El amigo de Larralde En una pequeña casa, ubicada en una de las - TopicsExpress



          

El amigo de Larralde En una pequeña casa, ubicada en una de las esquinas del pueblo, nos encontrábamos festejando la llegada de un nuevo y siempre bendito fin de semana. Pegada a la casa estaba el galpón de chapa que, con algunas luces, habíamos preparado para la ocasión. Un gran tablón de madera sobre dos improvisados caballetes, haría de mesa para el banquete. A solo metros de la entrada, sobre la parrilla y bajo el imponente cielo estrellado, ya estaba brillando un lechón que habíamos conseguido, también al resguardo de la noche, en la desoladísima madrugada de un día cualquiera. La fuerza de la juventud más una buena dosis de hielos hacían de algo casi venenoso una verdadera delicia y, sentados alrededor del fuego sobre rodajas de troncos, veíamos como, una a una, se vaciaban las damajuanas. Fogón más vino en jarra igual guitarra criolla. Afinado o desafinado todos colaborábamos en la supervivencia del folclore hasta que, hecha la digestión y corridos los tablones, llegaba el imponente equipo noventoso con su cumbia inevitable que hacía vibrar el chaperío hasta desprenderle las gotas que colgaban del rocío. En poblaciones tan pequeñas como las nuestras no hay lugar para discriminaciones, y en este tipo de reuniones, conviven pobres y ricos, paisanos y doctores. Hay varios jóvenes instruidos que se nutren con cultura y existen otros, como Rosendo, que son la cultura viva. - ¿Rosendo, vos lo conocés a Larralde? - Le preguntó el Juampi con su amabilidad habitual.- Tomá, ésta es una letra de Larralde- y le extendió una hoja bien dobladita que sacó de su bolsillo. Y Rosendo, hombre de campo, abrió el papel desconfiado, lo miró como de soslayo y sin siquiera leerlo, le contestó al tiempo que se lo devolvía. - Nah, tomá, esta no e´ la letra de él.
Posted on: Thu, 05 Sep 2013 12:39:47 +0000

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