El secreto de estas arquitectura, radica, en su trazado en torno a un patio central. Las galerías giraban en torno a él en las plantas baja y alta. El patio era el lugar más fresco de la casa y servía de recibidor para las visitas. En el siglo XVI, sobre viviendas árabes, muchas de estas casas contaban con sótanos utilizados como alacenas para mantener fresca la comida o bodegas. Otras muchas servían, como el caso de la Casa de las Comedias, en la calle Velázquez Bosco, para albergar teatro popular. De hecho, una de estas viviendas, que alberga hoy un restaurante en su planta baja es de la familia Álvarez Delgado. Su propietario comenta que fue uno de los primeros emplazamientos de la ciudad donde se representaba el teatro. De hecho, recuerda su dueño, la calle de al lado se llamaba Del Tesorero, porque era allí donde los artistas y cómicos cobraban su actuación. Los muros de la casa que ahora está restaurándose tienen más de trescientos años y medio metro de grosor. Sus hijas comentan que, si tocas las paredes, se nota la humedad. Bajo el patio creen que hay una bolsa de agua y que sale a través del pozo de siete metros de profundidad. No hace falta aire acondicionado en la planta baja de este edificio marcado por la masonería en su fachada. Esas casas se han mantenido prácticamente intactas durante el tiempo, conservando los muros y la estructura que las mantienen frescas. En ese entorno se encuentra la Casa Árabe, con tres patios e incluso caballerizas y paso de carruajes -se pueden ver las huellas de las ruedas en el granito grabadas- que linda, por atrás, con el Convento de la Encarnación, recuerda el maestro del Guadamecí.
Posted on: Wed, 21 Aug 2013 23:20:06 +0000
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