En Aquel tiempo Israel estaba esclavo, En cada alma la opresión era un clavo, Sentían angustia, porque habían pecado. Pero nació un hombre, Moisés fue su nombre, Quién de las aguas por la faraona fue rescatado. Tenía en sus mejillas colores de emociones, Y Dios puso un corazón en su pecho de pasión. Era el elegido, para sacar al pueblo oprimido A gracia divina permitió que esté vivo, Desde pequeño, ante su rey se humilló, Cuando creció, Jehová fuertemente lo llamó, Tablas de la ley en sus manos le entregó, Y él con temor al rey de Sión obedeció. Le encomendó que deje la capa de faraón, Porque su padre adoptivo quiso darle reinado, Mas él sabía que eso era pura fantasía, Tenía que salir de allí, para liberar a todo israelí. Así que huyó con su hermano Aahrón al desierto, Ellos al hacer esto, su nación quedó al descubierto, Mas el poder del que todo lo puede hacer, Los protegió de los carros, flechas y arcos, Que el máximo Gobernante utilizó para atacar. Pues el indicado, regresó con la vara, Para levantarla y de allí serpientes sacar, Quienes habidas de codicia se tragaron, A las soltadas por él soberano revelado. Quien angustiado miró el firmamento, Y dejó que la nación salga apresurada, Los cielos viertan maná sobre su boca, Que el maltrato sea quitado de cada espalda, Y entre los que lo buscaban al Gran Yo soy, Se derrame fe, decisión y salvación. Cuando llegaron sus hijos al mar rojo, Su omnipotencia separó las aguas sin ninguna resistencia, Ellos pasaron al otro lado, mientras los egipcios, Se hundían angustiados sin poder alcanzar a los salvados. Fue ahí cuando todos entendieron que como Dios, No hay dos y que sólo él es digno de adoración.
Posted on: Tue, 01 Oct 2013 04:14:41 +0000
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