Domingo Cavallo ¿Porqué tenemos alta inflación y brecha - TopicsExpress



          

Domingo Cavallo ¿Porqué tenemos alta inflación y brecha cambiaria? Posted: 22 Nov 2013 01:37 PM PST Si uno le presta atención a las declaraciones de los asesores económicos de Massa (Lavagna, De Mendiguren, Martín Redrado y Peirano), el problema es que a partir de algún momento el Gobierno abandonó el “modelo productivo” original de “tipo de cambio real alto” con superávits gemelos (fiscal y comercial) para avanzar hacia una política anti-inflacionaria basada en el atraso cambiario (a la que comparan con la convertibilidad de los 90s). Para Lavagna esto ocurrió desde que él dejó el Ministerio de Economía en el 2006, para Redrado desde que dejó el Banco Central en 2010 y para De Mendiguren y Peirano desde que optaron por poner controles de cambio muy restrictivos en lugar de dejar devaluar el peso, luego de la elección presidencial del 2011. Cualquier economista profesional que acepte esta explicación tiene que concluir que el remedio debería ser entonces volver a la política de tipo de cambio real alto y a la generación, nuevamente, de fuertes superávits fiscal y comercial. Esto se lograría, por ejemplo, eliminando los controles de cambio y dejando flotar libremente el Peso o decretando un fuerte salto devaluatorio en el mercado oficial, si deciden mantener los controles de cambio. Es decir, con un fuerte ajuste que, si consiguieran convencer a los gremios que lo admitieran sin pedir aumentos salariales, provocaría una fuerte recesión con inflación, no muy diferente a la actual. Y si , por el contrario, los gremios trataran de resistir el ajuste, demandando aumentos de salarios del mismo orden de magnitud que la devaluación, la consecuencia sería una estanflación violenta. Ésta, sin una política monetaria fuertemente restrictiva, terminaría en hiper-inflación. Esto es lo que saben, pero no dicen, porque no les conviene políticamente decirlo, los economistas que fueron ideólogos o ejecutores de la política de tipo de cambio real alto, entre 2002 y 2010. Que esto iba a ocurrir yo ya lo predije en el año 2007 cuando competían por la Presidencia Cristina Kirchner y Roberto Lavagna. Lo pueden ver en mis notas tituladas “La habilidad persuasiva de los ideólogos del “modelo productivo”” y “Los inevitables sobresaltos de una gestión futura de Kirchner o Lavagna“. En realidad, la razón por la que tenemos alta inflación y una brecha cambiaria del 60 % no radica en el abandono de la política de tipo de cambio real alto y de superávits fiscal y cambiario gemelos, sino todo lo contrario. Tenemos inflación alta y brecha cambiaria por una conjunción de razones: en primer lugar por haber utilizado el golpe devaluatorio e inflacionario para revertir el déficit fiscal en 2002 en lugar de hacer una reducción transparente del nivel de gasto público. En segundo lugar, por haber adoptado la política de tipo de cambio real alto como supuesta estrategia de desarrollo y re-industrialización. Y, en tercer lugar, por haberse engolosinado el Gobierno con el congelamiento de tarifas públicas como herramienta anti-inflacionaria y redistributiva de ingresos y haber comenzado a hablar, nuevamente, de las ventajas de la pesificación. La primera causa es fácil de entender. Para implementar un ajuste brutal y exagerado (y licuar pasivos en dólares), en 2002 el Gobierno de Duhalde (por inspiración de De Mendiguren) decidió transformar todos los contratos en dólares en contratos en pesos al tipo de cambio de la convertibilidad y luego dejar flotar el Peso. Ante semejante violación de los derechos de propiedad de los ahorristas e inversores en la Argentina, la gente decidió desprenderse de los pesos y convertiros en dólares billete , provocando una devaluación enorme que, en setiembre de 2002, llevó el precio del dólar a 4 pesos. Esto ocurrió a pesar de que entre enero y setiembre el Banco Central se desprendió de casi 5 mil millonees de dólares de los 14 mil millones que respaldaban en un 100% la base monetaria al final de la convertibilidad. Por supuesto, semejante devaluación no podía provocar, durante 2002, menos inflación que lla que provocó. Y si a inflación apenas superó el 40 % fue porque el Gobierno dispuso el congelamiento de tarifas públicas (gas, electricidad, transporte y combustibles en general) y, valiéndose de la alta desocupación, pudo evitar que los sindicatos demandaran fuertes aumentos de salarios. En definitiva se utilizó el golpe devaluatorio y la redistribución regresiva que siempre acompaña a los golpes inflacionarios para producir el ajuste que permitió que a partir de 2003 se produjeran los superávits gemelos. La segunda causa es menos evidente, pero no menos importante. La estrategia de reactivar y hacer crecer la economía a través de “mantener el tipo de cambio real alto” impidió que la apreciación del Peso, que comenzó a producirse a