Esparta, un Estado tan duro y tan viril, era el más justo de la - TopicsExpress



          

Esparta, un Estado tan duro y tan viril, era el más justo de la Hélade en todo lo tocante a sus mujeres, y no precisamente porque las consintiese, adulase o malcriase. Esparta fue el único Estado helénico que instituyó una política de educación femenina, al margen de los conocimientos del hogar y de los niños que toda mujer debía poseer. Fue asimismo el Estado con mayor índice de alfabetización de toda la Hélade, pues a las niñas espartanas se les enseñaba a leer igual que a sus hermanos, a diferencia del resto de Grecia, donde las mujeres eran analfabetas. En la misma Esparta había más mujeres que hombres, porque su eugenesia no era tan severa, porque no pasaban la criba de la instrucción, porque no caían en combate y porque los hombres a menudo estaban de maniobras o de campaña. Los espartanos que pensaban en su hogar debían, pues, siempre pensar en términos de madre, hermanas, esposa e hijas: la Patria, el ideal sagrado, tenía un carácter femenino, y proteger la Patria equivalía a proteger sus mujeres. Los hombres no se protegían a sí mismos: ellos eran la lejana coraza que defendía al corazón, al núcleo sagrado, y se inmolaban en honor de ese corazón. En Esparta más que en ningún otro sitio, las mujeres representaban el círculo interior, mientras que los hombres representaban la muralla externa protectora. Las niñas espartanas recibían comida en la misma cantidad y calidad que sus hermanos, lo cual no sucedía en los Estados demócratas de Grecia, donde las mejores piezas alimenticias eran para los varones. Eran colocadas bajo un sistema educativo similar al de los hombres y que favorecía las aptitudes de fuerza, salud, agilidad y dureza, educándoselas en clases y al aire libre, pero eran entrenadas por mujeres, y no se les inculcaba ese ciego fanatismo de superación, sacrificio y voluntad, ese sentimiento de ser una sonda lanzada al abismo ―sentimiento que, en el caso de los espartanos, rozaba el afán de autodestrucción. En el caso de las niñas, el énfasis era más bien puesto en el dominio de sus emociones y control de los sentimientos, y el cultivo del instinto maternal. Se favorecía, en cambio, que las jóvenes entrenasen deportivamente con los jóvenes, pues se pretendía que los varones las animasen a superarse a sí mismas en los esfuerzos físicos. La dureza, la severidad y la disciplina de la educación femenina eran, en todo caso, muy inferiores a las de la Agogé, y se hacía muchísimo menos hincapié en el dominio sobre el sufrimiento y el dolor, así como en la agresividad. A las niñas espartanas no se les castigaba ni por asomo con la crueldad con la que se castigaba a los niños, ni se les arrancaba de sus hogares familiares cuando cumplían siete años. Tras ver la proeza casi sobrenatural que suponía la superación de la instrucción masculina, la educación de las muchachas, a pesar de ser ejemplar, no impresiona. ¿A qué se debe todo esto, aparte del hecho de que los hombres militaban todos en el Ejército y precisaban por tanto de mayor autocontrol y disciplina?
Posted on: Fri, 01 Nov 2013 02:38:51 +0000

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