El anciano terrible - TopicsExpress



          

El anciano terrible El dolor enseñar debiera al sabio la tristeza es la ciencia, y así aquellos que saben más son los que más lamentan la profunda y fatal verdad. Lord Byron Durmiendo a un costado de la línea férrea en la hora que la locomotora azul del hierro coquimbano atraviesa el sueño delirante y convulso del insolente anciano quien tendido en medio de los tiernos pastos primaverales injuria el triste parpadeo de las luces en los cerros deseando de una vez descender al Tártaro a través del suicidio para así salvar su alma de los vulgares días comienzos del siglo XXI en Chile donde un bien ya no es tal, sino la enfermedad de poseer lo que no pudo su esencia salvar vidas miserables unas tras otras al precipicio lanzar eso es lo que en sueños el anciano terrible vivía despertando de pronto en medio de una espesa vaguada y el calmo, siempre perseverante sonido del mar. He vivido todos los pecados capitales Uno por uno Para con ellos ser hombre y existir sin remordimientos Ni culpas ni deseos, sólo la luz apagada de los astros Con cuya mismísima lumbre solitaria y original Observo desde la primera terraza del lado norte del río Elqui Los alfalfales, los papayos y el aeropuerto De donde despegan los aviones hacia el mar Pacífico Llevándose en sus ventanillas y en los ojos del pasajero Algo que no pudo ser y que nunca jamás será Obsesiones, sembradíos y nada Esto es fundamental para después juzgar al iluso Y fatal anciano terrible Que robó lirios de los jardines públicos Para llevarlos al cementerio a las tumbas pobres olvidadas Muertos que vivieron el orgullo, la ira y la lujuria Con gula y con pereza Espíritus avaros y envidiosos, en esos huesos olvidados Almas en penas que recorren de noche el camposanto Estrellándose entre ellos como murciélagos con rabia Esto es lo que el anciano terrible imaginaba Depositando las flores en cada tumba a su antojo En un delirium tremens de seis días de gin inglés Siempre recordando aquel extenso poema que dice Qué vamos a hacer con el marinero borracho Aquel que zarpaba sin autorización de la gobernación marítima Hacia islas donde crecen los juncos y los patos salvajes Donde las mujeres cierran los ojos Como el molino detiene sus aspas. Prometeo aún yace encadenado a una roca en las cumbres del Caúcaso Un águila permanentemente le devora el hígado Todos saben que robó a Hefestos algunas centellas de fuego de fragua Que encerró en una caña y la dio a los hombres Para librarlos de mirar con terror a la muerte Sin embargo, los hombres de hoy poco merecen Ya no respetan ni la fe de los juramentos, ni la justicia, ni la virtud El neoliberalismo los ha reducido a su más nimia expresión El terrorismo económico ha exacerbado la individualidad Ha hecho de ellos las actuales almas de los cementerios Aquellas que como dije antes tristemente penan, esperando a Chichicov Quien las comprará a chaucha como lo hace Gogol en sus almas muertas Por eso es que este anciano terrible llora sobre las tumbas Y se lamenta de tan escasos prometeicos hombres. Son los tiempos primeros del siglo XXI y en su salvación El dulce y terrible anciano bebe al amanecer hirvientes infusiones de hojas de ajenjo y mira a lo lejos en sinestesia, el fuerte sonido de la rompiente oliendo en la brisa del west el yodo del piure y del erizo mientras otra vez el tren azul cargado de hierro atraviesa el horizonte hacia el puerto de Guayacán trac trac, tukutun, trac trac, tukutun en la memoria o en el olvido de este anciano que porta entre sus ropas un filudo y plateado cuchillo como también un hermoso retrato de Napoleón Bonaparte liberando a los hombres con su código civil tal cual después Lord Byron fallece en Missolonghi por la causa y la cultura griega suficientes libras esterlinas al contado para financiar las incipientes independencias de la América del Sur siempre y por siempre Simón Bolívar en su desfalleciente corazón. Hay santos entre los hombres Son los hijos del dolor que sufren por las vidas de los otros Así salvan a la humanidad guardando en sus secretos libros Los recuerdos, los misterios y la liberación Hay santos entre los hombres No llevan crucifijos ni escapularios hicieron de sus vidas una crucifixión, para salvar al mundo Al escuchar estos versos fue cuando furioso despertó nuestro justiciero ancien terrible insultando a los dioses y al Destino mirando con desprecio al hombre, al monje y al sistema pensamientos que pronto abandona por un huerto de muchas acelgas y pocos tomates En una tierra, en una terraza, muy cerca de la ribera norte del río Donde en carpas de colores viven sus amigos los gitanos Merovich Con quienes se emborracha hasta tardío amanecer Comiendo de entremés enormes camarones extraídos por ellos Los gitanos, en el barro orillero de este mismísimo río Hay santos que pecaron antes de ser santos Piensa el anciano antes de dormir el trastorno de sus sueños En el suelo alfombrado de una carpa de color a orillas del río.
Posted on: Sun, 27 Oct 2013 23:42:05 +0000

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