EL TEMOR A LA SOLEDAD “Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el SEÑOR me recibirá en sus brazos.” Salmo 27.10 (NVI) La soledad es un estado emocional de abandono, fracaso, de pérdida, frustración, de temor al rechazo. La persona que tiene sentimientos de soledad puede caer en la tristeza y llegar a la depresión. Esta, muchas veces se encierra en sí misma, aislándose de los demás lo cual no es saludable; confronta la baja estima y afecta su salud tanto emocional como física. Sin embargo, tenemos herramientas para trabajar con las necesidades más profundas del corazón. Dios sana toda herida. El salmista David fue rey de Israel, se enfrentó a la soledad, le sobrecogía el temor debido a sus perseguidores, sin embargo, leemos que clamaba a gran voz reconociendo las maravillas de Dios: " Aunque mi padre y mi madre me abandonen, el SEÑOR me recibirá en sus brazos." Esta súplica de abandono y entrega total en la voluntad de Dios marca la diferencia en la trayectoria de su vida y relación con Dios. Su reconocimiento ante el Padre señalando el Señor me " recibirá", o sea tú me guardas, me levantas, me restauras, das seguridad y confianza. ¡Y a quienes clamamos en circunstancias difíciles! Necesitamos diariamente una entrega incondicional como la del salmista: "Guíame, SEÑOR, por tu camino; dirígeme por la senda de rectitud,". Es ejemplar lo que nos señala este capítulo, ya que centra el corazón no en las circunstancias, no en el temor, tampoco en la adversidad, ni los sentimientos que nos pueden engañar, sino más bien esperar en el Señor, no dependiendo de nosotros, sino solo en su favor. Él podía mover la mano de Dios con su humildad, su humillación, con un corazón transparente. Su Palabra vivifica, sana, da libertad, nuestro objetivo es creerla, el salmista fue un gran ejemplo para nosotros. Podemos decir igualmente: "Hubiera yo desmayado sino creyese que veré la bondad de Jehová". Salmo 27:13 (RVR60) Que Dios te bendiga
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 21:07:10 +0000