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ENTRE LINEAS, Descubriendo la Verdad 2 ORIGEN DE LOS JESUITAS Elena G. White En toda la cristiandad se veía amenazado el protestantismo por formidables enemigos. Pasados los primeros triunfos de la Reforma, Roma reunió nuevas fuerzas con la esperanza de acabar con ella. Entonces fue cuando nació la orden de los jesuitas, que iba a ser el más cruel, el menos escrupuloso y el más formidable de todos los campeones del papado. Libres de todo lazo terrenal y de todo interés humano, insensibles a la voz del afecto natural, sordos a los argumentos de la razón y a la voz de la conciencia, no reconocían los miembros más ley, ni más sujeción que las de su orden, y no tenían más preocupación que la de extender su poderío. Las Buenas Nuevas del Mesías habían capacitado a sus adherentes para arrostrar los peligros y soportar los padecimientos, sin desmayar por el frío, el hambre, el trabajo o la miseria, y para sostener con denuedo el estandarte de la verdad frente al potro, al calabozo y a la hoguera. Para combatir contra estas fuerzas, el jesuitismo inspiraba a sus adeptos un fanatismo tal, que los habilitaba para soportar peligros similares y oponer al poder de la verdad todas las armas del engaño. Para ellos ningún crimen era demasiado grande, ninguna mentira demasiado vil, ningún disfraz demasiado difícil de llevar. ENTRE LINEAS, Descubriendo la Verdad 3 Ligados por votos de pobreza y de humildad perpetuas, estudiaban el arte de adueñarse de la riqueza y del poder para consagrarlos a la destrucción del protestantismo y al restablecimiento de la supremacía papal. Al darse a conocer como miembros de la orden, se presentaban con cierto aire de santidad, visitando las cárceles, atendiendo a los enfermos y a los pobres, haciendo profesión de haber renunciado al mundo, y llevando el sagrado nombre de Jesús, de Aquel que anduvo haciendo bienes. Pero bajo esta fingida mansedumbre, ocultaban a menudo propósitos criminales y mortíferos. Era un principio fundamental de la orden, que el fin justifica los medios. Según dicho principio, la mentira, el robo, el perjurio y el asesinato, no sólo eran perdonables, sino dignos de ser recomendados, siempre que sirvieran a los intereses de la iglesia. Con muy diversos disfraces se introducían los jesuitas en los puestos del estado, elevándose hasta la categoría de consejeros de los reyes, y dirigiendo la política de las naciones. Se hacían criados para convertirse en espías de sus señores. Establecían colegios para los hijos de príncipes y nobles, y escuelas para los del pueblo; y los hijos de padres protestantes eran inducidos a observar los ritos romanistas. Toda la pompa exterior desplegada en el culto de la iglesia de Roma se aplicaba a confundir la mente y ofuscar y embaucar la imaginación, para que los hijos traicionaran aquella libertad por la cual sus padres habían trabajado y derramado su sangre. Los jesuitas se esparcieron rápidamente por toda Europa y doquiera iban lograban reavivar el papismo. Para otorgarles más poder, se expidió una bula que restablecía la Inquisición. No obstante el odio general que inspiraba, aun en los países católicos, el terrible tribunal fue restablecido por los gobernantes obedientes al papa; y muchas atrocidades demasiado terribles para cometerse a la luz del día, volvieron a perpetrarse en los secretos y obscuros calabozos. En muchos países, miles y miles de representantes de la flor y nata de la nación, de los más puros y nobles, de los más inteligentes y cultos, de los pastores más piadosos y abnegados, de los ciudadanos más patriotas e industriosos, de los más brillantes literatos, de los artistas de más talento y de los artesanos más expertos, fueron asesinados o se vieron obligados a huir a otras tierras. Estos eran los medios de que se valía Roma para apagar la luz de la Reforma, para privar de la Biblia a los hombres, y restaurar la ignorancia y la superstición de la Edad Media. Empero, debido a la bendición de Dios y al esfuerzo de aquellos nobles hombres que él había suscitado para suceder a Lutero, el ENTRE LINEAS, Descubriendo la Verdad 4 protestantismo no fue vencido. Esto no se debió al favor ni a las armas de los príncipes. Los países más pequeños, las naciones más humildes e insignificantes, fueron sus baluartes. La pequeña Ginebra, a la que rodeaban poderosos enemigos que tramaban su destrucción; Holanda en sus bancos de arena del Mar del Norte, que luchaba contra la tiranía de España, el más grande y el más opulento de los reinos de aquel tiempo; la glacial y estéril Suecia, ésas fueron las que ganaron victorias para la Reforma. (“La Gran