EN VEDA HABLEMOS DE POLÍTICA. Raúl Schnabel Respetamos la ley - TopicsExpress



          

EN VEDA HABLEMOS DE POLÍTICA. Raúl Schnabel Respetamos la ley en cuanto nos prohíbe hablar desde partidos, hacer proselitismo a favor o en contra de agrupaciones políticas que van a elecciones. Pero nada impide hablar de intereses, de razones de fondo que hacen a la opción por bloques o proyectos generales de lo que queremos en nuestra Patria. Eso no sólo no está prohibido sino que es una imposición moral tomar el desafío como militante popular sea cual fuere la pertenencia o el voto que se emitirá. Tal vez la reflexión que sustenta la veda sea el mejor momento para reflexionar de principios y grandes trazos de la política: cada cual sabrá cómo poner esos principios en la caja de cartón. El regreso a la Patria privatista, al escenario de desempleo, la alta renta financiera, de parasitismo improductivo, la frivolidad y la descalificación de las ideas, el hambre y la desigualdad es razonablemente anhelado con nostalgias por pequeñas minorías que se han enriquecido, muchos de ellos como nuevos ricos sin el ”savoir faire” de los aristócratas de “alcurnia” y que se puede resumir en una memorable frase que escuché por esos tiempos de boca de los que suelen veranear en Punta del Este: “Ya no se puede ir a misa en Punta, no sabés con quién te podés encontrar, negros con plata”. Notable interna de un mismo grupo de intereses, pero con distinciones culturales nada despreciables en una segunda mirada. Que los poderosos, los ricos, los “cuellos blancos” acomodados, los tilingos favorecidos por sus patronos se sitúen a la derecha del candelero, no es algo que deba preocuparnos y sorprendernos y, en todo caso, es un rasgo de nobleza humana como condición que algunos de sus integrantes, intermitentemente, adhieran a las distintas opciones emancipatorias que se propone el género humano, sin que entremos hoy en detalles porque eso sí sería infringir la ley. Queda en cada cual distinguir quién sí y quien no es una opción emancipatoria. Las grandes preguntas que nos proponemos abrir como primer esbozo o punteo para un debate es: 1. ¿QUÉ MOTIVACIONES PROFUNDAS IMPULSAN A MIEMBROS DE LAS CLASES SUBALTERNAS, A POBRES DE LA CIUDAD Y DEL CAMPO, A PROFESIONALES EMPOBRECIDOS O CLASES MEDIAS BAJAS Y MEDIAS PARA OPTAR POR FORMAS POLÍTICAS CONSERVADORAS O DEL PASADO, QUE HAN SIDO AMPLIAMENTE EXPERIMENTADAS Y QUE LOS HA PERJUDICADO PERSONALMENTE O A SUS ASCENDIENTES? 2. ¿QUÉ LLEVA A RECHAZAR CON EXTREMO ÉNFASIS A AQUELLAS EXPERIENCIAS POLÍTICAS QUE HAN MEJORADO EL PASADO ROTUNDAMENTE MÁS ALLÁ DE LAS INNUMARABLES ASIGNATURAS PENDIENTES? 3. EN EL OTRO EXTREMO, ¿QUÉ NIVEL DE RESPONSABILIDAD POLÍTICA DETENTAN QUIENES ASPIRAN A PUREZAS REVOLUCIONARIAS, INALCANZABLES EN LAS ACTUALES CONDICIONES HISTÓRICAS, SIN TENER EN CUENTA LOS PULSOS MAYORITARIOS DE LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO Y DE LAS RELACIONES DE FUERZA INTERNAS Y EXTERNAS? 4. EN AMBOS EXTREMOS, ¿QUÉ HABRÁ FUERA DE LO ESTRICTAMENTE POLÍTICO Y, EN SU CASO, A QUÉ SABERES HABRÍA QUE APELAR PARA COMPRENDER CÓMO LAS PERSONAS DIVORCIAN SUS PADECIMIENTOS, SUS ASPIRACIONES, SU PERTENENCIA DE CLASE EN SÍ, SU MATERIALIDAD CONCRETA DE SU IDEOLOGÍA, DE SUS PRINCIPIOS Y CONVICCIONES? En todo caso, se abrirán decenas de sub preguntas que trataremos de ir desglosando, pero sobre todo y como primera advertencia, debemos decir que, frecuentemente, se intenta acusar de reduccionismo, maniqueísmo o cualquiera de las formas de la simplificación empobrecedora de los complejos procesos sociales, plenos de contradicciones, avances y retrocesos, de ensanchamientos y angusturas, de repentinos cambios de velocidades, cualquier intento de alineamiento en trazos generales de los grandes bloques de intereses que