Editorial Lunes 02 de Septiembre Morder al descalzo La noticia parece curiosa e insólita, como para una sección de “Aunque usted no lo crea”. Sin embargo, es real: El Juzgado de Paz de Acajutla (Sonsonate) condenó a Leonel Antonio Miranda, de 36 años de edad, a purgar una pena de cinco años de cárcel por haber robado una vaca. La nota, publicada ayer en un diario matutino, detalla que el dueño de la vaca la dejó amarrada en un árbol y que cuando él regresó la res ya no estaba ahí. El propietario de la semoviente, entonces, dio aviso a la Policía y se realizó la búsqueda del animal, al cual encontraron momentos después en la casa del acusado, ubicada en la colonia Girasoles del cantón Metalío. El caso llama la atención por lo desproporcionado de la pena para un delito común, sobre todo tomando en cuenta que el objeto robado fue recuperado inmediatamente. Pero lo más llamativo es el contraste con la impunidad de robos mayores, especialmente los escandalosos actos de corrupción cometidos por los gobiernos de ARENA y la evasión tributaria de grandes empresarios que no entregan al fisco millones de dólares de impuestos. ¿Cómo es posible que el ladrón de una vaca sea condenado a cinco años de cárcel, mientras los que saquearon las arcas del Estado, robaron recursos públicos y entregaron el patrimonio nacional a empresas extranjeras, están libres de culpa? ¿Acaso no son ladrones mayores los que privatizaron la banca, los que se robaron el abono donado por Japón, los que le entregaron La Geo a ENEL, los que se robaron los dineros para construir el Hospital de Maternidad y el ahora Bulevar Monseñor Romero? ¿Por qué el ex presidente Francisco Flores y su pandilla de ex funcionarios corruptos ni siquiera han sido procesados por la Fiscalía, a pesar de haberlo solicitado la comisión legislativa que investigó la privatización encubierta de La Geo? ¿Por qué el ex presidente Antonio Saca no sólo no ha sido investigado, sino que ha regresado campante intentando volver a Casa Presidencial como si nada malo hizo? ¿Por qué el que roba una res es condenado sin piedad, mientras que de dos empresarios deshonestos que no pagaron 100 millones de impuestos y otros que se niegan a pagar 450 millones más ni siquiera se saben sus nombres? Algo está podrido en el sistema de justicia salvadoreño. Monseñor Óscar Arnulfo Romero lo señaló: la justicia es como la serpiente –dijo el arzobispo mártir hace más de 30 años– que sólo muerde al que anda descalzo. Y eso son todavía la Fiscalía y los tribunales que condenan a un ladrón de vaca, pero dejan impunes a los ex funcionarios corruptos y a los empresarios evasores de impuestos: serpientes que muerden sólo al descalzo.
Posted on: Mon, 02 Sep 2013 23:38:58 +0000
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