Ella llegó a la ciudad de México acompañada de su mamá, para - TopicsExpress



          

Ella llegó a la ciudad de México acompañada de su mamá, para comprar el vestido de novia, su boda tantas veces planeada con José Antonio, era el acontecimiento más mencionado en su pueblo. Todos los habitantes de Villa Victoria, sabían que María Teresa era la mujer más afortunada de todas, porque ella, en unos cuantos meses tendría en sus brazos, en su casa y en su cama y solamente para ella, al mejor partido de todos los hombres conocidos en la comarca. ¿Como le hizo para atrapar a José Antonio?, era la pregunta de todas y cada una de las mujeres en edad de compromiso, en Villa Victoria. José Antonio de 32 años, ya tenía algún tiempo de estar trabajando como gerente general de Wal-Mart en Los Angeles California, él se fue al norte para hacer algo de dinero propio y poder casarse con Maria Teresa, La Hermosa, como a él le gustaba decirle al oído, y a ella le temblaban las rodillas cada vez que él se lo decía todos los fines de semana que el hacía el viaje de Los Ángeles a México. José Antonio era de buena familia, sus padres habían hecho su fortuna, en el negocio de la elaboración de sidra, de hecho exportaban gran parte de la producción a los Estados Unidos, y debido a la excelente relación de la familia, con los dueños de la empresa que más sidra les compraba, fue como José Antonio recibió una jugosa oferta de trabajo, y deseoso de tener su independencia y demostrarle a María Teresa y probarse a si mismo que era capaz de hacer su propia fortuna, sin depender de su familia, aceptó, sin pensarlo dos veces. María Teresa sabía de la capacidad y del talento de Toño, nunca dudó que podría salir adelante con lo que él planeaba, si algo caracterizaba a su ya próximo esposo, era la tenacidad que tenía para conseguir lo que se proponía, y un ejemplo palpable era ella misma, José Antonio desde que la vio, quedó como hechizado, lo había tocado el Golpe del Amor, la siguió, investigó quién era ella, quién era su familia, donde trabajaba, a que se dedicaba, en fin buscó y se enteró de todo lo que a ella le interesaba y le gustaba, la persiguió por todos lados a donde ella iba, cada día iba ganando la confianza de Teresa, hasta que al final ella lo aceptó como su novio. Diez años maravillosos de amor, diez años de saber que eran el uno para el otro, diez años de saber que el destino los había unido, para no separarlos jamás, miles de planes, miles de besos, caricias, frases… y tan sólo quedaban unos cuantos meses para estar juntos de por vida. Ya estaba por terminar el hotel de 5 estrellas, que con el ahorro juntado por los dos, les alcanzaba lo suficiente para empezar en el negocio de la hotelería. Villa Victoria está situado a la orilla del mar. El mar, las olas, la blanca y tersa arena, ahí, rodeados de palmeras, de un clima maravilloso y benévolo bendecido por el mismo Dios ante el que, en unos meses sellarían para toda la vida su amor eterno. En ese hotel llamado el Paraíso vivirían ellos, en una increíble e interminable luna de miel, como en los cuentos de hadas y princesas, que le gustaban a ella. En la Ciudad de México, recorrieron todos los establecimientos dedicados a la industria de la confección de vestidos de novia, ella escogió con ayuda de su mamá un vestido de razo, al probarse un prototipo del que le harían el suyo, se veía hermosa, increíblemente hermosa, le tomaron las medidas, y tendría que regresar en un mes por el ajuar completo de novia, todo indicaba que sería la novia mas bella que se hubiera visto jamás. En Villa Victoria, Teresa se encargó de llevar la dirección de cómo se terminaba de construir el hotel, además de su residencia, los muebles, la compra de su coche, contratar el salón de fiestas, los grupos musicales del momento, la comida, la bebida, en fin todo lo concerniente a su boda y la fiesta que se celebraría el 21 de marzo de ese año. Las invitadas de honor portarían un solo color, los