El Argentino (segunda parte) El valet parking se baja del Mustang rojo. Entrega las llaves y sonríe, pero no recibe nada a cambio. Ni se imagina con quien trata. Al Argentino no le gusta dar propinas. Está entrenado para eso. No siente el más mínimo remordimiento. Y lo único que quiere es subirse a esa nave que brilla delante suyo irresistiblemente. Lo primero que hace es acomodar los espejos. Chequea sus ojeras en el retrovisor y confirma que los dientes falsos que se puso sigan en su sitio. Después quiere poner primera, pero el auto sale marcha atrás y se lleva puesto el carrito de las valijas. El botones, que descarga un último bolso del baúl de un taxi, lo mira encarar la rampa de salida con un andar espástico. Como si el Mustang fuese un caballo que se rebela al jinete, conciente del maltrato que le espera. El argentino consigue alcanzar la calle y se mete a la avenida sin esperar su turno, provocando un par de frenadas y algún shit que se convierte en bocina. De a poco domina al bólido. Siente el poder del motor del auto. Le divierte que le digan carro al mejor coche que manejó en su vida. Se felicita por pasar del Duna al Mustang en tan solo 24hs. Aunque sólo sea temporal. Se lo merece. Al llegar al semaforo observa que los del carril derecho doblan a pesar de la luz roja. Que animales, se dice. Enciende la radio. Recorre las estaciones sin éxito, hasta que encuentra un tema de Aerosmith que reconoce. Crazy. Lo acompaña meneando la cabeza. Cuando llega el estribillo desafina sobre los coros. Aunque no se haya encontrado con El Ruso tiene pensado disfrutar su estadía. No sabe muy bien por dónde va manejando, pero puede parar a preguntar si hace falta. Aca todos hablan en español - se convence. Es cuestión de insistir. Le llama la atención la cantidad de negocios que hay sobre la vereda. No son demasiado grandes, pero son muchos. No tiene la mejor idea de lo que ofrecen la mayoría. Nail sculptur. Quiropractick. Dentistry. Hats & hats. Thai massage. Chinese restaurant. Tax services. Tabbaco. Ese sabe de qué va. Pero dejó de fumar hace tres meses. El médico le dijo que si no lo hacía podía tener serias complicaciones respiratorias. Chupala - pensó primero. Pero a la mañana siguiente sintió un dolor en el pecho que lo asustó de veras. En paralelo a él aparece una Rav4 manejada por una negra bien tetona, su plato favorito. Le sonríe a ver que pasa. No consigue respuesta. Negra de mierda - se fastidia. Quién te crees que sos, Withney Huston? La mujer arranca en cuanto el semáforo se lo permite. Decide seguirla. Darle una lección. Pero de repente algo pasa. El andar del Mustang se echa a perder de una manera extraña. Como si al pura sangre se le hubiese mancado una pata. Que carajo pasa! Un pitido se escucha cada vez más fuerte, y se enciende un luz roja en el tablero. El argentino desacelera. Se tira a un costado de la calle. El pavimento no puede ser mas liso. Se le podría pasar la lengua por encima sin encontrar imperfecciones. Sin embargo al bajar del coche confirma su peor sospecha. Pinchó una goma en el medio de Miami... (continuará)
Posted on: Thu, 07 Nov 2013 14:36:19 +0000
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