“EL ESCONDITE DEL ACERTIJO " by † Lilith Immaculate † & - TopicsExpress



          

“EL ESCONDITE DEL ACERTIJO " by † Lilith Immaculate † & Tyler D. Capítulo I "Acertijos ocultos" Estaba en la habitación húmeda que perteneció a su abuelo, y el olor a moho le recordaba a ese viejito de sonrisa dulce y peculiar, pasaba sus dedos por la pared mientras caminaba echándole un vistazo a todas las cosas que ahora pasaban a su poder, al caminar por entre las cosas se dio cuenta que ahí estaba su primer juguete, aquel que creyó perdido y por el cual lloro tanto, acaso lo había olvidado en casa del abuelo o el abuelo lo había robado, esto lo dejo pensativo y meditabundo hasta que una gota golpeo exactamente en la punta de su nariz volteó hacia arriba y vio que una gotera había carcomido el techo que alguna vez le brindó tanta seguridad y amor. Se puso de pie sin soltar aquel soldadito con una mueca que casi podría ser una sonrisa, lo estrechó brevemente sobre su pecho y dio media vuelta para salir a reparar ese desperfecto cuando de repente vio como la lluvia comenzaba de nuevo a caer abundantemente, entonces rápidamente corrió hasta el baño para traer una cubeta y ponerla en la gotera, al terminar se dirigió a la cocina para preparar un poco de café, al entrar se dio cuenta que sobre la mesa se encontraban un trio de sobres uno azul, otro rojo y uno blanco lo cual lo hizo dirigirse hacia el lugar con la intención de abrirlos. La curiosidad siempre había sido su debilidad, por culpa de ella siempre se metía en problemas en la escuela, en los cursos y con sus padres, la única persona que aplaudía ese afán por querer saber todo era su abuelo. Sentó a "Mario" (el soldadito) junto a él, esperando que fuese cómplice de su expectación fue entonces cuando se sentó olvidando el café amargo que se preparó y se dispuso a abrir los sobres, el primero que tomo fue el rojo, al abrirlo de su interior salieron tintineando un par de llaves las cuales se escaparon de sus manos y se estrellaron contra el suelo, lo cual provoco que el silencio se destruyera de una forma forzada e incómoda, con mucho cuidado se agacho para tomar las llaves al hacerlo se percató de su antigüedad pero lo que más llamo su atención fueron las letras que tenían grabadas eran una "P" y una "J" las iniciales de los nombres de sus abuelos al sentir las llaves sobre sus manos, como si de cascadas se trataran, sus ojos empezaron a derramar el dolor que no pudo cuando perdió a sus abuelos en aquel accidente que no sólo le arrancó a sus queridos viejos, ya que también le arrancó la seguridad bajo sus pies y las largas charlas de filosofía del siglo pasado. Puso las llaves en manos de Mario y continuo a seguir hurgando en ese sobre color sangre, maltratado por el tiempo. Se encontró una tarjeta que decía: Hola Pet ¿Cómo has estado? Sabes tengo un mal presentimiento, debido a eso esto sobres son un seguro con el cual estaré prácticamente convencido de que recibirás estas llaves y estas letras, en las cuales quiero dejarte una última enseñanza, pero para eso debes de resolver un acertijo sé que no te costara gran trabajo pues es algo sobre lo que hablábamos continuamente. En medio de las lágrimas soltó una carcajada y dijo: -¡Ferrocarriles!, la abuela Pet ya estaba asoleada con el tema de los ferrocarriles. La abuela seguramente hubiera mandado al diablo el acertijo. ¿Quién diría que se irían juntos? A pesar de eso continuó leyendo y para su sorpresa encontró que quizá el acertijo no era para la abuela Pet pues los libros, la filosofía y este tipo de temas eran del abuelo y él, de hecho aún recordaba como el abuelo lo dejo en ridículo la última vez que hablamos sobre la obra de Freud, pero cuál es el acertijo y en verdad va dirigido a mí, o solo es una coincidencia. Con sumo cuidado dejo la tarjeta y las llaves sobre la mesa mientras pensaba de que se trataba todo esto, fue entonces cuando miro los otros dos sobres seguramente si los abría encontraría más pistas. Antes se dirigió rápidamente al despacho de su abuelo tomo los sobres y los metió cuidadosamente dentro de la bolsa de su abrigo, a Mario y el café frío que había en la cafetera chillona. Entro apresurado a aquella oficina de caoba y cedro con detalles coloniales, el olor era embriagante, la temperatura era perfecta y la estancia en esa habitación era la más placentera que había experimentado; sobre el escritorio acomodó a su amigo de batallas imaginarias y a la vez tan reales que a veces creía en verdad perder la vida cuando su abuelo le decía: - Escojan bien sus palabras soldados, pueden ser las últimas. Puso los sobres sobre el soldado, para sus adentros él creía que aquel juguete le seguía protegiendo y más aún después de no verse tanto tiempo y tenía razón aquel viejo y maltratado soldado aún tenía la magia suficiente para protegerlo, a tal grado que aún lo acompañaría a su última batalla algo que el aun no