El conflicto con China por la independencia y el reconocimiento - TopicsExpress



          

El conflicto con China por la independencia y el reconocimiento internacional de la isla: "Los tres No" de la política de Taiwán La decisión de mantener el statu quo y los millonarios vínculos comerciales entre Taipei y Beijing. La opinión del pueblo taiwanés. Por: Fernando Capotondo No a la independencia, No a la unificación y No a la guerra. Las tres negativas constituyen la síntesis de la posición del presidente de Taiwán, Ma Yin-jeou, en torno a la conflictiva relación que mantienen con China desde hace más de medio siglo por la independencia de la isla (ver recuadro). Mezcla de pragmatismo extremo y paciencia oriental, el objetivo de esta inusual política de Estado es mantener el statu quo y dejar que la solución llegue con el paso del tiempo, una posición que quizás resulte difícil comprender desde las urgencias de países como la Argentina, donde las decisiones de corto plazo se miden en meses. Más allá de los interrogantes que puede generar una medida política que deja pendiente un tema crucial como la soberanía, lo concreto es que la amenaza de un conflicto armado entre Taiwán y China no sólo es rechazada por la mayoría de la población sino que, además, ha quedado virtualmente sepultada por millones de intereses que van más allá de los lazos culturales. "Taiwán pasó de casi no tener relaciones con China a firmar, desde el año 2008, un total de 18 acuerdos internacionales sobre cooperación económica, turismo, vuelos directos y asistencia mutua, entre otras cuestiones", detalló a Tiempo Argentino Lin Chu-Chia, ministro de Negocios Extranjeros de Taiwán. A partir de este nuevo escenario, Taiwán es hoy uno de los mayores inversionistas en China, con exportaciones que superan los 150 mil millones de dólares, unos 40 mil empresarios que dan empleo a más de un millón de trabajadores y más de 1200 vuelos semanales que atraviesan el Estrecho de Taiwán. Lejos quedó aquella idea de los argentinos del "made in Taiwán" como sinónimo de baja calidad. Hoy, Taipei se ha convertido en una potencia tecnológica, que el FMI ubica en el puesto 24 de las economías del mundo. Con el agregado de un dato no menor: su principal "socio" es nada menos que China, el mercado de 1300 millones de personas que es codiciado por todas las economías del planeta. EN PAZ. Si bien estos beneficios económicos son trascendentes, lo que genera mayor consenso alrededor de la política de "Los tres No" es que ha evitado una escalada armamentista con la República Popular China. Según explica el director del Departamento de Organizaciones Internacionales, Kelly Hsieh, "la responsabilidad de Taiwán de mantener el statu quo para fortalecerse y luego plantear el debate sobre la independencia, es un pensamiento que comparte la mayoría del pueblo taiwanés". En efecto, dos encuestas de opinión de la Universidad de Cheng Shih (ver infografía) revelaron que los taiwaneses hoy se sienten orgullosos de su condición de pueblo independiente pero, al mismo tiempo, prefieren evitar cualquier decisión política que puedan alterar la paz en la región. Mientras en 1992, el 45,4% de la población se consideraba taiwanesa y china, y el 17,3% sostenía que su nacionalidad era sólo taiwanesa; en 2009 se invirtió la ecuación y una abrumadora mayoría del 64,6% se declaró taiwanesa, frente a un exiguo 18,1% que optó por la nacionalidad compartida. Otro sondeo permitió comparar la evolución de la opinión de los taiwaneses sobre "Los tres No" y sus históricos reclamos de independencia y reconocimiento internacional. En 1994, el 2,8% exigía la urgente independencia de Taiwán, el 4,3% pedía la unificación inmediata con China y el 66,8% planteaba mantener el statu quo (divididos "en forma permanente", "para luego definir qué hacer" y "para avanzar hacia la unificación"). En 2012, si bien el porcentaje de los que querían mantener la situación sin cambios había descendido al 58,8%, se registró un considerable aumento de los que no planteaban ningún objetivo en el corto plazo, es decir, que preferían seguir igual y analizar cómo resolver el conflicto con el paso de los años. En síntesis, esta decisión de mantener el statu quo podrá resultar extraña para la mirada de un extranjero, pero sin dudas es una política que por ahora beneficia tanto a los taiwaneses como a los chinos. Como confirma el profesor de la Universidad de Tamkang, Jorge Liu, "ni Dios está en condiciones de resolver el conflicto, sólo el tiempo puede hacerlo". Será cuestión de esperar.
Posted on: Sun, 22 Sep 2013 10:36:17 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015