En Números llegamos al desierto del fracaso. La tragica historia de Números, que da vueltas y vueltas, comienza en Cades-barnea, justo al borde de la tierra prometida. Cuando llegamos al final del libro, otra vez estamos en el mismo lugar: Cades-barnea. En este libro no se hace ningún progreso en absoluto. Este libro es un registro del fracaso, y nos sirve de advertencia a usted y a mí. Pero también es un testamento del amor y la paciencia de Dios. Sí, Su pueblo lo entristeció, y sí, Él disciplinó a Israel, pero no porque los odiara ni porque quisiera destruirlos. Todavía quería llevar a esta raza de personas a la bella tierra que les había prometido. Así que disciplinó a la generación infiel e, incluso en su deambular, en su ingratitud, en sus quejas, proveyó a este pueblo de amor y cuidados paternales. Quienes nos encontramos en un desierto de derrota después de un periodo de desobediencia debemos animarnos y prestar atención a las lecciones del Pentateuco. Dios disciplina a quien ama, pero también perdona, provee y restaura. ¡A DIOS SEA LA GLORIA! By Isaías 41:9-10
Posted on: Wed, 25 Sep 2013 11:35:32 +0000
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