Envidia, infundios y maldad en torno a un grandioso libro Debo - TopicsExpress



          

Envidia, infundios y maldad en torno a un grandioso libro Debo de confesar mi sorpresa —y pena— ante las declaraciones que he leído en las páginas de Facebook de la pintora y crítica de arte, Liana Guadalupe Díaz García, quien afirma que el excepcional libro titulado Mario Carreño, 1913 -1999. Selected Works 1936 – 1957 (Mario Carreño, 1913 – 1999. Obras Selectas 1936 – 1957), del joven curador y estudioso del excelso creador, Jesús Fernández Torna, es un “fraude de marca mayor y dejen de venderlo tan recaro como lo hacen en la Tienda del Museo de Bellas Artes de La Habana”. La artista cubana que desde hace dos años se radicó en la ciudad chilena llamada Curicó, además graduada, según sus datos en Facebook en la Universidad de La Habana y en la de Taca, en esa provincia, ha emitido desafortunados criterios acerca de una obra que, sin dudas, ni siquiera ha visto, ya que, niega la valía histórica, documental, cultural y artística de un volumen imprescindible sobre la vida y la obra del genial pintor cubano-chileno, sobre el que, hasta el momento de su publicación se daban como ciertos algunos datos muy importantes sobre su trayectoria, tales como los relacionados con la fecha de nacimiento, la cual se aclara en este volumen, en tanto se desmienten inconcebibles informaciones sostenidas durante décadas por sus propios familiares en Chile y también por la conjeturada Fundación que en ese país lleva su nombre. Liana desconoce que este libro de unas 350 páginas a todo color, fue presentado en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, por su autor, nada más y nada menos que como parte del programa de la última Bienal de La Habana, pues se trata del producto de un esfuerzo realizado por Fernández Torna con el auspicio de su galería Torna & Prado Fine Art Collection, y con la colaboración de prestigiosos especialistas del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) de La Habana y el apoyo del Consejo Nacional de las Artes Plásticas, del Ministerio de Cultura de Cuba. Pienso que detrás de estas palabras tan denigrantes de Liana, hay una suerte de “complot” o complacimiento criminal con la familia de Mario Carreño en Chile y con la Fundación que lleva su nombre, ya que al indagar sobre esta artista en Facebook encontré una foto en la que ella aparece y cuya descripción dice así: “Juan Campos, secretario particular de Mario Carreño y Director de la Fundación que lleva su nombre. Mariana Carreño González, hija mayor del matrimonio. Ida González, viuda del maestro y yo”, esos han sido, precisamente, los grandes detractores del libro catálogo de Jesús Fernández Torna, un hombre que invirtió cuantiosos recursos para garantizar la confiabilidad de su obra. Puede pensarse entonces que estas palabras tan agresivas fueron cultivadas por la pintora para congraciarse con las señoras Carreño en Chile. Si Liana rastreara en google la resonancia del libro de Fernández Torna, se daría cuenta que más de 30 sitios de la web, muchos de ellos especializados en arte, dan como valiosa esta producción del coleccionista, quien en Cuba es admirado y respetado no solo por esta entrega, sino además por sus aportes inestimables a la cultura nacional, entre ellos su gestión como sponsor del suntuoso catálogo del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), con motivo de su centenario, el cual fue presentado recientemente en esa institución. Esta producción, sin precedentes en la historia del museo, posee 320 páginas impresas a todo color en papel cromado, y ahora engalana la bibliografía histórica de esa entidad desde su fundación hasta la fecha. En vez de hacer el ridículo papel de “mercenaria”, como inaceptable portavoz de la familia Carreño, pienso que la señora Liana debiera de preocuparse más por promocionar su persona, así como su obra y su galería —desconocidas totalmente en internet—, a diferencia de la gran repercusión que en la web tienen la personalidad de Fernández Torna, su libro y su galería, reconocimiento que no fue alcanzado a fuerza de bretes ni chanchullos, sino mediante una amorosa dedicación al arte cubano y a la tierra que le vio nacer. Liana debiera sentir orgullo al ver que un cubano que abandonó su