**ENCUENTRO ACCIDENTAL** Capítulo 17 – Verdades Claire - TopicsExpress



          

**ENCUENTRO ACCIDENTAL** Capítulo 17 – Verdades Claire sintió algo como una sensación de angustia repentina mientras su novia le besaba. Sintió sus besos como si estuvieran desesperados, como si algo hubiera empezado a molestarle, a angustiarle. -Leila… - susurró al oído mientras pasaba su lengua por allí y le hacía estremecer – nunca olvides que te amo -Gracias – respondió ella, débil y casi inaudiblemente. -Eres lo mejor que me ha pasado… - seguía acariciándole con cariño más que pasión, más que todo para calmarle. -Gracias – de nuevo con ese tono débil y bajito mientras se acomodaba entre sus piernas abiertas, se aferraba a ella y comenzaba a moverse; pero ocultaba su rostro entre su cuello y su hombro. -Nunca… - continuaba Claire entre gemido y respiración entrecortada, cruzando las piernas alrededor de las caderas de su compañera – nunca… me… dejes… -… -Te necesito… - Leila aumentó el ritmo y Claire comenzó a gemir más fuerte al haber llegado al clímax rápidamente. -Gracias – volvía a murmurar la chica de ojos grises; pero soltó un fuerte gemido levantando la cabeza cuando llegó al orgasmo, escuchando cómo la otra había llegado a él desde antes. -Leila! – gemía – te amo tanto! -Gracias – volvía a decir con un tono extraño, Claire sintió una gota extraña caer sobre su pecho, abrió los ojos como pudo pues los choques eléctricos que sentía no le dejaban. Pero su corazón se le hizo trizas al ver que aquella gota solitaria, era una lágrima que había salido de los ojos de su novia. -Leila – le dijo entrecortadamente mientras la acercaba a sí para abrazarle y besarle – nunca te voy a dejar, ¿me oíste? Nunca… -Te amo Claire... – comenzó a bajar el ritmo mientras apenas respiraba. -Por favor… - pidió la castaña con la vista borrosa – no pares… -No lo haré – de nuevo aumentó el ritmo y de nuevo Claire sintió esa sensación llena de placer que le hizo gemir aún más que el primer momento y ella también se movía al ritmo de su novia. Poco a poco fueron deteniéndose y cuando todo terminó Leila se tiró a un costado aun respirando con dificultad. -Eso fue genial… - suspiró Claire mientras apenas normalizaba su inhalación y exhalación, se dio la vuelta para abrazar a su novia; pero ella jaló los cobertores, se tapó y se dio la vuelta, Claire frunció el ceño, confundida - ¿Leila? ¿Qué sucede? – Ella no respondió – Hey… no me hagas esto, acabamos de pasar un momento maravilloso y mira cómo estás… ¿por qué estás así? -No es nada… -¿Nada? Amor estabas llorando… - se preocupó Claire - ¿hay algo que te moleste? ¿Hay algo que quieras decirme? -Que te amo… -Pero… - comenzó a acercarse para poder abrazarle. -No te acerques – ordenó Leila sin voltear y como si fuera una niña pequeña. -¿Por qué? -No… - dudó un momento pero respondió – no quiero que me veas llorar… no quiero que me veas así tan débil… -Leila… ya lo hice muchas veces y no me molesta en lo más mínimo… - dijo comprensivamente. -Pero tú siempre me proteges, siempre me ves débil… - giró la vista y le miró de reojo – cuando debería ser yo la que te protege a ti -Ay Leila… son tonterías sabes… - le abrazó y en el abrazo entrelazó una de sus manos con una de las de su chica – lo que tenemos nosotras no es protección de una a otra… es protección mutua, cuando estés débil yo te protegeré y cuando yo esté débil tú me protegerás como ya lo hiciste muchas veces -Gracias amor… -Pero, ¿estabas llorando por eso? -No… es que no quiero perderte… y sufrí tanto por esto que… a veces me parece que fuera sólo un sueño – explicó Leila – y me angustia… -A mí también me parece un sueño – sonrió Claire – pero me doy cuenta que es real y que nunca más nos vamos a separar, ¿me entendiste? Leila volteó un poco y Claire le besó con cariño. Mientras Leila moría de ganas por decirle que ya le conocía. Entre beso y beso, sus ojos se les fueron cerrando, los párpados ya no aguantaron y cayeron en un profundo sueño