El Golpe de Estado a Juan Bosch en 1963 Autor: Dr. Víctor Manuel Peña El 25 de septiembre de 1963, fecha en que se le propinó el fatídico golpe de Estado al Presidente Constitucional Juan Bosch, constituye per se una página muy tenebrosa y lóbrega en la historia de la República Dominicana de la modernidad: ahí comenzó, hace 50 años, el largo y prolongado secuestro de la democracia dominicana. Con este funesto y trágico golpe de Estado, las fuerzas conservadoras del país, formadas a la sombra del dictador Trujillo, cercenaron y malograron el ensayo democrático que recién había comenzado el 27 de febrero de 1963, robándole así la democracia al pueblo dominicano. Nueva vez se impusieron las fuerzas conservadoras haciendo uso o prevaliéndose de un acto de fuerza que anuló la Constitución y las instituciones democráticas para legarnos un futuro incierto y teñido de densas tinieblas propias de la angustia y de la incertidumbre. Las utopías y los sueños de las fuerzas liberales del país, escritas con sangre por el pueblo dominicano en las interminables luchas contra la tiranía trujillista y que tuvieron la categoría de fuerza motivante e inspiradora de estas históricas luchas, pretendieron ser asesinadas por las fuerzas conservadoras del país con este azaroso golpe a la institucionalidad democrática y a la dignidad del pueblo dominicano. ¿Qué hizo el gobierno constitucional y democrático del Profesor Juan Bosch que provocó la ira de las fuerzas conservadoras y enemigas de la libertad, de la democracia y del progreso? Al instalarse el 27 de febrero como Presidente Constitucional lo primero que hizo el Profesor Juan Bosch fue convocar una asamblea revisora a los fines de legarle al pueblo dominicano una constitución totalmente democrática, basada en la justicia, la libertad y la igualdad, y que permitiera reorganizar los poderes públicos conforme al nuevo orden que había nacido de las elecciones más democráticas que se habían celebrado el 20 de diciembre de 1962. Este orden democrático tenía que ser la negación total del orden dictatorial y tiránico que había prevalecido en el país de 1930 a mayo de 1961. En una democracia, a diferencia de una dictadura o tiranía, los poderes públicos –todas las instituciones públicas- tienen que estar sometidos al imperio de la Constitución y de la ley y actuar siempre en función y defensa de los intereses del pueblo y de la nación. En esa Constitución quedaron consagrados, en el marco de los principios ya señalados-libertad, igualdad y justicia social-, los derechos humanos, tanto los civiles y políticos como los económicos y sociales. Resalta el hecho de que se estableciera con claridad meridiana la libertad sindical y el derecho de los trabajadores a la organización sindical libre. Asimismo se constitucionalizó el derecho a la propiedad privada, pero ahí mismo se estableció que la empresa privada debe cumplir una función social en la sociedad. Fueron prohibidos los latifundios en manos de particulares y el minifundio por ser antieconómico y antisocial. Se proclamó la ciencia como fundamento básico de la educación, base esencial de una educación laica. Se consignó también que todos los hijos son iguales ante la ley. Se estableció que los que se enriquecieran ilícitamente valiéndose de la corrupción no sólo debían guardar prisión, después de ser procesados judicialmente de conformidad con el debido proceso, sino que debían devolver al Estado los bienes robados. Pero las acciones del gobierno dan cuenta que no se trataba de meras intenciones, sino de realizaciones que decían claramente que el país estaba siendo sometido a grandes reformas económicas, sociales y políticas, anclaje y base necesaria para lograr la gestación del desarrollo económico, social, político e institucional de la nación y del pueblo. La ley que establecía un precio tope al azúcar exportado, la ley sobre plusvalía, la ley que reorganizaba el comercio exterior incluyendo la parte arancelaria, la anulación de contratos con empresas extranjeras que violaban flagrantemente la soberanía nacional, la construcción de un parque de zona franca, la proyectada construcción de las Villas de la Libertad, la también proyectada construcción de varias presas hidroeléctricas, etc., ponen de relieve que el gobierno de Juan Bosch estaba trabajando en firme para construir y levantar una nueva República Dominicana. El gobierno buscaba un cambio necesario no sólo en lo político, sino en lo económico, en lo social, en lo institucional y en lo moral, de manera que se trataba no sólo de un discurso, sino de una praxis viviente y fructificante con presencia en todos los suelos y en los cielos de la República, unidos entrañablemente el discurso y la praxis como hermanos siameses, siempre en defensa del interés nacional y de la soberanía, situación ésta que estaba totalmente garantizada porque en la Presidencia de la República había un hombre enteramente moral. Todos estos cambios constitucionales, económicos, sociales, institucionales y morales provocaron una encendida ira en la oligarquía local, la jerarquía de la Iglesia Católica y