En la controversia de Gibraltar, las discusiones políticas, - TopicsExpress



          

En la controversia de Gibraltar, las discusiones políticas, históricas y jurídicas van por unos cauces y los intereses y afectos que se han creado entre los ciudadanos del Peñón y los que conviven con ellos en la comarca del Campo de Gibraltar, por otros. No obstante, demasiadas veces se entremezclan y las pugnas políticas enrarecen la convivencia cotidiana. La verja que separa La Línea y Gibraltar es un buen ejemplo de ello. Las colas son tan largas y la espera tan pesada, que muchos ciudadanos eluden la visita a la ciudad vecina salvo en casos de absoluta necesidad. Para Juan José Uceda, portavoz de la Asociación de Trabajadores en Gibraltar (ASCTEG), estas colas son deliberadas, podrían eliminarse pero hay una voluntad política detrás. “Hay 13 millones de visitantes al año y se mantienen unas instalaciones fronterizas obsoletas, no hay interés por aligerar el tráfico. A veces se ralentiza con mala fe, se emplean mal los carriles o se paraliza con inspecciones de vehículos. Todo esto se justifica con el contrabando de tabaco, pero es que las cantidades que se incautan son irrisorias para una frontera”, afirma este representante de los trabajadores gaditanos en el Peñón. Cada día, cerca de diez mil trabajadores de la comarca pasan la frontera para acudir a sus puestos de trabajo. Sólo la mitad goza de un contrato, pero no están los tiempos para desechar un trabajo cuidando ancianos o como empleada del hogar, aunque sea por horas. “En La Línea, a la mayoría de la gente le da igual el tema de las banderas y el tratado de Utrecht, que Gibraltar sea colonia, que sea británica o española. Importa que sea vecina. E importa que sea la fábrica más grande de la provincia de Cádiz. Esas son las cosas que nos importan y por eso queremos que la relación sea buena y que los políticos tiendan puentes en vez de poner obstáculos”, afirma. En esa misma línea continúa el presidente de ASCTEG, Salvador Molina. “Los políticos sólo hablan de soberanía, soberanía y soberanía, pero no lo van a conseguir nunca si no les ofrecen a los gibraltareños algo mejor de lo que tienen ellos”, asegura. Esa parece ser la clave también para el cronista de la ciudad de San Roque, Antonio Pérez Girón. “No quieren ser españoles porque nadie quiere perder un buen estatus. Si viven cómodamente, ganan dinero y luego encima pueden disfrutar de Andalucía. Ellos tienen ya conciencia de pueblo, pero creo que la cuestión principal para que quieran seguir siendo británicos es material, de puro y lógico interés”. Su homólogo en Gibraltar, Tito Vallejo, acepta la premisa. “Aquí se vive bien, no te lo voy a negar. No vamos a cambiar para ir a peor, ¿no?”. Para el director del diario Chronicle, Dominique Searle, España está buscando una solución que no existe. “Ellos quieren poder decir, esta es la solución, vamos hacia ella, pero ese momento nunca va a llegar. Nunca va a pasar que el ciudadano gibraltareño se levante un buen día y diga: quiero ser español. Lo que sí se puede es mantener unas buenas relaciones que sirvan para resolver problemas lo más rápidamente posible”, asegura. ¿De dónde viene entonces esa animadversión hacia el español? Antonio Pérez Girón lo tiene claro. “El cierre de la verja fue fundamental. La gente mayor es en general comprensiva, pero esa generación gibraltareña que vivió lo de la verja es la más antiespañola”, asegura el cronista de San Roque. Según Dominique Searle, la relación de Gibraltar con Gran Bretaña es más fuerte ahora que antes, incluso tras la apertura de la valla. “Por un lado está el cierre de la verja, que fue un drama, pero también está la cuestión de la educación, que está muy vinculada al sistema inglés. Hoy la mayor parte de los niños no saben hablar español, el Instituto Cervantes está lleno, no cabe ni un alfiler. Ya no aprenden español de una forma natural, a través del contacto social, porque la relación con España no es como la de generaciones anteriores”, afirma. Estatus ideal Entonces, cuál es el estatus ideal para el común de los ciudadanos de uno y otro lado. “Yo creo – dice el director del Chronicle, Dominique Searle – que ahora mismo lo que la mayoría de los gibraltareños querrían es la integración con Gran Bretaña aunque yo, personalmente, no creo que sea el estatus ideal. Hablar de independencia o integración, en un sitio con las condiciones de Gibraltar no tiene sentido. Lo importante no es el estatus, sino que la relación funcione y eso parece imposible con el actual ministro de Exteriores que hay en España”, afirma. Para el periodista, la política que hacía Moratinos era más inteligente. “Él quería crear una relación cercana, una interdependencia. Vamos a sembrar y a dejar que pasen los años, incluso las décadas y ya veremos a dónde llegamos con esto”, afirma Searle, que recuerda que en aquella época, los periódicos habrían con noticias que importan a los ciudadanos, si faltan casas en Gibraltar, si se van a arreglar los problemas eléctricos o si va a haber más líneas telefónicas. “Ahora, con Margallo, hemos vuelto a lo de siempre, conflictos, fricciones…”, asegura. Claro que todo esto, en opinión del cronista del Peñón, Tito Vallejo, responde a una estrategia. “Gibraltar es el ‘superglue’ de España, cada vez que pasa algo, los españoles se pueden unir atacando a Gibraltar”, afirma el historiador, que recuerda que la plena integración ya se intentó en los 60 y 70 con el partido ‘Integration with Britain Party’. “Al final no se pudo conseguir y es normal, aquí también hay intereses y la integración implicaría perder parte de la cuota de poder”, afirma. Lo que parece claro es que en el futuro que imaginan en Gibraltar, no hay ningún papel para España y este sentir lo comparte la gente del Campo de Gibraltar, sobre todo los linenses. “A mí lo de Gibraltar español no me llena la boca. Por mí que pongan la frontera de Gibraltar en Campamento (la frontera de La Línea con San Roque). Lo que yo busco es un futuro para mis hijos y mi familia”, explica Salvador Molina. “Lo que España tiene que hacer es tratar a Gibraltar como a una mujer. Engatusarla en vez de darle palos”, dice Vallejo. “Sí – admite Antonio Pérez Girón – pero para eso tiene que haber reciprocidad”. Leer más: “Los niños gibraltareños ya no saben hablar español” teinteresa.es/mundo/ninos-gibraltarenos-saben-hablar-espanol_0_950305422.html#WaQ1YtMG3p2HF2uB Consigue Links a tus Contenidos en intentshare
Posted on: Tue, 09 Jul 2013 21:40:00 +0000

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