mientras yacían abrazadas, como siempre habían soñado. Amaneció otra vez y el sol entraba por una de las ventanas y casi tocaba el rostro de Leila; pero sí el de Claire pues estaba a un costado un poco más arriba. Abrió los ojos poco a poco y bostezó, sintió que abrazaba algo y se fijó que era su hermosa chica de ojos grises, sonrió y le dio un beso tierno en la cabeza. Leila ronroneó entre sueños y se movió un poco. Claire rió y pasó unos cuántos minutos disfrutando del abrazo y observando la lenta respiración de Leila. Luego se separó de ella cuidadosamente y se levantó tapándose con una sábana. Caminó hacia Leila, se puso de cuclillas y le habló en voz baja. -Hey… Leila! – le decía en un susurro. -Mmm? – respondía ella en un gruñido, entreabriendo los ojos pero cerrándolos de nuevo. -Quiero bañarme pero… dónde está mi ropa? -En la última puerta del ropero – ronroneó – ve al baño… y encontrarás una bata… póntela para caminar con… Zzzz… Claire se levantó y fue al baño, encontró la bata que le dijo Leila, botó la sábana a un lado, encendió la calentita ducha y entró a la gigantesca bañera. Minutos después Leila entró entró al baño caminando como zombie, le miró y abrió los ojos un poco más. -Qué sensual te ves… - volvió a cerrarlos y entró junto con ella sin pedir permiso siquiera - ¿interesante este procedimiento no crees? Se lavaron tranquilamente sin llegar a más pues siendo ya de día cualquier persona podría entrar por los ruidos que ocasionarían. Salieron del baño al mismo tiempo y comenzaron a cambiarse. Leila, ya lúcida, se cambió muy rápido, se secó el cabello, se vistió y salió diciendo que iría a la cocina a pedir el desayuno y luego saludar a sus padres. Dejó a Claire utilizando la secadora. Cuando ya hubo acabado, salió y se encontró con el gigantesco armario de Leila, en la última puerta encontró sus pertenencias. Se puso una playera color crema y un jean de esos normales color azul, a continuación unos zapatos deportivos azules. Se vestía de esa manera muy casual porque había visto a su chica vestirse de esa manera: una playera de capucha color verde, unos pescadores color crema y unos tennis del mismo color. Leila le había dicho que si necesitaba algún perfume o algo así fuera a su cómoda y sacara el que quisiera con toda confianza; pero Claire no necesitaba de nada, así que simplemente no la revisó y se sentó en la cama a esperar un momento; pero el tiempo pasaba y Leila no volvía entonces la castaña sintió una cierta curiosidad, pues quería saber qué perfume usaba su novia para despedir ese aroma que la volvía loca. Se levantó y abrió la puerta, se encontró con un espejo al otro lado de ésta y una especie de plataforma alta donde yacían los perfumes de Leila. Comenzó a sacar uno por uno para olerlos; pero ninguno coincidía con la fragancia que ella ya conocía tan bien. Había varios; pero ninguno era el acertado, hasta que vio en el fondo, detrás de una hermosa alcancía cúbica grande de cristal, un perfume con un envase que parecía de los más costosos y de colección. Estiró la mano y lo cogió con algo de dificultad; pero se atascó y al intentar sacarlo por la fuerza, empujó la alcancía de cristal, la cual cayó irremediablemente al suelo y se partió en trizas. Pasó tan rápido que Claire apenas alcanzó a reaccionar, lo único que alcanzó después fue a que se le detuviera el corazón y decir: “rayos!… que idiota” -Ay no!!! – se lamentó mientras se agachaba; pero encontró ciertos papelitos en ella, la cual no tenía monedas, sino estos papelitos doblados en cuatro regados por todas partes. Le dio mucha curiosidad y recogió los pedazos del cristal haciéndose una que otra cortadura. Alzó los papelitos y los observó. “Qué extraño” pensó mientras abría el primero y observaba que era la letra de Leila. 