se enfrentan en última instancia en este tipo de procesos democráticos, populares y con fuerte presencia revolucionaria en relación a la agenda de 1789 aún pendiente, revolución democrática cuyas expresiones materiales vivimos en estos años con algunos cambios de paradigma cultural como el matrimonio igualitario. Por el contrario, distinguir los componentes de esos grandes bloques no sólo no intenta convertir a la política en un escenario deportivo de los de casaca BLANCA versus los de casaca NEGRA sino que, este reordenamiento abre más posibilidades de hendir el bisturí epistemológico en cada componente colectivo o individual para reconocer ya no sólo matices, sino colores primarios en cada uno. Pero hacer tabla plana sin congregar el destino que en la actualidad alinean a las fuerzas sociales y políticas es una reminiscencia del postmodernismo, de la relativización de los principios y convicciones, de las grandes deontologías que no admiten su equiparación y que en Europa tiene una expresión en igualar stalinismo con fascismo, falacia inadmisible. 1. ¿QUÉ MOTIVACIONES PROFUNDAS IMPULSAN A MIEMBROS DE LAS CLASES SUBALTERNAS, A POBRES DE LA CIUDAD Y DEL CAMPO, A PROFESIONALES EMPOBRECIDOS O CLASES MEDIAS BAJAS Y MEDIAS PARA OPTAR POR FORMAS POLÍTICAS CONSERVADORAS O DEL PASADO, QUE HAN SIDO AMPLIAMENTE EXPERIMENTADAS Y QUE LOS HA PERJUDICADO PERSONALMENTE O A SUS ASCENDIENTES? Siendo un perogrullo, cabe reafirmar que el proceso de integración a la vida social y política no sólo responde a intereses materiales. El reconocimiento de cada cual a su pertenencia de clase, por un lado, no es un acto de clasificación mecánica como las categorías que emplean los sociólogos: es bastante frecuente que los desposeídos no reconozcan su condición y, tal vez, sea la tarea más importante de los militantes populares, contribuir al tránsito de la negación a la conciencia en sí y de ésta a la conciencia para sí de esas amplias mayorías. (Ej.: soy médico empleado en una clínica, ergo no soy obrero; falso, sos parte de la nueva composición de la clase obrera y tu próximo paso es reconocerlo; luego te organizarás para suprimir estas injustas desigualdades sociales). Pero además hay factores culturales y, probablemente, en algunas personas todo lo que se aparte de lo que ha sido un hábito de lejana prosapia, acarree violencia. No sólo la posesión de las cosas ata, también los miedos al cambio fijan a las personas a lo inmutable. Probablemente a menor culturización, mayor apego a las cosas, mayor apego a un presunto “status”, mayor necesidad de buscar amparo en el dinero. Los cambios exigen aceptar dudas, correr riesgos, cambiar hábitos, diversificar gustos y estéticas, aceptar incomodidades, soportar emociones, aprender el compartir en muchos aspectos de la vida, incluso en los más cotidianos. No sólo va a ser por la vía política, por la vía de las consignas o de los programas que se transformen estas personas con configuraciones rígidas y hábitos que han anidado desde antaño. Será necesario un despliegue cultural muy arduo y complejo. A esto se agregan los más jóvenes que ya no pueden adquirir una formación intelectual tan reflexiva como en la época anterior a la TECNO, ahora la consulta del buscador de Internet sustituye la ignorancia total de algunas cuestiones; en los mayores, ayuda a recordar o a completar un saber oculto por el tiempo. En estos nuevos individuos desterritorializados, la profundidad de las ideas es inalcanzable, sea por pereza, sea por la imposibilidad de adquirir alguna de las formas del diálogo o de la reflexión. Son formateados para una especie de zapping permanente, saberes difusos y delgados, pasiones livianas y principios y convicciones que son vistas como mamotretos de museos o altillos, pues hoy la vida es veloz, práctica