El Usekar despertó y se dirigió al frente de su pequeña choza en la loma frente al mar, revisó el estado de las cosas del mundo que tenía a su cargo y contempló por largo rato el azul del mar Caribe, este era en realidad su único compañero, ya que su labor le imponía vivir en absoluta soledad y aislamiento. No era algo que tuviera opción de escoger, ser Usekar era algo que le imponía el sistema en el que vivía; su tío materno había sido Usekar y a él le tocaba continuar con dicha labor. Era dentro de la tribu el de mayor poder absoluto, pero este poder solo podía ejercerse como intermediario entre el mundo terrenal y el mundo misterioso de los Dioses y para ello, debía vivir solo y en aislamiento, en algún lugar donde ambos mundos se conectaban, en este caso, su lugar era este: la loma frente al mar con la mayor dolina de los alrededores. Fue al hogar y removió las cenizas para hallar pequeñas brazas aún encendidas, en pocos minutos estaba ardiendo el fuego y calentó en vasija de arcilla un poco de chocolate con chile, acompañó la bebida con pescado seco ahumado y yuca frita con grasa de Zaíno. Comió y bebió siempre viendo hacia el mar, algo estaba incomodándolo pero no lograba entender qué, pero sabía que lo que fuera estaba asociado con el mar…
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 16:22:12 +0000