15 de febrero de 2006 Hola, soy yo de nuevo… pero no me siento bien, estoy triste… muy triste, Claire me dijo hace una semana y media que le gustaba y que me amaba… quiero responderle pero no puedo, ella no está y quería decirle todo lo que siento… te dije que estaba confundida; pero ya no lo estoy y sé que la quiero de verdad!!! La quiero tanto que daría mi vida por ella!! Pero ella no entra siquiera a ver su maldito correo!!!!!!!!!!!!!!!! Dejo la computadora encendida todo el día y ella ni siquiera se asoma!! Me estoy desesperando me da la impresión que se burló de mí!!! Sí!! Eso debe ser!! Seguro se burló de mí para dejarme súper enamorada y me jugó una mala pasada declarándose así!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Pero… sería lo peor que sólo fuera un juego… y ahora que la quiero más que a mi misma… ¿Cuando entrará? Ahora cuando más la necesito… Claire terminó de leer y sintió como si un peso se retirara de su corazón… había encontrado la confesión de Leila en uno de esos papelillos extraños que al parecer escribía cuando aún vivía en esa casa, sentía como si su corazón estuviera fruncido y un nudo se hubiera hecho en su garganta, miró de nuevo el papelito y se dio cuenta que temblaba… porque sus manos temblaban. Sin embargo, en aquella hoja decía la respuesta a lo que siempre se preguntó: “Es un juego??? ¿Lo tomará en serio?”; pero aún así no respondía a su nueva incógnita “se acordará???” A pesar de ello, sintió una emoción indescriptible, le alegró tanto pero a la vez estaba tan nerviosa que le parecía que en cualquier momento no aguantaría más y le daría un infarto. Mientras se daba cuenta que esa narración se refería al tiempo en que se había muerto de miedo después de habérsele declarado. Habiendo encontrado esto, miró otro de los papelitos, sabiendo que podría hallar alguna otra respuesta importante. Cogió otro. 2 de marzo de 2005 Estoy muy triste, no sé qué hacer… en la escuela unos chicos me robaron mi cuaderno de matemáticas que tenía que presentar y no lo presenté porque no lo tenía… no sé quiénes fueron y ya sabes… todo el mundo me odia… todo el mundo se rió de mí cuando lo comenté al profesor… no soy soplona por eso no le dije a nadie que me lo habían robado… odio estar así, odio mi colegio y cuando llego a mi casa nadie me escucha… todo es el club campestre y los negocios… creo que odio a todo el mundo… lo odio lo odio lo odio lo odio… (muchos “lo odio” después) Se me olvidaba, me empujaron a una zanja de barro horrible y llenaron mi mochila de eso… me la quitaron mientras me quería parar para poder escapar… no los golpeo porque no quiero hacerme problemas con nadie… pero ahora mi uniforme está sucio y voy a tener que rehacer mis cuadernos… mejor me pongo con eso para no perder más tiempo… Claire arqueó las cejas con tristeza. Otro papel… 9 de abril de 2006 Estoy enojada!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Esto es de lo peor!!!!!!!!!!!!!! Intenté fugarme para ir a Alemania a buscar a Claire (la castaña sintió un retorcijón en el estómago) le ordené a Frank que me llevara a Alemania en nuestro maldito avión privado!!!!!!!!!! Estábamos ya de camino a eso de las cinco de la tarde cuando recibimos una dichosa de llamada de “Transporte aéreo” y mis padres… ni te imaginas cómo tuve que convencerlos para que no despidieran ni a Frank ni a Figan; pero lo peor fue que tuvimos que regresar!!! Y yo que estaba tan emocionada!!! Quería ver a Claire!! En verdad necesito verla!! Claire rió; pero sintió como si una angustia reciente le estuviera acosando: Leila nunca le había contado sobre ello y le sorprendía, pensó por un momento qué hubiera pasado si en verdad la muchacha hubiera logrado llegar a Alemania. 