"Era una tarde de Agosto." por: Yésica Piastrellini! Era una - TopicsExpress



          

"Era una tarde de Agosto." por: Yésica Piastrellini! Era una tarde del mes de agosto, corría un fuerte viento, los árboles estaban desnudos y las calles silenciosas. Solo se oía el viento, soplando, silbando, suspirando. El aire era frío, lacerante. El cielo estaba algo nublado, la lluvia sobrevendría de un momento a otro. Llegando ya el atardecer, dos figuras se dejaron ver en la cuadra, una en una esquina, la otra en la otra. Con paso lento, casi inmóvil, se fueron acercando, hasta confundirse en un abrazo eterno. Instante en el que el tiempo deja de correr, y la hora se detiene en los relojes. Una vida cambia en un momento, hay momentos que nos definen; hay encuentros y despedidas que dejan huella en el corazón. La vida, que es un sueño, nos pone otros soñadores en nuestro camino; no somos islas, caminamos tomados de las manos. A veces los caminos se separan, toman otras direcciones, incluso contrarias. Así, de a poco, peregrinamos con menos compañeros, con aquellos que miran en nuestra misma dirección, hay una palabra para ello: AMISTAD. Esa tarde, dos amigos se reencontraban. Sobraban las palabras, cuánto dice un simple gesto. De pronto se olía una brisa de tormenta, y pequeñas gotitas de agua golpeaban el suelo. Así ella y él, corrían presurosos a resguardarse de la tormenta. Sin hablar. Podría pensarse que tenían mucho que contarse, era cierto; pero el silencio era más elocuente, y describía mucho mejor los sentimientos de los dos. Callar significaba mirarse a los ojos, volver a reconocer sus rostros, volver el tiempo atrás… Entonces, él tomó la palabra: “La primera vez que te vi, creí encontrar una niña risueña, casi graciosa, que me hacía sonreír. Pero cuando tus ojos azules posaron su mirada sobre los míos, descubrí algo que en principio no pude entender, algo que me hacía buscar una y otra vez tus ojos para ver si hallaba una respuesta a mi inquietud. Tenía una certeza, que no podía traducir en palabras, y huí. Fui cobarde, lo sé; es más fácil ser valiente cuando los intereses del corazón están resguardados. Temía, no preguntes qué, era un miedo frío… como la muerte. No sé si algo de mí murió en esa primera mirada; puede que sí…” En ese momento tembló su voz. Ella no bajaba la vista, sus mejillas estaban levemente rosadas y su corazón latía muy fuerte, como si toda la vida hubiera esperado esas palabras. Él prosiguió: “…supongo que murió mi soledad, mi manera de ver las cosas, descubrí que no tenía las respuestas para todo, que había secretos de la vida que no conocía, que tenía mucho que aprender… Sentí que había un misterio que gobernaba todas las cosas, y no quise reconocerlo. Sabes de lo que hablo… lo veo en tu rostro en este momento”, “Lo sé, pero suena tan lindo cuando se lo nombra”. En ese momento se escuchó al unísono: “Amor”. II Noviembre llegó casi sin aviso, las flores rebosaban en los jardines, el sol tenía una calidez inusitada. Ella, en el jardín de su casa bajo un olivo, leía las Rimas de Bécquer. No lo sintió llegar, y mucho menos sentarse junto a ella. Cerró su libro, y sin voltear la cabeza, dijo “El Amor es la fuerza que mueve el mundo, tiene distintos rostros pero sólo un sentido… y es ese sentido, ese fin, lo que lo hace imperecedero. Los rostros envejecen, los ojos pierden su fuerza y se oscurecen, pero no el amor, porque nace de Aquel que es Eterno…” “Tú compañía me ayudó a entenderlo, yo no lo sabía, no había podido verlo en los que se aman, y jamás había amado de esa manera, jamás había amado de verdad…” Se tomaron de las manos, y caminaron hacia donde se ocultaba el sol. Las nubes teñidas de naranja y rosa, formaban sutiles figuras. Unos pocos minutos después, las primeras estrellas aparecían en el cielo, casi se podían tocar con las manos. Ya se perdían en el horizonte, esos corazones que latían como uno. Caminaban al cielo… III Qué hermoso cuando dos corazones dicen lo mismo sin hablar; es la música más maravillosa del mundo, aquella que es difícil escuchar, que solo se siente cuando se está en la misma sintonía. Es el murmullo de lo inefable, de lo que tratamos de expresar y no encontramos la mejor manera sino es callando: cuando las palabras sobran, y el alma apela a otras manifestaciones, igual de verdaderas, igual de eficaces. Sentados en el banco de una pequeña capilla, nuestros soñadores, fijan su mirada en el Crucifijo de la pared, no podemos conocer los pensamientos que causa en ellos el espectáculo que contemplan; solo vemos la expresión de paz en sus rostros y creemos entenderlo todo. “Un alma en dos cuerpos” es la frase que se nos viene a la mente ante la escena, dos personas que miran a su interior y juntos intentan escuchar la Voz que habla en el silencio. Qué ven, qué significa esa Cruz para ellos, qué es lo que los tiene casi inmóviles. Así, intentamos entender el signo que se nos muestra, el cuadro ideal que la vida pinta para que nosotros, los que nacimos para traducirlo al mundo, veamos y vivamos por un instante lo que está presente a nuestros ojos; para que hagamos experiencia de lo que solo nos toca ser testigos y para que, como si a nosotros nos hubiera pasado, escribamos poesía. IV Se me figura que las huellas que veo sobre la arena, son de ella y él; me ha tocado seguirlos hasta este punto y los he perdido. Me pregunto qué pueden estar buscando en este desierto. Dos pares de pisadas… unas se detienen en un punto y las otras vuelven sobre su camino, no puede dejar al otro atrás. He decidido ver a dónde llegan, para entender por qué marchan. Me pregunto cómo habrán sobrevivido a esta sed asfixiante, a esta soledad. De a poco los pasos ligeros y largos se van haciendo cada vez más y más cortos, más pesados, se marcan mejor en la arena. Sigo más adelante y distingo sólo un par de pisadas, a dónde han ido sus compañeras, por qué las han dejado solas quedando tan poco camino. Unas pisadas han muerto junto a la fuente que veo casi como un espejismo. Las otras han seguido su marcha, supongo que a buscar más de esa agua… para compartir la felicidad de quien ha partido. Así, al final descubro que el Amor no es más que silencio, amistad, tormenta, primavera, Cruz, desierto y meta.
Posted on: Tue, 20 Aug 2013 18:26:22 +0000

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