y no busca alinearse en discurso universal alguno: la vida es lo que se hace, lo que se consume , lo que se gana, lo que se disfruta sin necesidad de reflexión ni problematización. Es más, problematizar, apasionarse o reflexionar son acciones muy devaluadas y, por ende, un alineamiento con un programa emancipador es innecesario porque la vacuidad no se alínea, no opta, se adapta a las rugosidades de la Pero no son procesos que se puedan o deban negar. Así como el hombre de la era industrial dejó atrás el renacentista Leonardo universal de saberes y se especializó hasta alcanzar los extremos, el hombre post industrial que ya vino es una función que se adapta a donde debe reproducir su fuerza de trabajo para lo que no necesita saberes generales o profundos sino simplemente aquellos que valoren su fuerza de trabajo. Esto lleva a que una mayoría abrumadora de personas esté dotada sólo y sólo de sentido común, lo que Freud conocía - en su MALESTAR EN LA CULTURA- como una forma de minusvalía psíquica, una de las expresiones de la locura por entonces. Pero es con ese hombre que debemos construir los puentes hacia otra sociedad definitivamente justa que seguramente será muy distinta a la contemporánea. Sólo serán los mismos jóvenes los que se pueden incorporar a esos contingentes de coetáneos para posibilitar las formas de abordaje del compromiso social, muy pocos escucharán a sus antecesores, lo que no está ni mal ni bien, es ya un hecho inevitable. Pero en general para ambos estamentos muy herméticos, pétreos en el corazón y la razón, es la profunda incidencia cultural del Estado Democrático el que puede alcanzar a ablandar las fronteras del miedo al cambio. Los bienestares, las alegrías y los descubrimientos que denoten regocijos son pequeñas ventanitas que se abren a un cambio y a la integración de esas personas al compromiso para suprimir la desigualdad social. Por tal, una vigencia plena de la Ley de Medios, las usinas culturales estatales como los cines INCAA, o el Plan Conectar son algunas de las barretas en la emergencia con que se pueden abrir las puertas clausuradas cuyas llaves ya se han perdido en el desagüe. Eso explica la firme oposición a estos cambios, por ahí con más intensidad que los cambios en la estructura económica. El arte, el deporte, el juego como expresión lúdica y el humor mordaz y sustancioso como el que alguna vez gozáramos de Tato Bores son algunos vehículos para ampararnos del exceso del sentido común, el principal opresor interno que le abre las puertas a la colonización cultural y material. La ficción, la literatura y la poesía que ayuden a ensoñarnos, es una buena medicina para aceitar el corazón hacia una vida que merezca ser vivida y no proseguir con la NO VIDA del actual capitalismo tardío post industrial. 2. ¿QUÉ LLEVA A RECHAZAR CON EXTREMO ÉNFASIS A AQUELLAS EXPERIENCIAS POLÍTICAS QUE HAN MEJORADO EL PASADO ROTUNDAMENTE MÁS ALLÁ DE LAS INNUMERABLES ASIGNATURAS PENDIENTES? Una multiplicidad de factores concurrentes de distinta jerarquía son las posibles motivaciones del rechazo, algunas que anidan en la condición humana individual de algunos referentes y que se difunden desde esas “jefaturas” provisorias. Otras cuestiones más extendidas y difusas que exceden la frontera individual, además de la ya analizada, como las percepciones colectivas, a menudo fogoneadas por las usinas mediáticas y agencias imperiales de contrainteligencia son los grandes fabricantes de “monstruos rojos que tarde o temprano habrán de robar o expropiar la cama de cada uno”. A menudo el rechazo a un programa con adhesión mayoritario, más allá de sus virtudes y carencias, es el “principal” enemigo de quiénes lo indiferencian con proyectos que, en el pasado, marchaban en la dirección antagónica, visualizando y denotando