15 de mayo de 2006 Hoy pude grabar finalmente la obra en piano para que la escuche Claire, se la mandé y ella dice que le gustó mucho, bueno supongo que las clases de piano sí dieron resultados, Claire quedó encantada con la canción de Beethoven que le mandé, Claro de Luna… Claire no recordaba claramente aquél suceso; pero continuó viendo más de aquellos papelitos. Miró un papel doblado en forma de cuadrado más grande que los demás papeles, lo alzó y lo abrió con cuidado. Cuando terminó de extenderlo cayó una foto de 8x7 centímetros, la cogió, la desdobló… su corazón dio un vuelco. Era la foto de ella misma de catorce años, era la foto que le había intentado mandar a Leila; pero no pudo; sin embargo, extrañamente había llegado a sus manos con la carta incompleta que había escrito. Observó la foto… entonces Leila todavía la conservaba sin saberlo, sin acordarse, sin nada… solamente había estado ahí en esa caja de cristal. Sostuvo el papel junto a la foto y reconoció su propia letra. Después de todos los datos postales, venía lo siguiente. Leila, Primero, quiero disculparme por la letra que te pueda resultar difícil de leer, es que en sí es fea y no sé cómo mejorarla, en serio quisiera… -Amor ya podemos bajar a desayunar! – exclamaba Leila mientras entraba a la habitación con una sonrisa. Claire se echó rápidamente sobre los papelitos para ocultarlos. -¿Eh? ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien? – se preocupó su chica acercándose. -No es nada!! – disimuló Claire mientras con las manos en la espalda, guardaba en el bolsillo la foto y los pocos papelitos que encontró en la caja de cristal. Luego se levantó. -Qué raro… -¿Y por qué no mandas a tus sirvientes a avisar? -Porque ya tienen suficiente con mis padres y además, me gusta hacer las cosas por mí misma – explicó la de ojos grises. -Oh – se acercó a la muchacha y le besó, pues después de los papelitos sentía como si la amara más que nunca en toda su corta vida. -Hey, ¿y por qué fue eso? – preguntó sonrosada Leila cuando se separaron. -Es que te amo tanto… - Leila rió – me alegra haberte encontrado… Cuando bajaron a la sala Claire divisó el piano de cola que había allí y recordó el papelito del 15 de mayo de 2006 que había leído. -Oye Leila… - le llamó - ¿sabes tocar piano? -Eh? – La chica volteó y le miró sonriendo – pues llevaba algunas clases; pero no sé si lo recuerde jeje… hace tres años que no lo toco - sonrió apenada – pero podemos intentarlo después si quieres… -Bien – asintió Claire. Desayunaron tranquilamente, los papás de Leila no estaban, pues fueron a la ciudad a arreglar los negocios pendientes de la fábrica de la que eran dueños. La mesa era larga; pero era demasiado grande para ellas dos solas; sin embargo Leila no decía nada, pues estaba acostumbrada, mientras que a Claire le incomodaba de alguna forma – amor… - le llamó, la otra le miró sonriente – oye… ¿esto siempre está tan solitario? -Pues sí – asintió la chica encogiéndose de hombros – la verdad sí, cuando estaba en la escuela desayunaba sola, almorzaba sola y cenaba sola siempre – rió Leila – siempre es así… -Leila… ¿qué fecha es hoy? – preguntó Claire, entristecida; pero recuperando sus ánimos. -Pues… - la chica de ojos grises se quedó perpleja y miró hacia el frente con los ojos bien abiertos, mientras veía a su chica levantarse de la silla animadamente y corriendo a abrazarle. -Feliz cumpleaños Leila!!! – le gritó estrujándole torpemente entre sus brazos – felices 21 años!!! -Hey Claire jaja – rió la chica – gracias…!! – era la primera vez que pasaría un cumpleaños sin sentirse sola… sus ojos se pusieron vidriosos de la emoción. -Qué sucede Leila? – preguntó Claire sentándose sobre ella con las piernas a ambos costados. -Wow – se estremeció la chica de ojos grises ante esta acción – nada es solo… es la primera vez que pasaré mi cumpleaños... con alguien tan especial como tú… -Eso te pone triste amor? – llamó su atención su chica de ojos verdes dándole besos tiernos y cortos en los labios – deberías estar feliz – continuó con los besos, haciendo sonrojar a Leila. -Siii… - sonrió – tienes razón Claire – musitó abrazándole fuerte y atrayéndole más a sí mientras se daban un beso largo y más profundo. Leila abrió los ojos de par en par por la sorpresa cuando sintió cómo Claire, allí sentada sobre ella como estaba, con ropa y todo, comenzó a moverse contra ella, juntando y apretando más sus entrepiernas – hey… - llamó su