caballeros de riguroso traje de lino blanco, los niños y niñas de blanco, todo, todo, estaba siendo supervisado por ella misma, hasta los mínimos detalles, pasaban por su aprobación, ya que ella quería estar segura de que todo marchara a la perfección, y cómo no iba a ser de ese modo, la boda de María Teresa y José Antonio, era la boda más importante de todos los acontecimientos suscitados en ese maravilloso lugar de descanso, es más, se sabía que la boda sería el acontecimiento más memorable que se hubiera tenido memoria, inclusive, hasta la visita del mismísimo Pontífice, quedaría opacada, en cuanto al lujo y derroche de personalidades que estarían presentes, el Gobernador, y todos los altos funcionarios del gobierno, el embajador de Honduras, la Presidenta de Mujeres de la República, periodistas de todo el país, la radio y la televisión anunciaban en horario estelar lo que iría a pasar ese 21 de marzo, además de todos los habitantes de Villa Victoria, que ya esperaban con ansias, la boda, que se celebraría en la Catedral de la pequeña pero hermosa ciudad. En esos días el pueblo se llenó de gente extraña, más que de costumbre, el calor era más que agradable, el mar lucía sus mejores olas, presagiando días de dicha por venir para Teresa y José Antonio, hasta el Sr. Obispo se había propuesto para oficiar la Boda del Siglo. El día de la boda llegó, y los invitados que empezaron a llegar desde una semana antes, recorrían la playa, los museos, las discotecas de moda, los teatros, los mercados de artesanías, en fin, visitaban todo lo que se tenía que visitar en esa maravillosa Ciudad, enclavada a la orilla del mar. La ceremonia empezó, la llevó de manera solemne el Obispo, mientras todo la ciudad estaba expectante para escuchar esas famosas palabras; María Teresa, ¿aceptas como tu legítimo esposo a José Antonio, y prometes serle fiel, en la adversidad como en la bonanza?..... Y escuchar al novio, contestar que sí, para posteriormente escuchar “Los declaro Marido y Mujer, y lo que Dios ha unido, no lo separe el hombre…. Esa noche, la más importante para María Teresa y José Antonio, había llegado por fin, y todos los invitados empezaron a entrar a la Hacienda, el más caro de los lugares de Villa Victoria, en donde se llevaría a cabo el festejo. La entrada de los novios fue más que deslumbrante, fanfarrias, hosannas, aplausos, luces, de nueva cuenta arroz, confeti y globos blancos eran esparcidos a su paso hacia la mesa de honor, esa noche amenizaba la fiesta, el grupo musical Los Nazarenos, el grupo de moda, que a la fecha llevaba 6 Discos de Oro, por las altas ventas de su nueva y exitosa grabación. Baile, alegría, felicidad, la mejor comida, los más esplendidos vinos, personalidades, en fin, lo mejor de lo mejor se había reunido en la Hacienda. Tanta felicidad era posible ver y palpar en los anfitriones y convidados, Teresa lucía más bella que nunca y José Antonio parecía que quería morir de tanta felicidad. Llegó la hora del brindis, Teresa dijo algo que parecía como que; Dios la había recompensado de más, que tanta bondad hacia ella, era para vivir eternamente agradecida, José Antonio dijo; estoy tan lleno de felicidad que no me cabe en el pecho y no tengo palabras para referirme a esta noche tan maravillosa, quisiera que esta noche fuera eterna y no despertara de este sueño jamás. Después de los brindis de todos los invitados empezó el baile. De repente, sin que nadie pudiera evitarlo José Antonio se fue desvaneciendo de cara al piso, lo levantaron lo pusieron en la mesa de honor y esperaron a que pasara la broma del novio al no querer aventar la liga que había quitado tan delicada y amorosamente a su hoy esposa, …. Pero nada, José Antonio no quería despertar en esta boda, él solo se quedó dormido y quiso llevarse este imborrable recuerdo… y gozar con éste momento para toda la vida, para siempre en su tumba….
Posted on: Sat, 24 Aug 2013 23:07:48 +0000

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