sólo las rémoras o los defectos de uno y otro modelo, acomodándolos para equipararlos. Más allá de las razones y de la sinceridad de los planteos, aspectos paupérrimos de la condición humana como la mezquindad, la necesidad de implantar su proyecto personal o el desplazamiento de su otrora aceptable incidencia, sitúan a algunos agentes en la agitación ANTI como si se jugara el destino y la vida de miles de personas: en realidad lo que se pone en juego es el éxito del proyecto personal de promoción de algunos pocos y de sus seguidores que prefieren ser cabeza de ratón que no cola de león. Esta afirmación no pretende despolitizar razones de magnitud, pero soslayarlo es como limar la marca humana visible en toda vida política con sus subjetividades y objetividades, con sus virtudes y defectos. Pero para tomar el impulso que merece este énfasis ANTI hay que elevar a categoría de desastre cualquier aspecto negativo, cambiar los números sociales, buscar segundas intenciones maléficas de los referentes del proyecto emancipador en marcha, negar la existencia de cambios por más visibles que sean, armar operaciones psicológicas con monstruosos negociados o terribles crímenes “estatales” de los que son autores o cómplices los referentes del proyecto de Gobierno Popular o hurgar en el pasado el lunar que estigmatice cualquier cambio favorable de quien es víctima de las invectivas. Mentir, desinformar y confundir son acciones imprescindibles para que los palos en la rueda sean de una solidez tal que pueda detener el carro o demorarlo seriamente. Es necesario distinguir la crítica firme y leal que oxigena y auspicia el crecimiento en calidad y cantidad de la crítica corrosiva y malintencionada con o sin el fin de la destrucción. En esta pregunta, ubicamos tanto a los enconados de “derecha” como a los enconados de “izquierda”. No importa llevar al debate sobre la bondad o maldad de esos “agentes”, lo que resulta de una ingenuidad inoperante y que ocupa a menudo las redes sociales. Sería tan absurdo como quejarse del gol del equipo contrario por la “maldad” del artillero rival: tenemos que mejorar nuestra tarea defensiva ante el ataque del rival con una marca inteligente y escalonada. No se trata de calificar o quejarse, se trata de operar para desarmar la máquina de las falacias y, para eso el piqueteo de diarios de divulgación gratuitos, aunque no sean de gran jerarquía, pero que al menos anoticien la realidad concreta, es una contribución módica. La ley de medios también es central y el debate y la crítica mordaz de cada militante en cuantas ocasiones pueda en la vida diaria no es despreciable, más allá de los defensores a ultranza del accionar colectivo y orgánico. El talentoso delantero puede adaptarse al planteo del cuerpo técnico, pero también puede desbordar y explotar con esa gambeta superior. El hecho que el DESHACEDOR DE ILUSIONES se sienta burlado y desbordado por una nueva legalidad en curso es una cuota de erosión del nicho conservador que no debe dejarse a un lado como labor espontánea. El teatro callejero, el rupturismo de la forma que sea, pone al menos en dudas a esos conspiradores por “izquierda” o “derecha” al proyecto mayoritario de cambio social. El documental o la historia reciente en el formato que sea impone memoria colectiva a contramano de los agoreros y olvidadizos de siempre. Se abre aquí una sub pregunta que debería extremarnos un análisis arborecente que excede estas líneas de aporte al debate. A menudo el oponente emplea el calificativo de que él mismo es digno acreedor. Los “otros” son fascistas, antidemocráticos, violentos, cuando es él mismo el que ejerce formas de seudo fascismo, es autoritario y violento y no puede disponerse a una forma dialogal, sereno y reflexivo. ¿Cómo se destruyen las falacias? ¿Solamente con el discurso racional? ¿No afloja más la ironía, la mordacidad, el arte, el humor fino? La inversión de víctima por victimario es un recurso bastante difundido hasta en Estados genocidas que apelan al papel de víctima de su pueblo en el pasado para conjurar las justificadas críticas de las víctimas de hoy de su accionar terrorista de estado. Algo asi como formas de psicopatía en la dimensión social. 