Enviado por: Pamela de la Paz Antonio Ella La primera vez que la vi era verano, ella tenía las piernas desnudas y bailaba en el parque, si cierro los ojos veo cómo la luz se filtra entre las hojas de los árboles, proyectándose en su cuerpo. Se veía tan libre... No la extraño, pude verla un año completo y así la atrapé, la llevo en la memoria y con eso me conformo. A pesar de que nunca la toqué he guardado para mi lo mejor de ella, su juventud, su espontaneidad, y sí... Su libertad. Aunque no sé su nombre... Él La primera vez que lo vi era invierno, él estaba sentado en una silla roja explicándole a un niño porqué llovía; ni siquiera estaba lloviendo ese día, el tema no era el adecuado para un niño de cuatro años y aún así, él había encontrado la forma de fascinarlo con la trayectoria que lleva el agua para llegar al cielo. Cuando terminaron el niño le dio las gracias y se fue corriendo, pensé en acercarme, pero mientras caminaba hacia él una mujer vestida de blanco llegó empujando una silla de ruedas vacía, lo cargó como si sólo pesara tres kilos y lo sentó, se fueron. Se fueron y yo fui incapaz de seguirlos; un hombre invalido, incapaz de valerse, sin valor... Al día siguiente volví a la misma hora y lo observé desde lejos, lo mismo al día siguiente y al siguiente, cuando el sol empezó a calentar la tierra volví a bailar. No puedo explicarlo, no bailaba desde los ocho años, pero lo vi ahí sentado como siempre y sentí el impulso de correr, por él y por todas las veces que yo misma me había detenido. Fue la primera vez que me volteo a ver, yo ya no era invisible, me sentí tan grande, invencible, tan llena de luz... Y así bailé por un año, dedicándole cada uno de mis movimientos, hasta que me rendí, no podíamos estar juntos, ni siquiera podía hablarle, las personas ¿qué dirían? Pero lo extraño, esa tranquila sonrisa suya, esa paciencia, ese amor por todo... Lo extraño. La enfermera dijo que él se llamaba Antonio.
Posted on: Sat, 31 Aug 2013 06:24:23 +0000
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