En 1988 un terremoto de magnitud 8.2 casi arrasó Armenia, matando - TopicsExpress



          

En 1988 un terremoto de magnitud 8.2 casi arrasó Armenia, matando a cerca de 30 mil personas en menos de cuatro minutos. En medio de las terribles escenas de caos y devastación, un hombre dejó a su esposa segura en su casa y corrió a la escuela de su hijo, sólo para descubrir que el edificio había colapsado completamente. Tras el traumático choque inicial, recordó la promesa que le había hecho a su hijo. "No importa lo que suceda, siempre contarás conmigo". Las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas mientras observaba la montaña de escombros de lo que había sido la escuela de su hijo; se sentía desesperado, pero recordaba el compromiso hecho con su hijo. Empezó por concentrarse en la posible ubicación del aula de su hijo y recordó que se hallaba en la esquina posterior derecha del edificio en ruinas. Se dirigió a ese lugar y comenzó a escarbar con desesperación. Mientras luchaba removiendo escombros, otros padres llegaron con el dolor reflejado en sus rostros y gritándole a sus hijos. Algunos trataron de alejarlo de su inútil esfuerzo diciéndole. "Es demasiado tarde, están todos muertos..... No se puede hacer nada ... enfrenta la realidad". A todos les respondia lo mismo: "¿Vas a ayudarme?". Y continuaba removiendo escombros, buscando a su hijo. Apareció el jefe de bomberos para advertirle que había fuego y peligro de explosiones; por lo tanto debería de alejarse pues no podía hacerse nada. A lo cual el amoroso padre armenio respondió de la misma manera. "¿Vas a ayudarme?". Estuvo removiendo escombros durante ocho horas, 12 horas, 24, 36 horas... Durante la hora 38, bajo la lápida escuchó la voz de su hijo. Gritó su nombre: ¡Armand!, y escuchó una respuesta: "¿Papá? ¡Soy yo papá! Les dije a mis compañeros que no se preocuparan, que si tu estabas vivo vendrías a salvarnos a mí y a ellos. Me lo habías prometido". "¿Cómo están todos, cuántos son?", preguntó el hombre. "Quedamos vivos catorce de los treinta y tres compañeros de mi grupo. Estamos asustados y hambrientos, pero gracias a Dios estás aquí". "¡Ven, hijo, dame la mano!". "No, papá, que salgan primero los otros niños, porque yo sé que nunca me abandonarás. Pase lo que pase, siempre cuento contigo".
Posted on: Sat, 14 Sep 2013 02:41:05 +0000

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