partir de octubre de 2002, pari passu, con la apreciación del Real en Brasil, permitiera el proceso de re-estabilización de la economía que se logró en Brasil, pero no se logró en Argentina. En realidad, mientras estuvo Alfonso Pratt Gay en el Banco Central, aún sin decirlo, imitó la política de metas de inflación de Brasil y logró que el precio del dólar bajara de 4 pesos a 2.60, tal como lo hizo, en el mismo período, el precio del Real. Yo elogié esta política. Por supuesto la inflación comenzó a ceder, tanto en Brasil como en Argentina. En nuestro país, en 2004 la inflación bajó al 4 % anual. Lamentablemente, la apreciación del Peso era vista por los ideólogos del modelo productivo, Lavagna desde el gobierno y De Mendiguren desde la Unión Industrial, como un peligro para la estrategia de crecimiento. De ahí que tanto Kirchner como Lavagna, alentaran a Martín Redrado a intervenir en el mercado cambiario, comprando todos los dólares que fueran necesarios para ubicar al Peso en una cotización no menor a 3 pesos por dólar. Lamentablemente Martín Redrado lo hizo, no sé si porque también creía en las “virtudes” del tipo de cambio real alto o por presión del Presidente y del Ministro de Economía. Pero la cuestión es que lo hizo y mientras el Real se siguió apreciándo y la inflación se redujo significativamente en Brasil, el Peso dejó de apreciarse y la inflación comenzó a aumentar en Argentina, a pesar de que el Gobierno mantuvo congelado los precios de los servicios públicos y comenzó a apelar a las retenciones y los controles de precios para mantener bajo el precio de los alimentos. El aumento de la inflación comenzó en 2005, cuando Lavagna era aún el Ministro de Economía, lo mismo que las altas retenciones y los controles de precios, sobre todo los de la carne, la leche y el pan. La tercer causa puede ser menos evidente: el congelamiento de tarifas de servicios públicos y el renacimiento de la tentación pesificadora. El congelamiento de tarifas públicas, fundamentalmente las del gas, la electricidad y el transporte urbano (porque a los combustibles se los dejó aumentar), provocó dos tipos de déficits: el fiscal, porque obligó al pago de fuertes subsidios a las empresas prestadoras, y el comercial, por el aumento de las importaciones de energía. Cuando la gente comenzó a demandar dólares para protegerse de la inflación, el gobierno volvió a hablar de pesificación. Esto alertó a quienes todavía tenían ahorros en dólares en el sistema financiero y a muchos de los que tenían ahorros en pesos, a pensar que la única forma de proteger sus ahorros líquidos era comprando dólares billete o enviando sus fondos al exterior.La reacción del Gobierno fue ampliar los controles de cambio y así nació el cepo cambiario. Como la emisión monetaria no podía dejar de aumentar, porque de alguna forma el gobierno tenía que financiar el déficit fiscal creciente, cepo cambiario y fuerte emisión fueron generando una brecha cambiaria cada vez mayor. Hoy alcanza al 60 % del precio del dólar en el mercado oficial. Por supuesto, la expectativa inflacionaria no se guía ya por el ritmo de devaluación decidida por el gobierno en el mercado oficial sino por el ritmo de devaluación en el mercado paralelo. Como lo vengo sosteniendo desde hace mucho tiempo, la inflación tiene su origen en la devaluación de la moneda y ésta no puede ser manejada por el gobierno a través de controles de cambio sino que es el resultado de la expansión monetaria. Por eso, la solución a los problemas actuales que tienen en mente los asesores económicos de Massa, que aún sin decirlo, alientan una fuerte devaluación monetaria, es absolutamente equivocada. Resulta mucho más razonable pensar en eliminar los subsidios aumentando cuanto antes las tarifas de los servicios públicos (cuidando que no golpee a los sectores realmente pobres), bajar los impuestos distorsivos que hacen perder competitividad, tanto al agro como a la industria, y pensar seriamente en formas transparentes de bajar el gasto público como porcentaje del producto bruto interno, no a través del engaño de la devaluación (que, con este gobierno ya muy debilitado, los trabajadores no permitirán que sea una devaluación real), sino a través de una discusión responsable en el Congreso del presupuesto del Estado. Después de escuchar las declaraciones de Capitanich, ayer y esta mañana, me da la impresión que él rumbea en esta dirección. Lástima que al mismo tiempo no se animan a dejar que funcione, además del mercado oficial sujeto a controles de cambios un mercado cambiario verdaderamente libre para todo el resto de las operaciones . Ojalá la ideología anti-mercado y estatista no les cierre los ojos a los miembros del gabinete que ha quedado formado desde la designación de Capitanich al frente de la Jefatura de Gabinete.
Posted on: Mon, 25 Nov 2013 08:38:15 +0000

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