país, como ella, invierte grandes sumas de dinero en enaltecer el arte cubano, dándole oportunidad a prestigiosos especialistas de publicar sus criterios en una producción tan lujosa y costosa como lo es el libro Mario Carreño, 1913 -1999. Selected Works 1936 – 1957 (Mario Carreño, 1913 – 1999. Obras Selectas 1936 – 1957). La envidia es uno de los sentimientos más deplorables del hombre, alimentarla o encumbrarla, es tan bajo como crearla y promoverla. Y realmente soy del criterio de que la familia Carreño y la desconocida y poco promovida Fundación que en Chile lleva su nombre, bajo la dirección del señor Campos, ante la imposibilidad de realizar una obra de tal magnitud, ni de invertir tanta energía y recursos en recurrentes y profundas investigaciones en la isla, realizando constantes y costosos viajes, como lo hizo Fernández Torna, ahora, por inconveniencia absurda, denigran esos esfuerzos que, de usar un poco la inteligencia y la razón, debieran de aplaudir, apoyar y agradecer al tratarse, quiéranlo o no, del único libro que realmente refleja a Carreño tal y como fue en su vida y en su obra. Fernández Torna no es un desquiciado mental que busca apoyo espiritual y documental en una de las más importantes instituciones cubanas para hacer una obra que, como dice Liana, es un “fraude de marca mayor”, como tampoco el Museo de Bellas Artes de La Habana se prestaría, jamás, a actuar sin seriedad ni cordura para ofrecer su respaldo a un proyecto tan noble y necesario como el de Fernández Torna. Al hablar de “fraude mayor”, sin especificar a qué se refiere, la señora Liana asume, además, un infundioso rol de macabra insensatez que demerita la instrucción que, según ella, ha alcanzado con varios estudios universitarios y a través de sus ejercicios como pintora, crítica y curadora, oficios y figuras totalmente desconocidos en la isla, donde, según ella misma, vivió hasta hace solo dos años. La prestigiosa directora del MNBA, Moraima Clavijo ha subrayado, en más de una ocasión, la valiosa cooperación que Torna & Prado Fine Art Collection y en particular su presidente, el señor Jesús Fernández Torna y su esposa Suset Villalón, están llevando a cabo, de manera sistemática, con esa institución . En tal sentido ha alabado el libro de Fernandez Torna sobre Mario Carreño, presentado en ese mismo lugar durante la última Bienal de La Habana, así como otras contribuciones suyas con Bellas Artes y otras instituciones cubanas, como con la casa de la Cultura del municipio artemiseño de Bauta y su interés por rescatar los valores heredados allí por el célebre grupo y revista Orígenes, encabezados por José Lezama Lima a mediados de la pasada centuria. Para conocimiento de la artista que ahora detracta esta sobresaliente obra, vale subrayarle las palabras del prólogo, a cargo del destacado crítico y periodista Fernando Rodríguez Sosa, Premio Nacional de Periodismo Cultural, quien asegura que Fernández Torna conduce al lector a través de la vida y la obra de Carreño mediante varios trabajos de investigación y crítica, entre los que se encuentran un ensayo biográfico realizado por el autor radicado en Miami, quien comenta diferentes pasajes de la carrera artística de quien fue uno de los más grandes maestros de la plástica contemporánea en el Siglo XX latinoamericano. Mario Carreño, 1913 -1999. Selected Works 1936 – 1957, posee además otros interesantes escritos sobre el período cubano del excelso pintor, a cargo del reconocido curador del arte cubano de la vanguardia, Roberto Cobas Amate, además de Elsa Vega y Luz Merino —subdirectora de Bellas Artes—, también especialistas en este tema, en esa prestigiosa institución de La Habana; quienes ofrecen, en síntesis, aspectos relevantes de su proyección iconográfica en la Isla; en tanto quien suscribe estas líneas se introduce en los complicados laberintos del arte concreto, en un análisis sobre el segmento dedicado por el maestro al abstraccionismo durante su prolífica carrera. Pero no es esta señora isleña radicada en ese lejano pueblo de Chile quien arremete en contra de este gran libro que incluye asimismo una argumentada cronología de la vida y obra de Carreño; además de un pormenorizado compendio de textos —a modo de referencias— publicados en diferentes países del mundo, desde los años 20 