Edad Moderna (siglos XVI-XVIII) A principios del siglo XVI, - TopicsExpress



          

Edad Moderna (siglos XVI-XVIII) A principios del siglo XVI, siendo Arzo­bispo don Alonso de Aragón, hijo del Rey Católico, la iglesia grande, adosada a la Santa Capilla, se transforma en estilo gó­tico y durará hasta finales del siglo XVII. Su aspecto exterior quedó plasmado en la Vista de la Ciudad de Zaragoza en 1646, hecha a petición del Príncipe Baltasar Carlos por Juan B. Martínez del Mazo con interven­ción también de su suegro Diego Veláz­quez. y la distribución interna de capillas de la iglesia mayor y del claustro de la Santa Capilla en el acta notarial de Juan Blasco de 2 de octubre de 1668, previa al derribo. Los monarcas españoles de la Casa de Austria continuarán la trayectoria de los Reyes de Aragón, otorgando licencia para recoger limosnas para el santuario incluso en los reinos de Valencia y Mallorca. Visi­taron todos, desde Carlos I a Carlos II, en sus estancias en Zaragoza el templo mariano, dejando ofrendas a Nuestra Señora, como los ángeles de plata de Felipe II do­nados en 1596, que todavía hacen guardia en el camarín. Fue también este Rey quien estableció una segunda capellanía real, que se unió a la del Rey Jaime II. Singular tes­timonio de fervor pilarista dieron los hijos de Felipe IV, Baltasar Carlos -que ofrendó 1.600 ducados para el enrejado de la Santa Capilla- y Juan José de Austria, cuyo co­razón, por voluntad propia, se enterró a los pies del Pilar. Se inicia con esta dinastía un epistolario familiar con el Cabildo del Santuario, encomendando a la intercesión de Santa María del Pilar las grandes empresas de la Monarquía. También los Papas, uno de los cuales, Adriano VI, visitó el templo en su etapa zaragozana camino de Roma, antes de su coronación, continuaron y aun acrecentaron su protección a la iglesia y a su cabildo, que obtuvo de Clemente VII en 1530 exención de la jurisdicción episcopal, lo que le supuso algún conflicto con los Ar­zobispos locales; y en el pleito con el Ca­bildo de la Seo sobre la catedralidad, las sentencias de la Rota Romana fueron siem­pre favorables al Pilar. El 10 de octubre de 1613 acuerda el municipio zaragozano guardar como festivo el 12 de octubre. El Milagro de Calanda, de 1640, cuya Relación en latín y las princi­pales lenguas occidentales circulan por toda Europa, hacen famosa la advocación de Nuestra Señora del Pilar en el mundo. El 27 de mayo de 1642 el municipio de Zaragoza proclama patrona de la ciudad a la Virgen del Pilar, patronazgo que en las Cortes de 1678 se extiende a todo el reino. La intervención de Carlos II obtiene del Papa Clemente X, el 11 de noviembre de 1676, la bula de unión de los dos cabildos en uno solo para ambas catedrales, concentrándose enseguida los esfuerzos en la nueva fábrica del templo, que significará la de­ molición de la iglesia gótica, poniéndose la primera piedra el 25 de julio de 1681, en­ viando el Rey Carlos II a su maestro de obras Francisco de Herrera que readaptó la traza de Felipe Sánchez, dando 4.200 pesos y aplicando a este fin las rentas de la En­ comienda de Alcañiz de la Orden de Cala­ trava. En el siglo XVIII, la nueva dinastía borbónica continúa en la misma línea de devo­ción pilarista de la precedente, con visitas personales al santuario y generosidad en sus ayudas al templo. Su primer monarca, Feli­pe V, contribuyó a ellas con limosna per­sonal de 200 doblones, confirmó la gracia de la Encomienda de Alcañiz y asignó dos beneficios de América para los procurado­res de limosnas para el Pilar en aquellas tierras. En el nuevo templo inconcluso se hizo traslación del Santísimo y de los restos de San Braulio al altar mayor el 11 de oc­ tubre de 1718. Y el 11 de agosto de 1723 el Papa Inocencio XIII satisfizo por fin el anti­guo deseo del municipio, las antiguas Cor­tes de Aragón, el Cabildo y los Reyes, al conceder oficio litúrgico propio de la Vir­gen del Pilar para el día 12 de octubre, que en 1739 Clemente XII extendió a todos los dominios del Rey Católico. Aun antes de terminar el grandioso templo concebido por Felipe Sánchez y Francisco de Herrera, realizado entonces sólo a medias, se pensó en transformar radicalmente la misma Santa Capilla, que quedaba ahora encerrada en las naves del nuevo templo. La nueva Santa Capilla se realizó entre 1754 y 1765 bajo la dirección de Ventura Rodríguez, enviado por Fernando VI, quien ofreció 12.000 pe­ sos, dando los Infantes 3.420; aunque la obra fue sufragada casi íntegramente por el Arzobispo Francisco Añoa.
Posted on: Sun, 30 Jun 2013 08:39:20 +0000

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