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En una de las paredes de su departamento, tenía una foto de Anthony Hopkins en el papel del famoso asesino en la película El silencio de los inocentes. Pese a todo, él siempre negó la necrofagia, hasta el final siempre dijo que no había comido del cuerpo de su novia, aunque, ¿qué sentido tendría entonces haber cocinado partes del cadáver? El 22 de octubre, la policía detuvo a su amante y presunto cómplice, Juan Carlos Monroy Pérez. El 24 de octubre, Calva Zepeda fue trasladado al Reclusorio Oriente. Al ser cuestionado al otro día por el Juez 21 de lo Penal, Juan Jesús Chavarría Sánchez, sobre si rendiría su declaración preparatoria sobre los hechos de los que se le acusaba, “El Caníbal” contestó: "Sí quisiera hablar, pero no coordino bien mis ideas". Ante el juez afirmó ser católico, escritor y ganar hasta cuatrocientos pesos diarios por la venta de sus textos. “No soy el monstruo que se ha dibujado, soy una persona que cometió un error, que está arrepentida y que tiene el deseo de seguir viviendo, no importa si me voy a quedar cincuenta años aquí encerrado", concluyó. Su abogado fue Humberto Guerrero Plata, quien alegó que Calva Zepeda “estaba enfermo de sus facultades mentales”. Bajo estos términos, Calva Zepeda se negó a declarar. Además de acusarlo por los asesinatos de tres mujeres, se le levantaron cargos por profanación de cadáveres y delito contra la paz de los muertos. Igualmente, las autoridades buscaron relacionarlo con los feminicidios cometidos en el área limítrofe entre el Estado de México y el Distrito Federal, donde aparecieron decenas de mujeres mutiladas, parte de cuyos cuerpos, como piernas, brazos y torsos, nunca fueron localizadas. En la cárcel, Calva Zepeda inició la escritura de una nueva obra: Caníbal, el Poeta Seductor, la cual quedó inconclusa. Uno de sus fragmentos rezaba: “Tienes frente a ti sólo dos opciones: vivir o morir. Morir es sencillo y no es necesario dejar de respirar para hacerlo. Sin embargo, para vivir es necesario morir”. En esta novela manuscrita, Calva Zepeda narra la historia de un bebé recién nacido que es abandonado por su madre y rescatado por una perra callejera. Posteriormente, el personaje es criado por un bibliotecario, quien le pone el nombre de Dante y lo enseña a leer y escribir, inculcándole el gusto por la poesía. A partir de entonces, Dante comete su primer crimen, dejando en sus víctimas (todas mujeres) un poema escrito sobre su piel. Al final de las hojas aparece una línea que dice: "Nota: No reproducir estas hojas, protegidas por derechos de autor". En el hospital y en la cárcel lo visitaba una joven, Dolores Mendoza (a quien otras versiones identifican como "Juana"), su nueva novia, quien afirmó ante los medios de comunicación: “Yo nunca conocí a ese caníbal del que hablan; sólo a un hombre bueno”. Pero la historia del homicida tuvo un final extraño. Tras varios días de decirle a su familia que los otros presos “querían asesinarlo y le pedían dinero”, el 11 de diciembre Calva Zepeda aparentemente se suicidó. Apareció ahorcado con un cinturón en su celda. Su muerte ocurrió entre las 6:00 y 6:30 horas. Lo encontraron a las 7:00, cuando se hacía el pase de lista. Esto, pese a que había órdenes de vigilarlo las 24 horas del día. Su hermana, Claudia Calva Zepeda, declaró tras su muerte: “Ahora yo quiero justicia para el caníbal, para ese caníbal al que tanto se acusó, porque él no se mató... él tenía mucho ánimo y sabía que se iba a quedar cincuenta años aquí (en la cárcel), pero no lo dejaron, lo amenazaron y le cumplieron la amenaza". Claudia Calva Zepeda tras recibir la noticia del suicidio de su hermano Calva Zepeda dejó dos notas póstumas. Las líneas escritas para su madre decían: “No sé qué paso por mi vida, pero me perdí, perdí todo lo que tuve y lo que tendría. Deje ir tus palabras de amor y aún más, tus noches en vela por cuidar de mi ser. Mientras llorabas yo, indolente, callaba sin más. Tu consejo no servía ya para mí, era invencible. Sin darme cuenta me rodeé de gente extraña que sólo vino a dañarme más de lo que estaba. Hoy aquí, tras estas rejas que me aprisionan, junto al silencio de estos fríos y largos pasillos, te digo con el corazón entre mis manos: no me dejes de ti y, sobre todo, perdóname, mamá". Su segunda nota afirmaba: “Estoy resuelto a irme, no soporto más el peso de mi desgracia, intenté perderme en el falso camino y sólo conseguí hundirme más, sólo pido que se conserven mis letras, ya que es lo único bueno que he hecho en la vida, no puedo escribir más, me voy y perdón por el dolor tan grande que les causo”. Al funeral llegaron los familiares de las víctimas, exigiendo ver el cadáver en el ataúd para cerciorarse de que estaba muerto. “Queremos ver que está muerto y cerciorarnos de que no le hará más daño a nadie”, espetaron. Su hermana, Claudia, se arrodilló ante ellos y les pidió perdón por los crímenes de su hermano. José Luis Calva Zepeda, “El Caníbal de la Guerrero”, fue sepultado en la Ciudad de México el 12 de diciembre de 2007, día de la Virgen de Guadalupe, en el panteón San Nicolás Tolentino, en Iztapalapa, a las 14:30 horas. Al sepelio asistió su hermana Claudia, pero no su madre; tampoco fue ningún sacerdote. Sobre la tumba, cubierta de flores, destacaba una corona que la familia colocó y que ostentaba una banda que decía: “Poeta seductor”. Con su entierro terminó la historia de uno de los asesinos más extraños de la historia mexicana. Su legado literario, considerado deficiente por muchos y genial por otros, incluye una frase que podría servir como su epitafio: “Adentrémonos en el fascinante mundo de la conducta humana y busquemos ese toque extraño dentro de cada uno de nosotros. Sólo así llegaremos al conocimiento de nosotros mismos
Posted on: Sun, 01 Sep 2013 09:55:47 +0000

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