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EL PERRO GAUCHO Historias y leyendas de Durazno La historia del perro "Gaucho" En la década de 1960 y primeros años de la siguiente transitó por las calles de Durazno "El Gaucho", transformándose en verdadera leyenda viviente para los vecinos de nuestra ciudad como para los visitantes que tomaban conocimiento de su historia, ya que por su nobleza fue muy conocido y querido por el pueblo de esta ciudad. Su dueño lo llamó "Gaucho", ambos vivían en la localidad de Villa del Carmen, y fueron muy unidos. Un día el amo se enferma y debe ser trasladado a Durazno para ser internado en el Hospital Dr. Emilio Penza de una enfermedad grave. Fue entonces que el Gaucho quedó solo y se largó a caminar por el camino que recorrió su dueño. Cruzó bañados y arroyos, recorrió mas de 50 kilómetros de distancia hasta que llegó al lugar donde se encontraba su dueño internado, allí se quedó acompañándolo sin alejarse del lugar, porque él era su amigo de la vida. Los vecinos y personal del hospital lograron conocerlo por su inseparable presencia, su gesto de nobleza y sin rebeldía. Cuando al tiempo de internación el amo fallece, en la sala se escucha al Gaucho llorar con remordimiento al igual que días atrás cuando su dueño se quejaba de algún dolor que sufriera. Es aquí cuando se le ve el mayor gesto de nobleza y buen amigo para el hombre, porque aquel perro de pelo casi oscuro y de ojos tristes lo acompañó durante su velatorio y hasta el lugar donde recibiuría santa sepultura. Mas de 30 días el Gaucho custodió aquella sepultura para luego salir en las mañanas a recoger algún alimento que el pueblo le brindara. Recorría calle Rivera, Plaza Artigas, La Picada y algunas veces 18 de Julio, para volver de tarde otra vez junto a la tumba de su dueño allí en el Cementerio. De esta manera vivió mucho tiempo, haciéndose querer por la gente y los niños. Pero la vida a él también se le termina, es hallado en las proximidades de la Plaza Sainz en el Barrio Varona ya sin vida, dejando para Durazno una rica historia de amigo fiel. El pueblo de Durazno le ha rendido su merecido homenaje labrando un monumento en bronce para que jamás sea olvidado, el que se encuentra al frente del cementerio local. (Recuerdo del Sr. Oscar Machado). Según la gente era un perro mediano y cruzado con ovejero alemán. Todo empezó cuando un peón rural se enfermó y lo trajeron para el Hospital. Su único amigo y, tal vez, familiar era el perro, su amigo fiel, que lo acompañaba en todos los quehaceres rurales. Estuvo siempre a su lado, lo ayudó a arrear los ganados. Viendo que a su amo lo llevaron, corrió tras él, venciendo miedos y distancias, cruzó campos, bordeó arroyos y no le importó si le pasaba algo. Tenía que estar junto a su amo. Cuando llegó se ganó denajo de la cama en que su amo se debatía entre la vida y la muerte. Muchas veces quisieron correrlo, pero su amor era muy grande. Siempre estuvo debajo de la cama hasta que un día de frío invierno muere su amo. "El Gaucho" pareció enloquecer, aullaba, lamía la mano de su amo y, viendo que él continuaba inmóvil, aullaba. Cuando llevaron su amo al cementerio él fue detrás, siguiendo como lo hacen las personas cuando pierden un familiar querido. Estuvo varios días sin comer junto a la tumba de su amo aullando y sufriendo por el amor que sentía por su amo. Recorría toda la ciudad y toda la gente que lo conocía hablaba de él y lo respetaban, donde quiera que el fuere lo recibían y le daban de comer. Todo Durazno supo de este perro. Varios trataron de apoderarse de él, dándole comida pero él nunca aceptó. Comía y así como comía se iba, y su rumbo era uno solo, el cementerio. Él era un perro manso, pacífico, siempre se le veía de un lado a otro pero cmom a un caudillo a quien todos siguen por sus ejemplos. (Martha Lobelcho) Yo tuve el privilegio y la suerte de conocer a El Gaucho, fuimos amigos. ¿Quien en Durazno no era amigo, camarada, un poco dueño de El Gaucho?. Por mi trabajo madrugaba yo a las 5:30 de la mañana y me trasladaba a mi puesto de trabajo en Radio Durazno. Iniciaba la transmisión a las 6, hacía los trabajos previos que se necesitan para inciar la transmisión, aprontaba el mate y me disponía a trabajar y a esperar a mi amigo. El zaguán estaba abierto de par en par, al rato sentía la puerta de vidrio moverse y lo veía llegar, su caminar cansino, satisfecho como esos noctámbulos, amantes de las madrugadas. Recorría el trayecto del vestíbulo a la cabina, despacio, olfateando por cumplir, entraba, acercaba su cabeza a mi falda y me miraba profundamente. Yo lo saludaba, como era costumbre: "¿madrugó