En Tordesillas, mañana día 17, en la fiesta del Toro de la Vega, sucederá una vez más que, en presencia de miles de personas, sumidas en un éxtasis tradicionalista que remite a lo más oscuro de la historia, se alanceará a un toro por divertimento. Una vergüenza. Para quien no sepa en qué consiste este cruel festejo castellano, trataré de resumírselo: un toro bravo es acosado en una explanada por un gentío a caballo y acribillado a lanzazos con crueldad hasta causarle la muerte, después de ocasionarle un gran sufrimiento. Una vez abatido, y aún agonizante, el toro es apuntillado por un verduguillo, que no siempre supone una muerte rápida y limpia. Luego, el ganador tiene el privilegio de llevar en la punta de su pica el rabo cortado del toro. Todo para eso. ¿Por qué causar tanto dolor al animal? Hay que decir bien alto que estas actuaciones brutales son una vergüenza de nuestro país y de nuestra cultura. Lamentablemente, muchos españoles se sienten orgullosos de estas prácticas y tradiciones y de la identidad que nos proporcionan como pueblo. Pueblo cuya historia sigue fascinada por lo dañino, la estocada fácil y el rencor al cinto, en suma.— Adolfo García Ortega. (El Pais.cpm)
Posted on: Mon, 16 Sep 2013 20:12:56 +0000
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