hasta la entrada del nuevo milenio, sobre su obra, tescritos por Fernández-Torna, a través del cual el lector conocerá infinidad de particularidades, anécdotas y características relacionadas con el paulatino desarrollo profesional del artista, cuyos vínculos con grandes figuras del arte y la cultura universal —Federico García Lorca, Pablo Neruda, Manuel Altolaguirre, Rufino Tamayo, Diego Riera, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo, Jaime Colson, Rafael Alberti, Salvador Allende, entre otros muchos— también constituyen, sin dudas, temas de interés para los lectores. Fernandez-Torna, en las Palabras del autor, expresa que su ópera prima “tiene como objetivo fundamental divulgar las distintas etapas creativas —según nuestra apreciación, todas importantes— en las que se puede subdividir la obra pictórica de este gran creador durante los años cubanos, es decir, de 1928 hasta 1957, cuando decide radicar definitivamente en Chile y comienza otro valioso ciclo de su trabajo artístico”. Qué nobleza de acción que en vez de degradar y destruir debiera de servir para unir al coleccionista con los descendientes de Carreño, su esposa y amigos. Pero, el odio, la incapacidad y la inaptitud para acometer una empresa como la que emprendió Fernández Torna, han incentivado el odio entre esas personas que, reitero, debieran expresar gratitud. Lamentablemente, la directora del Centro de arte Di’art, de Curicó, en la distante Región del Maule en el Valle Central de Chile, no conoce que este libro fue concebido esencialmente como catálogo —con más de cien fotos a todo color representativas de todas las etapas creativas de Carreño—, y que es y será “ fuente imprescindible de información y consulta sobre una figura esencial del arte cubano y latinoamericano de la pasada centuria”, como afirma Fernando Rodríguez Sosa en el prólogo. Otro reconocido especialista sobre arte cubano, quien es autor de uno de los ensayos que en el volumen se publican, Roberto Cobas ha dicho que, tal vez pudiera tener detractores como ahora así se declara la señora Liana, “pero tendrán que cuidarse muy bien para criticarlo. He leído los ensayos de Luz Merino, Elsa Vega y Jorge Rivas, y puedo afirmar que son magníficos. Es una obra que ha logrado reunir una cantidad de información impresionante, incluso corrigiendo errores que se arrastran desde la época de Gómez Sicre, que era un erudito y amigo personal del artista. Sobre Jesús Fernández Torna, autor de Mario Carreño, 1913 -1999. Selected Works 1936 – 1957 (Mario Carreño, 1913 – 1999. Obras Selectas 1936 – 1957), Cobas apuntó que sin dudas “constituye una figura confiable como estudioso y curador de la obra de Mario Carreño. Probablemente nadie en su sano juicio se hubiera gastado la fortuna que él ha invertido en este libro; pero también el resultado es muy prometedor. Torna es una autoridad mundial en la materia y, precisamente, de la época en la que más se valora la obra de Carreño”, enfatizó Cobas. Otra expresión que me hace pensar de que Liana ni siquiera ha ojeado el mencionado libro, en su referencia al precio. Solo con ver esta majestuosa obra uno se percata del enorme valor que conllevó producirla. Sin embargo, ante esta realidad inobjetable, su precio es módico, solo que a los cubanos les resulta difícil poder adquirirlo ya que su moneda nacional no es el dólar ni los pesos convertibles, sino los pesos cubanos. O acaso en la lejana Curicó libros de esta magnitud se regalan o se venden a precios muy bajos. Bien conoce esta especialista en arte que en Chile los libros de arte son altamente costosos y Curicó no es una excepción. No obstante, el señor Fernández, ante la evidente ausencia de divisas entre los cubanos de a pie, hizo importantes donaciones a numerosas instituciones cubanas, como ya he expresado. Por último puedo asegurar que cualquier otra información que pueda surgir, divergente con lo apuntado por Fernández Torna en este libro, es totalmente ilegal, infundada, incierta. Mario Carreño, 1913 -1999. Selected Works 1936 – 1957 (Mario Carreño, 1913 – 1999. Obras Selectas 1936 – 1957), es una obra maestra a la que hay que respetar, admirar y agradecer, guste o no guste, duela o no duela
Posted on: Thu, 17 Oct 2013 00:16:08 +0000

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