Gaucho?", o por el contrario "¡qué tarde que vino!". El revoleaba la cola en señal de afecto, daba unas vueltas y se echaba a mis pies debajo de la consola. Dormía hasta las 10 y luego se marchaba despacio, como había llegado. De casualidad aceptaba comida. En su recorrida por los bares era siempre invitado, todos guardaban algo para "El Gaucho". Y así mañana tras mañana hasta que no volví a verlo mas. Un recuerdo mas. Cierta noche festejábamos, con los compañeros de la radio, un cumpleaños en "El Grillo". En ese restaurante a las 12 de la noche hacía parada en su viaje a la ciudad de Artigas una compañía de ómnibus. Recuerdo que bajaron los pasajeros, pidieron café o algo fuerte por el frío y se arremolinaron en el mostrador a charlar y dejar pasar unos minutos. De pronto entra "El Gaucho" derecho a la cocina, con su pachorra conocida. Uno de los viajeros al verlo lo insultó y le pegó una patada que hizo gemir al perro. No había bajado la pierna cuando recibió una trompada que lo incrustó debajo de una mesa y la amenaza de linchamiento de los parroquianos duraznenses si no se retiraba. "El Gaucho" era un amigo, y la patada y el lamento eran una ofensa. Así era querido "El Gaucho", y todos los que lo conocimos lo tratamos y llegamos a quererlo como algo nuestro, hoy lo recordamos y disfrutamos en el cariño de nuestro perro. (M. Gloria Belén) Romance a "El Gaucho" Si no me tiembla el pulso, si el recuerdo no me da la memoria contra el suelo, voy a untar en un "puñau" de versos la historia legendaria de este perro. El "Gaucho" lo ha "llamao" Durazno entero los botijas de todos los colegios y en los bares también a cualquier hora fue respeto "sagrado" de los "mamertos". Todavía Durazno recopila de su fama virtual muchas anécdotas. "El Gaucho", perro grande y casi negro, bonachón, cachaciento y medio enclenque vino del Carmen, -dicen- caminando, porque su dueño "había caído enfermo", y llegó al hospital no saben como a curar de su amo el desaliento. Dicen que era un paisano medio viejo que no tenía un ser más, bajo el cielo, que la fiel compañía, casi humana de este "güenazo" y admirable perro. Y una vez, esa vez que cayó enfermo "a según" dijo el médico "pa siempre" lo trajeron, a terminar sus días "pa la ciudad" la hospital del pueblo. Entonces "El Gaucho" se lanzó al camino hizo diez leguas caminando a tientas, cruzando campos y vadeando arroyos alumbrado Dios sabe por que estrella, el perro tuvo lo que a muchos falta corazón que en verdad les escasea, y se vino "nomás" rumbeando noches venciendo las distancias y los miedos. Al principio nomás los enfermeros quisieron espantarlo "por las güenas". Porque era un perro con mirada "e hombre" que se ve "acorralao" de desaliento porque era un niño de tristeza honda al contemplar su pajarito muerto. Porque al verlo, "dejuro", todos fuimos testigos fieles del dolor del perro. Quien no recuerda a "El Gaucho". Quien del pueblo que lo vio en lo Menotti o el Bar Onda, la Plaza Sarandí, la misma playa, inclinaba sus sauces para verlo. Y el Yí le puso a su mirada gaucha el relucir patente de una estrella. Esa que todos le miramos grande eterna, misteriosa, extraterrena. Lo que sí, una mañana fue leyenda. Le llevaron su dueño al cementerio y atrás acompañado por su tristeza, el tranco lastimosos de aquel perro. "El Gaucho" se pasó 40 días haciendo guardia y hasta mal comiendo junto a la tumba de su dueño muerto, símbolo triste de dolor y afecto. Y así Durazno descubrió en "El Gaucho" la grandeza mas noble de ese perro. Ejemplo de valor "pa los humanos" de amor, de corazón, de sentimiento, que no pudiendo hablar porque era perro desenvainó el cuchillo, el sufrimiento y lleno de bondades y ternuras venció al olvido y se instaló en el tiempo. Y aunque no crean quien no sabe de esto, ya cumplido su luto y su respeto, se vino cabizbajo para el centro y anduvo como un ánima en el pueblo. "Se le vido venir" cientos de noches rumbeando de ese "lao" del cementerio. Ya con lluvia o con sol, ya anocheciendo de visitar la tumba de su muerto. Manuiel Demetrio Souza Monumento a "El Gaucho" existente e el frente del cementerio de Durazno Placa existente junto al monumento a "El Gaucho" Artículo de Antonio R. Cabanas publicado en el diario "La Mañana" de Montevideo (mas abajo podrán apreciar el texto del artículo) "El Gaucho" durmiendo en la antigua sede de la Corte Electoral de Durazno Texto del artículo de Antonio R. Cabanas publicado en el diario "La Mañana" de Montevideo: Ésta página pertenece al sitio web TuDurazno.net El Portal Duraznense
Posted on: Sat, 03 Aug 2013 16:48:21 +0000

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