3. EN EL OTRO EXTREMO, ¿QUÉ NIVEL DE RESPONSABILIDAD POLÍTICA DETENTAN QUIENES ASPIRAN A PUREZAS REVOLUCIONARIAS, INALCANZABLES EN LAS ACTUALES CONDICIONES HISTÓRICAS, SIN TENER EN CUENTA LOS PULSOS MAYORITARIOS DE LA SOCIEDAD EN SU CONJUNTO Y DE LAS RELACIONES DE FUERZA INTERNAS Y EXTERNAS? Cierto es que nadie puede alegar con un criterio de certidumbre ser el lector más apto de la teoría revolucionaria científica, no se puede sin el riesgo de caer en sectarismos impropios de un militante que debe priorizar el proyecto colectivo sobre el personal. Pero hay análisis, cuya carencia ostensible de conocimientos de las fuentes que dicen inspirarlos, expresan falacias, aunque son más graves las inadecuadas adaptaciones de esas leyes sociales a la realidad concreta, cuando no se la desconoce parcial o totalmente. Con lo cual muchas de esas ínfimas formaciones de “izquierda” no son otra cosa que caricaturas del pensamiento revolucionario, siempre cambiante, enriquecible con las experiencias y con las luchas concretas y muy propio de sectores medios “intelectuales” más librescos que reflexivos y con bajísima autonomía para propiciar desafíos constantes que merece toda lucha emancipatoria. Anclados en algún lejano punto de la geografía o de la historia, ignorantes y despectivos con su Patria, disconformes a todo, siempre construyen a su enemigo si no existe. Su verdadero norte es suponer que cualquiera reforma social favorable es siempre y puramente gatopardismo, esto es que algo cambie para que nada cambie. Si bien eso pasó a menudo en la historia (por ejemplo la Alianza para el Progreso en los ’60 de parte de EEUU en nuestra América), los actuales procesos en el continente nada tienen de eso, aunque algunas cuestiones puntuales puedan servir para aliviar tensiones. De lo contrario no generaría tanta oposición insidiosa y bravía en los sectores más conservadores de la sociedad. No parece que la extracción de clase sea un factor decisivo, más importante es la ideología de clase. Sin embargo, muchos de estos grupos, partidos, sectas o cenáculos ”ultras”, de mayoritaria extracción de sectores medios, nada tienen que ver con los militantes decididos a enfrentar a las sucesivas formas autoritarias que se expresaron en el país desde 1955. Algunas de aquellas fuerzas constituyeron verdaderos destacamentos revolucionarios y es, a pesar de la derrota, que a muchos de sus obstinados esfuerzos les debemos tributo, porque las jornadas del 2001 fueron, aunque lejanamente, la continuidad de esa rebeldía anidada en la memoria popular. El Gobierno de Néstor ha sido hijo dilecto de esas jornadas de lucha del final del siglo pasado y principios del presente. Estas pequeñas formaciones pretendidamente “revolucionarias”, elementales en sus análisis, van desde grupos casi románticos y pueriles hasta formaciones estruendosas que viven de la testimonialidad política, de la crítica aunque serían incapaces de gestionar el comedor de una facultad con éxito. Rara vez sus componentes deben hacer enormes esfuerzos laborales para sobrevivir o están agobiados por las condiciones miserables de sus vidas. De manera que la presunta exigencia de “obrerismo” parte de la interpretación extrapolada de otros territorios temporales y de otras tierras, omitiendo las leyes de la transformación del capitalismo que podríamos sintetizar en: 1ª Tesis: Durante el siglo XIX se mundializó el comercio. Durante el siglo XX se mundializó el sector financiero. Ahora en el siglo XXI se mundializó el taller, ahora una mercancía es “made in the World” porque cada parte se hace en un país distinto. 