atención la chica de ojos grises comenzando a sentir estremecimientos – Claire… qué… haces… -Te doy tu regalo – le dijo en un susurro al oído mientras introducía su lengua en él. -Hey… ahh… - la otra no pudo resistirse, entonces sus manos cobraron vida y se dirigieron debajo de la ropa de Claire para tener contacto directo con la piel de su espalda... -Señorita Leila ya podemos recoger las…? – una de las sirvientas yacía saliendo por la puerta de la cocina. Leila y Claire apenas se separaron y ésta última casi se cae al levantarse de las piernas de su chica – eh! Perdóneme señorita Leila!!! – decía la mujer, casi huyendo de vuelta a la cocina. -Eh… ya puedes recoger los platos! – llamó la chica, avergonzada, intentando sonar normal mientras Claire, a pesar de que había interrumpido el momento, se moría de ganas por soltarse en carcajadas. Luego Leila le dio indicaciones a Figan para que nadie les molestase mientras estuvieran en la sala con el piano. Rieron mucho mientras la chica de ojos grises intentaba recordar una de las obras que había aprendido. Finalmente apenas, en casi una hora recuperó algo de su soltura para tocar el piano. -Bien… ¿qué obra quieres que toque? – preguntó Leila animada, volteando la vista hacia Claire, quien estaba sentada a su lado. -Una vez, cuando era joven, escuché una obra tocada en piano – respondió la chica, pensando para recordar el título de la obra que decía en el papelito escrito que encontró en el cuarto de Leila – de Beethoven… Claro de Luna… -Oh! – Sonrió la chica de ojos grises – solía tocar bien esa canción… intentaré… Falló en los tres primeros intentos al inicio de la obra… sin embargo, en un cuarto intento, sus dedos recordaron por dónde moverse para tocar. Se oía la triste melodía, mientras Claire, en cada compás que iba pasando recordaba poco a poco, las sensaciones, los sentimientos de aquella vez en que Leila le había mandado esa grabación donde tocaba la obra para ella… Se apoyó en su hombro mientras recordó que había grabado esa canción en un disco para poder oírla en su discman cada vez que quería tapar los sonidos de su padre golpeando a su madre, para sólo pensar en Leila… sintió molestas lágrimas aventurarse por su rostro… La chica de ojos grises seguía allí tocando, sin darse cuenta de las lágrimas de Claire; mientras una sensación de que esto ya lo había vivido, se hizo presente en su ser… ella misma, tocando la misma obra para Claire… hace tantos años… Se quedó perpleja y se equivocó en las notas del siguiente compás y simplemente dejó caer sus manos, ocasionando un fuerte sonido. Volteó y miró a Claire, observó sus lágrimas, ella levantó la vista de su hombro y le miró directamente a los ojos… Me encantó tu grabación Leila!! Quiero oír más obras tocadas por ti! En serio?? Gracias!! Practicaré más para poder enviarte más obras! Me encanta cómo tocas el piano… -Me encanta cómo tocas el piano – murmuró Claire. Leila le miró, el silencio era tan profundo que ensordecía los oídos. Mientras las miradas seguían escudriñándose entre sí, intentando entrar más allá… -Claire… en verdad… te amaba… - murmuró Leila… - y… -Leila buenos días!! Buenos días Claire – entraba la señora madre de Leila, detrás de ella iba el señor padre hablando por celular. -Ah! – dio un respingo la chica de ojos grises, volteando para mirar a sus padres – hola… le mostraba el piano a Claire… -Bien – la mujer pasó rápidamente por la sala – deberías llevarla a nuestro establo de caballos también – guiñó el ojo entrando al comedor. Cuatro días después ya se disponían a salir de casa de Leila. Sus padres insistían en que volviera en helicóptero; pero no era posible pues nadie sabría qué pasaría con su dichoso auto después. Ninguna de las dos volvió a mencionar aquello que había pasado; pero por alguna razón se llevaban mejor, eran más cariñosas entre sí, se trataban y hablaban con mucha más confianza. En el camino de vuelta, yacían charlando y charlando sobre muchas cosas, riendo, se entendían