El desprecio Fecha de Publicación: 2013-07-07 Había sido - TopicsExpress



          

El desprecio Fecha de Publicación: 2013-07-07 Había sido invitado a una cumbre de naciones en la bella Moscú. Él, aquel presidente indígena que le había devuelto la dignidad a su país, volaba ya de vuelta a casa cuando de pronto, cuál sería su sorpresa, le notificaban que la mayoría de países europeos le negaban el permiso para sobrevolar su espacio aéreo y le obligarían a vivir una peligrosa aventura que terminaría con un aterrizaje forzado en un aeropuerto de Viena. ¿El motivo? Pues, por absurdo que parezca, la simple sospecha de que traía un polizón. Y no terminarían allí las humillaciones. No bien el avión había aterrizado un avezado funcionario de poca jerarquía exigía “un cafecito” a bordo del avión presidencial con lo que el advenedizo no solo pretendía tratar al Presidente como delincuente sino que, además, lo tomaba por estúpido. Desde luego la solidaridad no se hizo esperar y fueron muchos los países y organismos internacionales que protestaron por la profunda ofensa. Sin embargo imagino que, como de costumbre, el tema quedará en eso, una protesta, que el imperio mirará con desprecio. Porque el problema, dejémoslo claro, se trata de eso precisamente. Del desprecio. Así que no vamos a discutir aquí del por qué este exconsultor de la Agencia de Seguridad de los EE.UU. no pudo más con su consciencia y decidió hipotecar el pellejo contándole al mundo entero la infamia del programa secreto de vigilancia a las comunicaciones. No. El problema es más estructural y tiene mucho más tiempo. Se trata aquí de un ejemplo más de la política de “Buena Vecindad” que Washington parece exhibir desde mediados del siglo XIX cuando despojaba a México de la mitad de su territorio. O de aquella de comienzos del siglo pasado cuando, a través de Ubico, implantaba en Guatemala la ley “contra los indios”. O esa otra cuando conspiraba, en 1973, para derrocar al presidente Allende por el delito de la dignidad. O cuando, hace solo unos meses, financiaba las campañas de oposición contra los pocos gobiernos del mundo que aún mantienen con firmeza el timón del desarrollo. Desprecio que, sin embargo, se siente más en las áridas y pedregosas cimas, a más de 4.000 metros de altura, en la que los mismos indígenas del país que intentan humillar, viven atados a la esclavitud del estaño para proveer del precioso metal a sus industrias. Allí, donde hasta la gente tiene el oscuro color del metal. Allí donde el cortante viento helado compite con las exhalaciones venenosas de las minas por la vida de esos obreros que viven su hambre amontonados en casas de latón y piso de tierra. Allí. Allí no hay polizones ni espías secretos. Allí no existen discursos ni protestas diplomáticas. Allí solamente existe aquella antigua lógica por la cual Bolivia exporta el valioso mineral a costa de los salarios de hambre y miseria que garantizan los desproporcionados salarios de Norteamérica. Allí solo existe la vieja política del despojo. Política de amedrentamiento. Política de desprecio. Dejad hacer, dejad pasar... Dejad vencer...
Posted on: Mon, 08 Jul 2013 01:50:53 +0000

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