2ª tesis: anteriormente el capitalismo producía la llamada SUPEDITACIÓN FORMAL, o sea que tenían que consumir la mercancía que venía de otra parte y de este modo asumíamos nuevos hábitos y gustos. En la actualidad con la intromisión de tecnologías en cualquier estado de la sociedad periférica hay un sometimiento real (supongamos el control de los teléfonos desde un país muy atrasado). 3ª tesis: acumulación originaria perpetua. En la etapa de la supeditación formal, se tenía la idea de que las sociedades periféricas habrían de crecer y evolucionar al compás del desarrollo del centro. Ahora la supeditación real hace que las sociedades se queden eternamente atrasadas, en sociedades no capitalistas se genera un pequeño submundo. (algo parecido a lo que Mandel llamó “Ley del Desarrollo Desigual y combinado”). 4ª tesis: el capitalismo se apropia ahora de fuerza intelectual infinita. Ahorita se subsume el intelecto. 5ª tesis: cambió el porcentaje de obreros manuales en relación con la clase obrera que desenvuelve trabajo intelectual: por ejemplo el laboratorio de científicos que trabaja para una corporación, no dejan de ser obreros aunque de distinta naturaleza que los anteriores obreros manuales. 6ª tesis: se ha producido una escisión de la clase obrera, ahora deslocalizada, y desapareció el anterior paradigma: los obreros no manuales, intelectuales, no se asumen como clase en sí, se asumen como “clase media”, por lo que el movimiento obrero tradicional tiende a desaparecer, es decir estamos ante una nueva condición de la clase obrera. 7ª tesis: esta reconfiguración de la clase obrera ha convertido en obsoleto al sindicato. Esto ha motivado la emergencia de otras formas de agrupamiento, la “multitud” y la “comunidad” como lugar de encuentro, hoy la clase es más joven e incluye mujeres. Por cierto que esto produce desencuentros con la clase obrera anterior, estas identidades fragmentadas, más individualistas, no logran estar en los viejos sindicatos . La inexperiencia de estos grupos diversos que fundamentan sus análisis en concepciónes idealistas, ajenas a la concreta materialidad, desconocen categorías novedosas como transición, gestión del poder, disputa de poder y omiten toda referencia a las relaciones de fuerza realmente existentes. Suplen la abnegada tarea del militante que sabe que la “revolución” se separa de sus deseos y de su vida biológica porque está fuera de la temporalidad individual, por un voluntarismo fanático y rudimentario, presocialista y anacrónico, enteramente funcional a las fuerzas restauradoras y reaccionarias, sin que importe si son remunerados por agencias imperiales o es su simple estolidez lo que las anima, basta con reconocer el rol que cumplen esas formaciones, un papel regresivo, confuso y propalador de descalificaciones, antes que de críticas fundadas y fraternas, por lo que es muy complejo tenerlos como “compañeros potenciales” de la larga lucha, donde muchos bajarán y otros subirán como ha pasado en todo el largo proceso emancipador de otros pueblos a lo largo de la historia. Es central escindir los anhelos personales, a menudo muy radicalizados, muy extremos, de la responsabilidad que tenemos cuando entendemos que de lo que se trata es auspiciar y lograr cada pequeño hecho que mejore la vida humana: si nuestro obrar logra salvar la vida de un chico que iba hoy a morir de hambre, ya habremos logrado bastante. La enorme revolución repentina y total y un poder resumido en un solo y pequeño lugar ha quedado atrás en lo que Gramsci definía como el Estado de Oriente. Ahora la lucha