura y Juan Alcalá Espitia, ligados a Javier García Paniagua. “Todos ellos desplazaron a Cosío Vidaurri de la sección 47 del SNTE y se hicieron del poder con Alcalá a la cabeza. Ya en el sindicato, confluyeron con Ruiz Orozco y Luis Albino Reyes Robles, entre otros”. –De allí se puede entender el nacimiento de la alianza de Alcalá y la FEG y, pasado el tiempo, el apoyo de los actuales fegistas a Enrique Alfaro; incluso se habla de priistas antipadillistas, como Félix Flores Gómez, navegando contra Aristóteles y dando su apoyo al Movimiento Ciudadano… –No sé exactamente el comportamiento de los actores al paso del tiempo, pero sí puede entenderse que la simpatía de varias corrientes priistas a Alfaro… –Es buena la relación de Alfaro con Raymundo Gómez Flores y con El Güero Barba, pero aquí hay otro personaje clave en el desarrollo de Alfaro: Enrique Ibarra Pedroza, quien ahora es petista. ¿No es cierto? –Sé que Alberto Uribe e Ismael del Toro eran personas muy cercanas a Ibarra desde que militaban en el PRI. Y no olvidemos que cuando se va al PRD, Ibarra se jala a Alfaro y lo hace coordinador de su campaña a la gubernatura en 2006. Desde luego que es una persona clave en este proyecto. –En el caso del PAN parece que también hay una pelea entre los viejos y los jóvenes, entre los padres y los hijos, aunque el escenario parece estar más revuelto. –Desde sus orígenes el PAN se ajustó al sistema político diseñado por Plutarco Elías Calles. Aquí jugó incluso un papel de concordia dentro del esquema de poder junto a la jerarquía eclesiástica, el PRI, la UdeG y los empresarios. El juego político empieza a cambiar con la llegada de Flavio Romero de Velasco, quien se enfrentó a varios personajes poderosos. Desde entonces, por decirlo así, el escenario se desarregló. Según Gómez, “con el triunfo electoral del PAN en 1995 la situación se recompuso, pero al mismo tiempo se complicó por la irrupción de nuevos actores: los neopanistas, los yunquistas y los pedemistas, así como una corriente de jóvenes panistas que no tenían ninguna referencia de los principios de los fundadores de Acción Nacional. El partido se volcó en la disputa interna del poder y en el vicio fundamental que los ha marcado: el uso de la administración pública como negocio, dice. La paradoja es que en este partido ni los viejos, como Héctor Pérez Plazola o Francisco Ramírez Acuña; ni los maduros, como Alberto Cárdenas; ni los jóvenes, como Herbert Taylor o Jorge Salinas, tienen una alternativa al desastre que se ve venir.
Posted on: Fri, 23 Aug 2013 20:53:13 +0000

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