Después de ver la obra que nos muestra Alejandro Teves, quiero detenerme unos instantes con ustedes a reflexionar sobre la palabra SINCERIDAD. Alguna vez leí que al origen de esta palabra se la debemos a las artes plásticas, a la escultura precisamente: los escultores del Renacimiento solían ocultar los yerros de su obra con una pátina de cera, que disimulaba las imperfecciones que producían algunos golpes del cincel sobre la piedra. Lograban, así la apariencia de acabado perfecto. Aquellos cuyo arte era originalmente sin imperfecciones, se destacaban del resto resaltando que su obra era “sin cera”, es decir, sin engaño. Cierta o no, esta historia me gusta, y la rescato. En ese caso, tratamos de un alarde de habilidad técnica, y en todo caso material o formal. La sinceridad de Teves, a diferencia de eso, es de otro orden, infinitamente más importante: es la sinceridad consigo mismo, con su forma de ver y de ser, por encima de todas las cosas. Y eso se nota en su obra. Teves se respeta y nos respeta cuando su ojo de pintor recorta una realidad y nos la muestra “sin cera”. Conoce y domina los aspectos formales, pero no se deja atrapar por ellos sino que los pone al servicio de su arte, de su expresión. Lo que no podemos dejar de valorar y agradecer en estos tiempos en que el ingenio, la superficialidad y el alarde manierista nos invaden y aburren. Teves en cambio nos propone compartir su visión y su oficio. Nos invita a recorrer las calles, nos lleva de la mano por su barrio, por su ciudad, por su mundo. Ese mundo que, captado por su mirada, resuelto en exquisitas formas plásticas y entregado desde su sentimiento más sincero, acabamos por descubrir también como nuestro, sólo que antes no lo veíamos. José Demuro (Artista Plástico)
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 04:11:59 +0000
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