confronta a poderes distintos y dispersos, aunque también altamente concentrados y de una enorme energía regresiva y conservadora, tanto ideológica como económica, social y cultural. Aquí la captación es central y, agotado el programa de derecha explícito, valerse de consignas de “izquierda” para luego restaurar es una evidente maniobra de gatopardismo en ciernes cuyas expresiones también están dentro del marco de la veda política lo que nos impide poner nombre y apellido, basta con sus grandes alineaciones. La disputa de grandes centros de poder como la cúpula vaticana y sus órganos que operan sobre las masas para neutralizar su potencial transformador es una expresión que ya tiene sus singularidades sindicales y partidarias en nuestro entramado político. Las luchas ecológicas, más allá de sus legítimos principios, es una de las formas de erosionar el poder democrático de los Proyectos de la región a los fines de fragmentar las voluntades populares para volver a restaurar. Esas “protoizquierdas” son pequeños destacamentos restauradores que no encuentran mayor repulsa de los sectores conservadores porque saben estos que ellos no son sus enemigos actuales, lo son los proyectos nacionales, democráticos y populares de amplio consenso de masas, que congregan mayorías crecientes y voluntades cada vez más concientes. 4. EN AMBOS EXTREMOS, ¿QUÉ HABRÁ FUERA DE LO ESTRICTAMENTE POLÍTICO Y, EN SU CASO, A QUÉ SABERES HABRÍA QUE APELAR PARA COMPRENDER CÓMO LAS PERSONAS DIVORCIAN SUS PADECIMIENTOS, SUS ASPIRACIONES, SU PERTENENCIA DE CLASE EN SÍ, SU MATERIALIDAD CONCRETA, DE SU IDEOLOGÍA, DE SUS PRINCIPIOS Y CONVICCIONES POLÍTICAS? Si todo habitante del mundo se alineara en general con proyectos emancipatorios en consonancia estricta con su situación material, con su pertenencia de clase, no habría debate, por lo menos este debate, sino que habría revolución social consumada y debates en todo caso sobre su contenido y urgencias. Pero el gran triunfo de las clases dominantes, del capitalismo, del sentido común imperante, es alienar y coptar a amplias mayorías para sus proyectos conservadores, restauradores donde hubo cambios y de asimilación a un paradigma pétreo, “inmodificable” que el Imperialismo y sus clases socias en los países dependientes han llegado a caracterizar de “naturales”. Un ex presidente de la época neoliberal (no se puede nombrar ni tocándose el izquierdo) ha dicho con sentido categorético “Siempre habrá pobres”, casi como profecía bíblica, a lo que nosotros responderíamos “mientras haya un solo pobre en el mundo, una sola víctima de injusticia social, seguiremos luchando”. La arquitectura de la captación es compleja. Los miedos a la “inseguridad”, las comodidades del tiempo nuevo, las ilimitadas formas del consumo que tientan todos los sentidos a los que se llega sólo si se acopia patrimonio. Y para hacerlo hay que alienarse con las formas de vida, gastando toda la energía en el trabajo, dedicando el resto al descanso o a los placeres de la vida, las cosas sustituyendo la formación, el estudio desplazado por los aparatos, lo supuestamente nuevo desplazando a lo supuestamente viejo. En otras palabras, la película es siempre la misma, lo que han cambiado son sus versiones. Las encandilantes luces de las marquesinas en Berlín Occidental deslumbrando a los “pobres” habitantes de Berlín Oriental, lo más alto del capitalismo tentando a los hombres y mujeres del frágil y limitado socialismo real alemán de los 60. Hoy, en un mundo unipolar la labor es más intersticial y hay menos épica capitalista, es el bombardeo constante de ofertas de todo tipo, el cansancio de la exigente jornada productiva, la hiper especialización que impide ver el todo en su conjunto. Mientras avanza la política en esta región del mundo, como vehículo