imaginaba. Cuando sintió que todo estaba en su lugar tomo asiento enfrente del gran escritorio y abrió el sobre blanco, el cual contenía una serie de postales bastante viejas, en la primera se apreciaba un dibujo bastante detallado de él templo de Delfos, al voltearla tenia escrito algo con la apretujada letra del abuelo, siempre me había costado descifrar su letra pero cuando lo logre había una pregunta ¿por qué Delfos? Sería que él aún tenía en su corazón aquel viejo amor, aquella mujer griega que hacía que la abuela se pusiera de muy mal humor. Delfos, el abuelo era fanático de la mitología y recordó todo lo que el abuelo Joe le había contado de la Ciudad: - era casi inaccesible, pero tenía tres caminos que llevaban a ella... Entonces se escuchó un ruido extraño que provenía de esa habitación que había evitado desde que entro a la que hoy era su propiedad, como una gacela se levantó del escritorio y dando pasos cortitos camino hasta la bien labrada puerta de madera, al estar junto a ella pudo oler el barniz del cual le había hablado por teléfono el abuelo, de repente el ruido volvió a romper el silencio, esto le provoco pasar saliva, pero de todas formas empujo suavemente la pesada puerta, cuando esta se abrió por completo vio un gato negro recostado en la cama de sus viejos, el no recordaba que tuvieran mascotas pero al levantar un poco más la vista se percató que la ventana estaba abierta, al menos esto explicaba el misterio del ruido. No quiso interrumpir al gato, pues él era amante de los animales y sabría Dios si tenía frío el pobre felino y encontró la ventana abierta para resguardarse de la tormenta, dio media vuelta y regresó a la oficina para abrir el tercer y último sobre, el de color azul celeste, el color favorito del viejo. Se sentó y sintió que había ido demasiado rápido, que observó de nuevo el sobre blanco y las llaves, las tarjetas, las olieron atento y melancólico, volteo a echarle un vistazo a Mario, buscaba en esa mueca la aprobación para abrir el tercer sobre. Fue en ese momento cuando parecía que Mario sonreía aún más feliz que de costumbre, esto le dio la suficiente seguridad para abrir el sobre, cuando lo hizo la habitación comenzó a llenarse de un aroma a madera vieja, seguramente el abuelo había puesto un tipo de fragancia dentro de él, al proseguir con su tarea el sobre corto uno de sus dedos a tal grado que comenzó a mancharse por completo, esto le provoco un poco de mal humor pero no el suficiente como para olvidar las cosas que estaban dentro del sobre, estas eran la vieja pluma del abuelo, un cigarrillo, un encendedor y por supuesto otra nota la cual decía: "De los 3 caminos en la vida por tomar, sólo hay uno que te llevará a la verdad. Estando parado frente a las 3 diferentes texturas te darás cuenta que La fragancia es distinta aunque parecidas son Fueron creadas para distinto fin y con un distinto Objetivo, el cual tendrás que descubrir si en verdad quieres Saber lo que te digo. Claro que quiero saber pensó, pero a que se refiere o que quiere decir con esto, como buen pensador decidió tomar su tiempo, para poder repasar mejor lo ya sabía. Al principio nada le parecía tener relación hasta que se percató de la constancia del número tres, eran tres sobres, tres postales, tres aromas y seguramente atrás de cada postal abría otras preguntas lo cual daría de nuevo el número tres como resultado, esto lo tranquilizo y lo lleno de ánimo pues sabía que estaba un paso más cerca de resolver el acertijo tomo las postales ansioso de descubrir las letras que habrían en su reverso, pero para su sorpresa no había nada a excepción de la postal de la ciudad de Delfos. Se desesperó con sólo pensar de que no había suficientes pistas para resolver ese acertijo. Entonces miró el sobre manchado y con atención observó que sobre la sangre que se había corrido por el trozo de papel, se podían observar esas letras indescifrables de su viejo, y con una emoción incontenida gritó: - ¡¡¡Dentro de los sobres están las pistas!!! Con toda la emoción del mundo volvió a coger los sobres y al mirar dentro descubrió que no había absolutamente nada, esto lo dejo boquiabierto y pensativo pues su viejo nunca le había mentido pero cuando estaba a punto de resignarse vio que dentro de los sobres estaban escritas unas cuantas letras, rápidamente las apunto en un cuaderno y estas decían: “En la casa de Nique se encuentra un cuervo ¿Sabes por qué?” Por supuesto que no lo sabía pero al menos ya tenía otra pregunta, que resolver, que aunque lo desconcertaba aún más que la anterior contenía una pista bastante significativa “Nique”. Nique era el templo que los griegos decidieron erigir en honor a Athenea tras la paz con los persas, esto le llevo a saber que su abuelo quería que relacionara a Athenea con un cuervo y tal vez Delfos.
Posted on: Mon, 07 Oct 2013 03:56:55 +0000

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