Es la crítica más hermosa que me han hecho, este tipo escribe - TopicsExpress



          

Es la crítica más hermosa que me han hecho, este tipo escribe bien, muy bien, hace tiempo lo vengo diciendo, el negro es un crack. Infinitamente agradecido con él. “Aquel que ordena la intranquilidad nocturna, que envía lluvia de tizón. Contemplé la apariencia del tiempo y el tiempo era espantoso de contemplar.” -Epopeya de Gilgamesh. Me podría detener en alabanzas sobre las cualidades musicales de Emilio Cardone. En su virtuosismo instrumental, que por suerte explota con buen gusto, o podría exponer la forma magistral con la que maneja sus melodías, su policromática voz. Pero sus credenciales están ahí, escuchen sus discos, o mejor aún, véanlo en vivo. Prefiero señalar su otra gran cualidad, una que pasa desapercibida, la misma que genera incomprensión entre sus pares, la misma que a su vez, nos nucléa como un imán que todo lo atrae. Su autenticidad. Su siempre presente y persistente autenticidad artística. Su música no conoce la necesidad del artificio, ni de la falsedad, ni de lo forzado. Funciona porque debe funcionar y durante todos estos años ha ido yuxtaposicionando sus piezas, buscando la mejor manera de hacerlo, puliendo algunas, introduciendo otras. Las mismas que ahora dan forma al disco El otro Lado. Ecléctico sin perder el hilo, de una inusual cantidad de temáticas que se pueden tejer por todo el disco de principio a fin, encuentro dos que me resultan inevitables, atrapan mi atención que no deja de navegar por sus temas. La primera, es el tiempo. El tiempo y sus analogías, esos metálicos tentáculos del reloj. El tiempo como condicionante final, como malinterpretado y desperdiciado grillete social (e individual), como esa añoranza a la infancia, como el calendario que se diluye en una amarga soledad, como lo incierto del futuro, como ese momento que quisimos encapsular con toda su irrepetible perfección. Y también, el tiempo mitológico que aparece durante todo el disco, con Gilgamesh que da nombre al comienzo de El otro lado, compartiendo nombre con esa epopeya, el escrito más antiguo de la humanidad, donde el héroe fracasa en su búsqueda de la vida eterna y descubre que lo único que sobrevive al paso del tiempo, es el arte que producen lo hombres. O Cronos, dios del tiempo de los hombres, que paga al karma por intentar devorar a sus hijos. Y el vampiro, ese inmortal cainita que emprende una oscura metamorfosis hacia la luz solar. Lo segundo, es lo que da nombre al disco, ese Otro lado. Uno no puede evitar pensar en lo que pueda concentrarse o se dispersarse después de la muerte, pero no termina ahí. El otro lado también es lo que persiste después de la pesadilla, la dolorosa realidad en la vigilia y por supuesto, el otro lado, es lo que no es uno. Y de un lado del vidrio está Emilio Cardone, del otro lado, los que escuchan. Qué nos queda de este lado o qué se espera del otro, es algo que nunca podré responder con seguridad. De lo que sí estoy seguro, es lo que hay en medio de cada una de esa conexiones. Como una gran masa que crece a medida que se alimenta, un evento extraordinario que no deja de saber a familiar, un símbolo real, un icono universal, un auténtico arquetipo del arte, una de esas experiencias únicas de la vida. Y que, por lo tanto, no debería ser tomado a la ligera; y que, por lo tanto, no debería dejar de disfrutarse.
Posted on: Tue, 11 Jun 2013 02:17:10 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015