Controversia” Cap 12) infonom.ar/task JURAMENTO DE LA ORDEN JESUITA Traducción del inglés al español por Jeffrey Mercado “Id pues, entonces, al mundo entero y tome posesión de todas las tierras en nombre del papa. El que no lo aceptara como el Vicario de Jesús y como su Vice-Regente en la tierra, sea maldito y exterminado.” Por el Profesor Arturo Noble [Lo que sigue es el texto del juramento extremo del Jesuita de inducción, según lo registrado en los diarios del 62do Congreso, 3ra sesión, del expediente del Congreso de Estados Unidos (Calendario de la Casa No. 397, Informe No. 1523, el 15 de febrero de 1913, págs. 3215- 3216), del que fue rasgado posteriormente. El juramento también es citado por Charles Didier en su libro La Roma Subterránea (Nueva York, 1843), traducido del original en francés. El Dr. Alberto Rivera, que se escapó de la orden Jesuita en 1967, confirma que la ceremonia de la inducción y el texto del juramento del Jesuita que él tomó eran idénticos a lo que hemos citado abajo.- A. N.] Cuando un Jesuita de menor rango debe ser elevado para comandar, lo conducen a la capilla del convento de la orden, donde hay solamente otros tres presentes, el principal o superior delante del altar. De ambos lados está parado un monje, uno que sostiene una bandera de amarillo y blanco, que son los colores papales, y el otro una bandera negra con una daga y cruz roja sobre un cráneo y huesos cruzados, con la palabra INRI, y debajo de ellos las palabras Iustum Necar Reges Impius. El significado de lo cual es: Es justo exterminar o aniquilar reyes impíos o heréticos, gobiernos, o gobernantes. Sobre el piso está una cruz roja en el cual el postulante o el candidato se arrodilla. El superior le da un crucifijo negro pequeño, que el recibe con su mano izquierda y ENTRE LINEAS, Descubriendo la Verdad 5 presiona sobre su corazón, y el superior al mismo tiempo le presenta una daga, que él agarra por la hoja y sostiene la punta contra su corazón, el superior todavía sujetándola por el mango, entonces se dirige así al postulante: (El superior habla:) Mi hijo, le han enseñado hasta ahora a actuar: entre los católicos romanos a ser un católico, y a ser un espía incluso entre sus propios hermanos; para no creer a ningún hombre. Entre los reformadores, ser un reformador; entre los Hugonotes, ser un Hugonote; entre los Calvinistas, ser un Calvinista; entre otros protestantes, generalmente ser un protestante; y obteniendo su confianza, intentar incluso predicar en sus púlpitos, y denunciar con toda la vehemencia de su naturaleza a nuestra religión santa y al papa; y hasta para descender tan bajo como para hacerte un judío entre judíos, de manera que usted pueda recopilar toda la información en beneficio de su orden como soldado fiel del papa. Le han enseñado a plantar insidiosamente la semilla de los celos y del odio entre las comunidades, provincias, los estados que estaban en paz, y a incitarlos a hechos de sangre, implicándolos en guerra unos con otros, y a crear revoluciones y guerras civiles en los países que eran independientes y prósperos, cultivando los artes, y las ciencias y gozando de las bendiciones de la paz; para tomar lados con los combatientes y para actuar secretamente con su hermano jesuita, que pudo ser contratado en el otro lado, pero opuesto abiertamente a él con lo cual usted pueda ser conectado, sólo para que la iglesia sea la beneficiada al final, en las condiciones fijadas en los tratados para la paz, ya que el fin justifica los medios. Le han enseñado su deber como espía, de recopilar toda la estadística, hechos e información en su poder de cada fuente; de congraciarse usted mismo en la confianza del círculo familiar de protestantes y heréticos de cada clase y carácter, así como el del comerciante, el banquero, el abogado, entre las escuelas y las universidades, en los parlamentos y legislaturas, y las judicaturas y los consejos del estado, y ser todas las cosas a todos los hombres, por el motivo del papa, de quien somos siervos hasta la muerte. Usted ha recibido todas sus instrucciones hasta ahora como principiante, neófito, y ha servido como el juramentado, el confesor y sacerdote, pero todavía no le han investido con todo lo que es necesario para comandar en el ejército de Loyola y en el servicio del papa. Usted debe servir el tiempo apropiado como el instrumento y el verdugo según lo dirigido por sus superiores; porque ninguno puede comandar aquí que no ha consagrado sus trabajos con la sangre del herético; porque “sin derramamiento de sangre ningún hombre puede
Posted on: Tue, 30 Jul 2013 14:25:32 +0000

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