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El río que perdieron las comunidades qom Quedaron arrinconadas en uno de los bolsones de mayor pobreza del país. Carecen de cualquier perspectiva de desarrollo. Están libradas a su suerte. 17/06/2013 16:02 | Sergio Carreras y Sergio Cejas (Enviados especiales al Chaco)10 Fotos (8) La realidad. El gigantesco cauce seco del río Salado, que nunca se había secado por lo menos en las últimas décadas, muestra hoy una postal de la tristeza (Sergio Cejas/La Voz). Sin respuesta. El niño se queda sin agua. Crecerá sin sueños, sin posibilidades de quedarse en la tierra en la que nació. No hay salida (Sergio Cejas/La Voz). Izquierda. Los qom están cavando un nuevo pozo al lado de una perforación para asegurarse agua. Otro problema es que los pozos se salinizan rápidamente y el agua no sirve ni para el consumo animal (Sergio Cejas/La Voz). Militante. Mercedes Sánchez, que acompaña a los qom en sus protestas, fue mantenida desaparecida por varias horas por la Policía en la última manifestación (Sergio Cejas/La Voz). Contundente. Orlando Laureano, representante de El Salado, dice que siempre los qom fueron abandonados por las autoridades (Sergio Cejas/La Voz). La realidad. El gigantesco cauce seco del río Salado, que nunca se había secado por lo menos en las últimas décadas, muestra hoy una postal de la tristeza (Sergio Cejas/La Voz). Derecha. Para sobrevivir, los qom hacen artesanías que venden en las rutas de la zona. Otro trabajo no tienen. No existe un buen trabajo para ellos (Sergio Cejas/La Voz). Punto de vista. Leonardo Yulán, legislador provincial, dice que es urgente hacer cumplir una ley ya aprobada para realizar un acueducto hacia las comunidades qom (Sergio Cejas/La Voz). 1 de8 En las mesas del Club El Progreso, todo luce impecable. Paredes blancas, sillones mullidos blancos, manteles blancos (ver además Así se mata a un qom). Está frente a la plaza de Juan José Castelli, la ciudad chaqueña surgida hace menos de un siglo junto al bosque Impenetrable, territorio donde vivían antes y siguen persistiendo ahora diversas comunidades antiguas, entre ellas los qom. En el restorán de El Progreso se ven muchos de los criollos –así se los llama– descendientes de los alemanes, rusos y polacos que protagonizan la saga oficial de la construcción de la ciudad (ver Galería de fotos). Todas las ciudades tienen sus compartimentos sociales, sus vallas para mantener a los indeseables fuera de ciertos límites y en este caso, al Progreso, es muy difícil ver entrar a una familia qom. –¿Alguna vez atendió a una familia qom? –No vienen acá, señor. –Pero ¿pueden venir? –No tienen dinero para venir. –Pero si lo tuvieran, ¿vendrían y serían atendidos? –Sí, por supuesto, pero ¿de dónde van a sacar el dinero, señor? El mozo responde sorprendido de que alguien pueda desconocer una verdad tan evidente. El Progreso no fue hecho para los qom. Los qom de las comunidades El Salado y Pampa Argentina, ubicadas a media hora en auto desde Castelli, llevan seis meses de agonía porque se secó el río Salado, que les proporcionaba el agua que bebían, con la que cocinaban, con la que daban de beber a sus chivas, con la que se bañaban y la que les traía los peces que eran su dieta principal (ver “Los qom no necesitan limosnas ni lo que le sobre a otra gente”). Desde que el río, ayudado por una sequía extendida, desintegró su caudal de casi 100 metros de ancho y varios de profundidad, las comunidades comenzaron a agrietarse como el barro del cauce. Los que no aguantaron más y dejaron la comunidad hoy engrosan la población de la villa miseria La Mosca, junto a un basural de Castelli, y de otros sitios pobrísimos de la ciudad privados hasta de los servicios elementales. Los que todavía resisten no entienden por qué el municipio ni siquiera cumple con el viaje mensual del camión del agua que debería llenarles los aljibes y tanques para sobrevivir en el lugar en el que nacieron ellos y su ascendencia. Los qom, los wichis y otras comunidades antiguas son destacados en el discurso oficial de la región. Tienen sus estatuas en las avenidas, sus placas de mármol en la plaza, pero es un reconocimiento que no parece trascender las formalidades. Muchos de ellos fueron subidos al tren nacional de los subsidios y las pensiones, se dice que se respeta su derecho a una educación bilingüe, etcétera. Pero no consiguen trabajos considerados de “gringos”, ni acceden a la educación: sólo tienen pequeñas escuelas primarias y en las dos comunidades que visitó este diario no hay una sola persona que haya ido a la escuela secundaria. El Gobierno chaqueño también construyó un moderno edificio para posta sanitaria a pocos kilómetros de las comunidades: pero la estructura carece de médicos especialistas. Una ingeniera agrónoma cordobesa, Vanina Margonari, que trabajó varios años en la zona y colabora con una ONG, señaló que “el abandono que sufren esas comunidades es cada vez mayor. La última vez que fuimos para realizar actividades sanitarias, hace unos meses, me sentí ridícula, hablando de una enfermedad a gente que no tenía ni agua y que está llena de necesidades”. Leonardo Yulán, diputado provincial del Chaco por el radicalismo y tres veces intendente de Castelli, dice que ahora que la ciudad comenzó a solucionar su problema de sequía con la construcción de un acueducto iniciado bajo su última gestión, es tiempo de realizar una conexión secundaria hacia las comunidades qom. “Ya hay un proyecto aprobado por ley y por unanimidad, pero está parado, pese a que su costo es muy pequeño”. La esposa de Yulán, Sandra Plaza, actual concejal, lleva años trabajando en la ONG María del Norte, por el problema del cáncer cervical. “Hoy tenemos un hospital enorme en Castelli, que no tiene insumos ni tiene médicos, pese a la demanda altísima de pacientes. Es una vergüenza que en esta zona con un índice alarmante de ese cáncer, no tengamos un colposcopio”. Claudio Barrios se fue de Castelli en 1945 y hoy, a sus 80 y tantos años, sigue dirigiendo una fábrica de plásticos en Buenos Aires. Cuenta que se fue de la ciudad “para dejar un plato de comida más a mis hermanos” y que hoy, cada vez que vuelve, sigue “viendo que la realidad es muy triste”. A diferencia de otras comunidades qom que participaron en cortes de ruta y fueron reprimidas recientemente en la zona de Castelli, las comunidades que han perdido su río siguen sin protestar. “Nunca fuimos de cortar una ruta, ni ahora que nos han cortado el río”, dice Eleuterio Farías, representante de la comunidad Pampa Argentina. “Nunca nos han reprimido acá, pero tampoco recibimos ayuda”, dice Orlando Laureano, autoridad de El Salado, la otra comunidad que espera por el regreso del río. O de la felicidad. lavoz.ar/noticias/politica/rio-que-perdieron-comunidades-qom
Posted on: Wed, 19 Jun 2013 22:29:42 +0000

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