Dicen que el amor es ciego. Un autor moderno, André Frossard, se rebeló contra esas palabras. Según él, el amor es lo único “que ve bien: descubre bellezas donde nada ven otros”. Así ocurrió en nuestras vidas: un día tú, Pablo, viste algo especial en mi. Y yo, abrí los ojos del alma, viendo que eras una persona excepcional y diferente a los demás con una riqueza que me fascinó. Y aunque hubo momentos de duda, de miedo, de ansiedad al llegar el compromiso que implica el “para toda la vida”, sobre todo en nuestro tiempo. Nos lanzamos en esta aventura. Y Llegó el día de la boda, con miedos y emociones. Iniciamos una nueva etapa. Pasamos de vivir cada uno en nuestras casas, con una cierta independencia y bajo la protección de nuestros padres. a vivir en un nuevo hogar el cual nos comprometimos a llevarlo adelante, con mucha confianza en Dios y con no pocas sorpresas. ¿Que ha habido dificultades en estos años? Ciertamente y en algún momento los dos quisimos dejarlo todo, pero hubo algo que nos mantuvo juntos. Asi como también, ¡cuántas alegrías y cuántas esperanzas! Sobre todo porque mantuvimos encendida la lámpara de la fe y nos dejamos guiar por Dios. Luego, llegaron los hijos. Y aunque es muy raro que las parejas de hoy tengan muchos hijos. Somos padres de tres; una adolescente y dos pequeñitos, que son un motor en nuestras vidas. Estos años hemos construido una hermosa familia, gracias a las buenas y malas experiencias; pero sobre todo AL AMOR QUE CONTINUA EN NOSOTROS DOS.
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 05:39:23 +0000
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