rico para transformar, por una parte, las tensiones generadas por las derechas al intentar pervivir en la NO POLÍTICA, por otra parte, se expresa en que amplias mayorías se vuelcan por un fervor consumista y adoptan un discurso de lo fragmentario y de lo ultra individual: “el individuo perdido en medio del mundo globalizado, ya no es más persona, ya no es sujeto” diría Miguel Benasayag. Por tanto, podemos afirmar que sigue siendo un territorio complejo para transformar al individuo en sujeto histórico autónomo, con inclinación al compromiso social. Creemos que, de esta afirmación, devienen preguntas múltiples, porque constituye su superación, la madre de todas las batallas: una respuesta unívoca sería un acto de irresponsabilidad y de inmodestia poco operativa. Creemos que ir desarmando los miedos y las incomodidades que suponen un módico renunciamiento en pos de la Patria, en pos de El OTRO, hacer de las diversas formas de militancia algo atractivo, plural, divertido, fraterno, una verdadera disputa contra las Iglesias electrónicas donde acuden los desesperados, un lugar de alegría a medida que se corre el velo de la inconciencia con el otro y para el otro, puede ser una de las motivaciones de este camino interminable que nos ha dado la vida y que nos verá morir, simplemente cediendo la posta a más de uno para multiplicar los fuertes lazos que impidan esta captación como forma mayor de la corrupción, de la prebenda, de la inmoralidad. Conclusiones. Más allá de los esfuerzos y del trabajo profundo en los entramados sociales, por mucho tiempo van a persistir nichos extremadamente reaccionarios insusceptibles de ser penetrados, intensamente violentos, con aspiraciones de implementar metodologías fascistas, sea con proyecto fascista o liberal, pero por sobre todo agentes racistas, dotados de odios diversos al diferente, al “otro”, al pobre, al excluido, primitivos en sus estructuras de pensamiento, en general lúmpenes y mano de obra disponible para colaborar con lo más peligroso de la sociedad con desprecio a los valores democráticos, de inclusión, de promoción cultural y de valores humanísticos. Para estos personajes sólo cabe la imposición de la contra hegemonía, sea de la legalidad nueva, sea de las formas de contención y prevención social que, en cada momento y lugar de la historia, escogerán democráticamente la organicidad más avanzada del proceso de transformación social. No hay que intentar convencer a esos núcleos duros. Es de aplicación la afirmación del General Perón: “He visto malas personas volverse buenas, pero jamás he visto un bruto volverse inteligente”. La ironía sobre ciertas muletillas ayudan: cuando hablan de inmoralidad decirles que estamos dispuestos a escucharlos cuando ellos también abandonen la inmoralidad; entretanto escuchamos interpelaciones a favor de la moral de los que fueron ejemplo en la historia: Bolívar, Mariano Moreno, San Martín, Tupac Amaru, Juana Azurduy, el Ché, Sandino, Eva Duarte, Santucho, Fidel Castro, Ho Chi Min, Tosco y algunos pocos más. Entre tanto, la lucha por la justicia social, por una sociedad definitivamente justa se lleva adelante con lo que tenemos, barro, heces y sangre. Estas líneas son simples provocaciones al debate y nada de lo aquí dicho es una verdad ni siquiera provisoria, debe ser motivo de debate y de búsqueda de verdades superadoras. Son disparadores para que pensemos y encaremos tareas diversas, entendamos el profundo por qué de esas actividades y valoremos sus resultados. También debemos elevar nuestra moral colectiva e individual como, por ejemplo, para que entre las propias filas no se formen ámbitos de prevalencia injusta. BUENOS AIRES, 9 DE AGOSTO DE 2013 RAS.
Posted on: Sat, 10 Aug 2013 18:09:03 +0000

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