muy bien y nunca se les acababa los temas de conversación. Ya eran las 12:00 AM y por fin entraban por la ciudad a menor velocidad, por los caminos alejados y algunos barrios bajos de los alrededores. -Leila… detente… - de repente oyó la voz de Claire, era una voz fría y casi mecánica. -Eh? – se extrañó Leila - ¿qué sucede? -TE DIGO QUE TE DETENGAS!! – le gritó su chica mientras abría la puerta del auto. Leila, asustada y confundida, frenó bruscamente haciendo rechinar las llantas en el cemento. -Qué pasa Claire? – le preguntó confundida mientras bajaba del auto detrás de ella, quien ya corría por una de las calles que ya habían pasado. Esa zona era peligrosa, era sencillo toparse con algún conductor ebrio – rayos Claire qué pasa???! – llamó Leila corriendo detrás de ella; pero poco a poco reconocía dónde estaban… - no me digas que… - murmuró para sí. Mientras observaba a la madre de Claire… saliendo de aquél bar de mala muerte en el que trabajaba en las noches, con un tipo ebrio y pervertido que le llevaría a un motel – no, no… rayos!! – resopló mientras corría más rápido para alcanzar a Claire, quien ya había llegado donde su madre. -Mamá!!! – le gritó más que enfurecida - ¡¿Qué haces en un lugar como este?!! Con un hombre como ese… tú… me dijiste que trabajabas… - Claire intentaba sonar segura; pero la confusión le inundaba por completo. Leila prefirió quedarse a observar desde unos cinco pasos más atrás. -Hija… - la mujer se quedó helada como si hubiera visto un fantasma. -¿Qué es este lugar? ¿Por qué estás con ese hombre? – le preguntó observando bien la vestimenta de su madre, quien llevaba la clásica falda corta, los tacones altos, el maquillaje algo exagerado… -Hija… - la señora no sabía qué hacer, mientras el hombre ebrio que estaba a su lado comenzó a hablar. -Pss, es tu madre? – Preguntó con ese tono de voz arrastrado… - umm qué rica nenita… tú también eres prostituta? – Claire se quedó estática “Tú TAMBIÉN” mientras el hombre se acercaba a querer tocarle. -Oiga usted no la toque!!!! – gritó Leila corriendo contra el tipo y dándole un planchazo en el estómago, quitándole el aire y haciéndole caer de bruces al suelo, casi asfixiándose. La madre miró a Leila, con las cejas levantadas, mientras su expresión comenzaba a tornarse de odio y aborrecimiento total. -Tú… - murmuró con los dientes apretados – tú le dijiste… tú trajiste aquí a mi hija… te dije que ya no te acercaras a ella… TÚ…. -Eso no fue culpa de Leila!! – Le gritó Claire casi con lágrimas en los ojos – por qué haces esto? – la chica no tenía ni idea de cómo rayos reaccionar. -Claire, hija, no es lo que parece – dijo angustiada la mujer – hija debes entender… -Entender… - Claire se quedó estática. La madre volteó hacia Leila y ya comenzó a vociferar. -¡¿POR QUÉ TRAJISTE AQUÍ A MI HIJA?!! ERES DE LO PEOR!! ESTÚPIDA DESNATULIZADA!!! -Yo no la traje!! Ella la vio a usted saliendo de aquí!! – Contestó la chica ofendida. -No pienso permitir que le arruines más la vida a mi hija me oíste????! Esto es tu culpa niña idiota!!!!!! Te dije que no te acerques a ella!!! -Usted no va a venir a decirme a quién puedo acercarme y a quién no, me oyó!!! Y no es mi culpa!! Es usted la que no le dijo la verdad a Claire!!! – gritó Leila. -Leila - dijo Claire en tono neutral para que esta dejara de discutir con su madre. -Quién te crees para juzgarme maldita!! Voy a sacar una orden judicial para que te alejes!!!!! -Ah sí?! Ya veremos quién sale perdiendo! – Exclamó Leila – Yo soy Leila Emerson!!! -Leila - de nuevo Claire elevando un poco más la voz, aquella discusión le confundía más el cerebro que se había estancado en un shock ante aquello que estaba viendo… su novia discutiendo con su madre que estaba vestida de prostituta… -Niña riquilla idiota!!! No creas que con ese apellido de mala muerte… -Apellido de mala muerte???!! – gritó la chica de ojos grises – Mire quién habla! Usted es de clase baja!!! No tiene derecho a hablarle así alguien como yo!!! Su