la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas; esta última siempre estuvo penetrada por el Pentágono a través de su misión diplomática en el país. Es más, el mismo Juan Bosch llegó a decir que el golpe de Estado no hubiese sido posible sin la participación de Estados Unidos, concretamente, sin la participación de sectores del Pentágono. Lo cierto es que todos estos sectores coaligados y bajo la égida inspiradora y directora del Pentágono- expresión militar del imperialismo estadounidense-, azuzando el cuco del comunismo en el contexto de la Guerra Fría, pasaron del discurso a la acción y transformaron su ira en acción política conspirativa y militante contra el orden constitucional y legal establecido a partir del 27 de febrero de 1963. Pero hecho el arribo a este punto tenemos que plantearnos de manera obligada las siguientes interrogantes: ¿A febrero de 1963 había creado ya la sociedad dominicana las fuerzas sociales que sirvieran de soporte social y que pudieran convivir y tolerar un régimen democrático de avanzada como el que encabezó el Profesor Juan Bosch? En caso de que hubieran existido estas fuerzas sociales, ¿estaban mental y fácticamente preparadas estas fuerzas para cohabitar con un régimen político de la naturaleza del enunciado? La respuesta inequívoca a la primera pregunta es que la sociedad dominicana no había creado esas fuerzas sociales en razón de que el capitalismo que se había establecido como régimen social dominante en plena era de Trujillo, en la década del 40, apenas tenía un decenio y algo (menos de dos decenios). Ocurre que en ese lapso todavía no se había producido en la sociedad dominicana el desarrollo del capitalismo, y resulta y viene a ser que la democracia representativa, o burguesa como también se le llama, es el régimen político propio del capitalismo, pero para que esa democracia funcione es necesario que el capitalismo haya alcanzado cierto nivel de desarrollo. Pero, además, esas fuerzas sociales que estaban en gestación no tenían el desarrollo mental ni fáctico para asimilar un régimen democrático de avanzada como el que encabezó el Profesor Juan Bosch a principios del decenio de los 60 del siglo XX. Otra cosa es que en el país no había una cultura democrática (estaba muy viva la cultura del autoritarismo trujillista) y el sistema de partidos estaba en ciernes. O sea que con ese gobierno tan progresista, tan democrático y tan avanzado, Juan Bosch se adelantó al tiempo histórico de la República. Esto quiere que las fuerzas sociales conservadoras que hegemonizaban la vida social y política del país eran y son las fuerzas sociales propias de una sociedad tradicional precapitalista: en el país lo que había era una oligarquía dominante, no una burguesía dominante. Esas fuerzas sociales, incluyendo las Fuerzas Armadas, del retroceso y del atraso, modelada su formación bajo la égida de Trujillo, no podían entender ni asimilar un régimen democrático, que, además, consideraban que lesionaba sus intereses con las medidas y acciones tomadas en los diferentes ámbitos, por lo que guiados por el Pentágono ideologizaron su discurso y su acción viendo en el gobierno de Juan Bosch un “régimen que conduciría al país al comunismo”. El Pentágono fue el que acuñó, azuzó e impulsó esta ideologización para “evitar, supuestamente, que en el país se estableciera otra Cuba”. El contexto de la Guerra Fría y el establecimiento de un régimen socialista en Cuba en 1961 fueron factores que utilizaron fuerzas del imperialismo del Norte para conspirar contra el gobierno del Profesor Juan Bosch, de manera que estos factores también actuaron en contra del gobierno constitucional y democrático de 1963. ¿Por qué la alta jerarquía de la Iglesia Católica se opuso y conspiró de manera visceral y obtusa contra el gobierno de Juan Bosch? Porque el gobierno de Juan Bosch le dio categoría constitucional a la educación laica y porque se negó rotundamente a darle categoría constitucional al concordato con la Iglesia Católica, entiéndase acuerdo entre el Estado dominicano y el Vaticano en la década del 50. Pero el iceberg o epicentro de la conspiración contra Juan Bosch estuvo en los organismos armados del Estado dominicano –siempre bajo el tutelaje del Pentágono-, los cuales estuvieron entregados a las faenas conspirativas desde la misma instalación del gobierno hasta la concreción del golpe de Estado el 25 de septiembre de 1963. O sea que teníamos unas Fuerzas Armadas que eran “deliberantes en los hechos”. Juan Bosch en sí constituyó una crítica y un desafío a la sociedad de ese tiempo, asumiendo esos retos en una perspectiva de transformación desde el mismo ejercicio del poder. Juan Bosch sólo duró siete meses como Presidente y su figura se agiganta en el firmamento de la historia con el paso de los días, de los meses y de los años. ¡Loor a este hombre inmenso y universal que se casó con la gloria y la eternidad siendo honesto, honrado e intransigente en la defensa de los intereses del pueblo y de la nación dominicana!
Posted on: Mon, 30 Sep 2013 21:32:01 +0000
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