" El rostro de los personajes, pasajes y narraciones de la Sagrada - TopicsExpress



          

" El rostro de los personajes, pasajes y narraciones de la Sagrada Biblia y el Magisterio de la Santa Iglesia". Este es un relato «épico», en él se exagera algunos detalles. Los hijos de Israel partieron de Ramsés hacia Sukkot unos seiscientos mil hombres sin contar los niños. Este es un relato «épico», en él se exagera algunos detalles. Los sacerdotes que pusieron por escrito el relato de ese acontecimiento, algunos siglos después, aumentaron el número de israelitas para que se levantara el ánimo de los judíos que entonces no eran más que un «pequeño resto». En los textos del Concilio también se define a la Iglesia como «un pueblo inmenso»..., y, a la vez, como un «pequeño rebaño»... Porque el pueblo de Dios, a menudo minoritario de hecho está destinado de derecho a abrirse a la multitud. Ruego por la Iglesia y por la inmensa masa de hombres que espera la revelación de Jesucristo. Salió también con ellos una abigarrada muchedumbre. Muchos textos subrayan esa diversidad racial, esa especie de universalidad, en la partida del pueblo de Dios. Se trata de un conjunto heteróclito (Deuteronomio 29, 10; Josué 8, 35; Levítico 24,10): extranjeros, egipcios, víctimas quizá también de la dictadura del Faraón, que aprovecharon la ocasión para evadirse de Egipto. Jesús dirá que el Reino de Dios es como una red que «recoge peces buenos y menos buenos» (Mateo 13, 47). ¿Admito la “diversidad” en la Iglesia o prefiero encerrarme en la seguridad de pequeños clubs de gente que piensa como yo? ¿Qué pienso sobre el «pluralismo» político de los cristianos? ¿Soy capaz de dialogar con personas diversas de mí? Se forjará la unidad de Israel, pero será en el desierto y en la fe a partir de esa muchedumbre diversa y abigarrada que huye de la esclavitud. De la masa que habían sacado de Egipto cocieron tortas sin levadura porque no pudieron entretenerse preparando provisiones. Se vuelve a poner de relieve la prisa de la partida con ese tema del «pan sin levadura», porque no había tiempo para que fermentase. ¡Partir! Abandonar algún confort material para adquirir la libertad espiritual. « ¡Deja tu país!», decía ya Dios a Abraham» (Génesis 12, 1). Caigamos en la cuenta de que, a pesar de las dificultades, los hebreos en Egipto disfrutaban de ciertas ventajas materiales en el desierto echarán en falta las «carnes grasas y las ollas llenas» (Ex 16, 3). Partir sin «provisiones», comer «pan sin levadura» es signo de desasimiento, de disponibilidad total a la llamada de Dios, de una voluntad de renunciación personal. «Abandonando allá sus redes, le siguieron» (Lucas 5, 11; Mateo 4, 20; Marcos 1, 18). Hoy todavía nuestras eucaristías son panes ácimos. ¿Es solamente un recuerdo formal, o es un signo? ¿Somos un pueblo siempre dispuesto a partir a la primera llamada? Esta noche que fue de «guardia» para el Señor, para sacarlos de Egipto, ha de ser también una, noche de «guardia» para todos los hijos de Israel... Sí, la celebración de la Pascua era una fiesta nocturna, una «velada». Hoy también, nuestra «vigilia pascual» es la cumbre litúrgica del año y el más hermoso oficio de Pascua. ¿Sabemos darle esta plenitud de sentido? Dios se preocupó de hacer «guardia», de estar en «vela» por nosotros, como una madre que pasa la noche junto a la cama del hijo enfermo, como un soldado que monta la guardia en las avanzadillas, frente al peligro. Jesús nos pedirá también «velar». Nos dará el ejemplo de sus noches en oración (Lucas 6, 12), y velará por nosotros, trágicamente, su última noche terrestre, la de Getsemaní. Dios no cesa de «velar» por nosotros. Y nosotros ¿qué tiempo de vigilia y de atención le dedicamos?
Posted on: Sun, 21 Jul 2013 11:40:01 +0000

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