familia no está a mi altura!! Agradezca que me fijé en su hija!!!!!!!!!! -Ah entonces mi hija no está a tu altura!!! -Claro que no!! Cómo estarlo si es hija de alguien como usted!! Entiéndalo de una vez! Yo soy Emerson! Las otras gentes como usted y su familia, son pobretonas de la muchedumbre que sirven SÓLO para que alguien como yo!... se divierta – y era así como en menos de un segundo, el lado superficial y materialista heredado de sus padres, se hacía presente en Leila, que había salido de sus cabales. Claire exhaló rápidamente y se quedó callada, de repente sintió una rabia incontenible no sólo contra su madre… sino también contra Leila. -Así que eso es lo que piensas de mi? – le dijo casi sin habla - ¿Que no estoy a tu altura? -No – Leila se dio cuenta de sus palabras y rogó arrepentida – no quise decir eso. -Y que debo agradecer de que alguien de tu clase social se haya fijado en mí, una pobretona de mala muerte? -No… no quise decir eso… -Y que sólo sirvo para tu diversión? -¿Ves? Esta riquilla con complejo de princesita no vale la pena – comentó la madre, aumentando aún más leña al fuego. -Tú cállate no me hables!!! – Le gritó a su madre – no quiero hablar contigo ni con nadie!!! Son de lo peor!!! Me voy!!!!!!!!! – miró a ambas con odio y se fue corriendo sin poder creer lo que había oído de los labios de Leila y en lo que había estado trabajando su madre, entonces ese era el trabajo verdadero que había tenido desde que llegaron a ese país? Entonces era eso lo que Leila pensaba realmente sobre ella? -No… Claire! – se alarmó Leila queriendo de nuevo quitarse la boca y la lengua y pisotearlas para ya no decir más tonterías sin pensar, quiso correr detrás de ella; pero sintió una mano sosteniéndole el brazo con fuerza, arañándole en el camino – Aaaj!!! Suélteme!!! – le gritó desesperada a la mujer quien le sostenía. -Deja de molestar a mi hija!!! – le gritó, usando toda su fuerza para botarla contra la pared. -Aaajjj!! – se quejó Leila mientras su cabeza chocaba contra el vidrio del bar de mala muerte. -Eres una maldita!!! Nunca me agradaste!!! Le arruinaste la vida a mi hija y la trajiste aquí!! Todo es tu culpa!!! -Déjeme en paz! – gritó la chica reponiéndose y empujando a la mujer. Fue corriendo hacia su auto, no sabía por dónde se había ido Claire. Arrancó a toda velocidad para buscarle. Jadeaba, apenas podía respirar, no imaginaba cómo se sentía la chica de ojos verdes, ¿cómo pudo haberse dejado llevar por aquellas ínfulas de superioridad? Era una tonta, siempre hacía estupideces. -Rayos!!! Qué torpe!!!! – Se gritó Leila a sí misma golpeando el volante. Por fin encontró a Claire cuando dobló una esquina. Ella yacía caminando arrebatada, mientras iba a cruzar la calle. Leila aceleró para alcanzarle. Claire yacía cruzando la vacía calle, cuando oyó el acelerado motor de un coche yendo contra ella. Volteó y vio que las luces de aquel auto rojo le alumbraban, estaba demasiado cerca, apenas alcanzó a siquiera protegerse la cabeza con sus brazos. Se oyó el golpe horrible y ensordecedor del impacto de dos carros, Claire abrió los ojos asustada y con horror observó cómo Leila salía despedida por el vidrio ya destruido de la delantera de su coche, que había impactado con fuerza contra aquél que había estado por atropellarle, que se volcó con fuerza hacia un costado. El auto de Leila también se volcó. Claire corrió desesperada buscando dónde fue a caer Leila. La encontró botada boca abajo sobre el frío cemento de la calle, con ambos brazos flexionados a los costados y una de sus rodillas dobladas. -Leila! – le gritó – Leila… - se agachó – Leila… escúchame – le movió desesperada. -Claire… - oyó un débil murmullo – Perdón… -Shh – le calló la chica con lágrimas en los ojos – vas a estar bien… deja que llame una ambulancia… -Ya... - musitó Leila débilmente al borde de la inconsciencia - ahora sí pude protegerte...
Posted on: Wed, 13 Nov 2013 20:01:34 +0000

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