EL COMPAÑERO DE LA DANTE -¿Te acordas de Carlos, nuestro - TopicsExpress



          

EL COMPAÑERO DE LA DANTE -¿Te acordas de Carlos, nuestro compañero en la Dante? La frase la escuché durante un asado de un grupo de amigos de mi hijo menor. Luego mostraron una fotocopia de un blog del diario La Nación del año pasado. Aparecía una hermosa joven y el título de la nota decía: “Mis pacientes no se dan cuenta de que soy trans”, dice la odontóloga Julieta Ocampo La nota explicaba que Carlos ahora se llama Julieta Ocampo, tiene 29 años y es sanjuanina. Para estudiar la carrera que le gustaba de chica se fue a vivir a la ciudad de Córdoba. Allí estudió Odontología y hace dos años que ejerce: abrió un consultorio con una compañera de la facultad. “Ahora me siento feliz”, dice. Leo lo que dice Julieta: “Los comienzos no fueron fáciles. Me vine de San Juan no sólo porque allá no podía estudiar lo que quería sino porque tampoco podía ser lo que yo siempre sentí que era, una mujer”, cuenta. La sociedad sanjuanina y su familia en particular, comenta, le resultaban muy conservadoras. “Quedarme iba a ser un problema. Lo mejor para todos es que yo me fuera”, dice. En 2003, cuando llegó a Córdoba, asumió públicamente su identidad de género, la que había mantenido oculta para no “avergonzar” a sus padres. Luego de años en una situación ambigua, maquillándose a escondidas, sintió que en una nueva ciudad y lejos del control de sus padres podría liberarse. “Cuando me vine decidí que no me importaba nada. No iba a suspender más mi felicidad por miedo a que se pusieran mal por mí. Nunca había podido ser feliz”, reconoce. Habla de las dificultades que siempre había tenido para integrarse, para conseguir un trabajo, para estudiar. “Mis padres al principio no querían saber nada. Me decían que no tenían problemas de que fuera gay, pero travesti ya era mucho. Se te van a reír, me decían”, cuenta Julieta, que llegó a un “acuerdo” con ellos. No la querían ver vestida de mujer entonces cuando viajara a San Juan tenía que ir como varón. “Me disfrazaba de varón cuando iba. Eso duró dos años hasta que lo fueron aceptando. Después me hice las lolas y fue indisimulable”, dice. No fue fácil su vida de estudiante. Tuvo que superar muchos preconceptos entre compañeros y profesores cordobeses. Pero ya es odontóloga. Ahora, aunque sabe que faltan gestos de verdadera integración, en lo personal se sabe en una etapa diferente. “Cuando con una compañera decidimos poner el consultorio pensé que iban a venir en su mayoría personas trans, que iban a tener más preconceptos”, dice Julieta. Pero no fue así. Calcula que sólo el 10% son travestis. “Tenemos pacientes como en cualquier consultorio del centro de Córdoba. La mayoría de mis pacientes no se dan cuenta de que soy trans”. El comentario de los jóvenes que fueron compañeros me dejó pensando. Nadie criticó a Julieta. Pero, aunque las cosas poco a poco van cambiando, está claro que aun es difícil superar prejuicios en San Juan. Al menos, mucho más que en otras ciudades.
Posted on: Thu, 15 Aug 2013 18:43:04 +0000

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