Dejé de escribir. A decir verdad nunca escribí, a lo sumo - TopicsExpress



          

Dejé de escribir. A decir verdad nunca escribí, a lo sumo juntaba palabras. Dejé pues de juntarlas. Dejé de llevar un libro de notas en mi cartera para escribir mientras me rostizaba en el autobús bajo el sol del mediodía. Dejé de sentarme ante el ordenador, encender un cigarrillo… suspendí la vieja trifulca que sostenía con el teclado. Ya no tengo imaginación Ya no me imagino amada por alguien ni amando a alguien (el amor y todo lo que se ha dicho de él hasta el sol de hoy me tienen a-rre-cha), ya no sé de arreboles, ni luces traspapeladas en albas, ni de soledades al borde de un barranco. Lo único que guardo son títulos de algo que quise escribir El hombre que se encogió La mujer que vino al mundo en papeletas El poder del pensamiento negativo. Solo títulos. ¿Quién sale adelante con títulos de cuentos posibles o de poemas que no existen? Dejé de imaginar Dejé de interpretar Dejé de escribir. Claro que alguna vez, bajo ciertas condiciones de presión y temperatura, fui capaz de escribir, fui capaz de caer en estados de ensoñación y de arrebato y tal. Así, cuando mi optimismo llegó al paroxismo, me imaginé acariciando mi primer libro, y, risas aparte, semejante exaltación me situó en franca tertulia con este señor español que entrevista celebridades, cuyo nombre se evaporó en mi memoria junto con mi poesía inescrita, junto con el corpus etéreo de mis cuentos, junto con el humo de… ¿cuántos cigarrillos? Pero eso era antes. Ya dejé de imaginar, ya dejé de escribir… Ah, pero no de soñar. Anoche nomás soñé que yo era Lázaro y que le decía a Dios, ¡Dios, levántate y anda, que la vaina está jodida! ___ MORELVA OROPEZA
Posted on: Sat, 03 Aug 2013 00:29:49 +0000

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