Esta bueno esto, muy cierto............ ÓDIAME MAS Esto lo - TopicsExpress



          

Esta bueno esto, muy cierto............ ÓDIAME MAS Esto lo escribo desde la víscera. Infectado por el veneno de la victoria. Pleno de los azufres del triunfo. Lo escribo cuando aún tirito de frío por la carrera que pegué desde preferente plus hasta el estacionamiento de Paseo Acoxpa. Cuando lleno con esa noche de luces derramadas, lleno del agua bautismal bañando las calzadas de un templo que tiembla, tengo la rabia del campeón. El Ódiame Más. Porque apoyar al América no es fácil. Hoy sí. Hoy sí porque la noche ficcionó una épica digna no de la cinematografía, pues el cine es reciente de 120 años a la fecha, y hay muchas cosas ahí gratuitas, y tiene el frívolo aroma de los expertos, no. Una épica mucho más antigua y básica. Elemental como el fuego o la muerte. Una épica heroica, a la que nada le faltó. La lluvia, la expulsión, el portero, el gol, los enemigos, los atabales llamando a la encarnizada batalla, la soledad de las áreas húmedas, la desgarradora voz de los acólitos de la tribu lanzando a sus soldados a un triunfo imposible, porque lo imposible es lo único que trasciende las leyes del tiempo, tiempo que hace porosa nuestra memoria… Pero esto es apenas la punta del iceberg. Ser del América ya no es lo que fue hace mucho, cuando las Águilas eran como el PRI y como Televisa y juntos lo ganaban todo. Ahora vivimos en épocas de veganos, de políticamente correcto, de bikram yoga, del escepticismo, de atomizar el conocimiento, el nacionalismo crítico, del tiki taka del Barcelona, del tuiter que todo lo esconde y el Facebook que todo lo revela, y de mamones intelectuales por todos lados que piensan que el futbol es parte de la idiotización mundial y no una extensión del corazón humano. Hoy es más difícil irle al América porque los Pumas y su bicampeonato se multiplicaron a velocidades de Gremlin. Además, toda esa tan cacareada pureza de ser universitarios les da buena fama y así captan nueva feligresía Y no hablemos de irle a las Chivas. Es lo más sencillo del planeta. Cualquier patriotero confundido los apoya por el simple hecho de que son mexicanos, y el estribillo de su himno (somos leyenda del futbol mexicano) es pegajoso y emotivo. Son ganadores, históricos, y nadie, a pesar del carnicero que los posee y dirige con asombrosa prepotencia, les daría el carácter de villanos. Ya no digamos Cruz Azul, hundido para siempre en los pozos de su propio miedo: un equipo al que puedes irle como de ladito y nadie te lo reprochará. O el Toluca, que aún ganando 8 títulos seguidos jamás perderá la cicatriz de no motivar más allá de los límites de Metepec. Lo mismo que Santos y sus maravillosas contrataciones que importan tan poco. Lo mismo que Monterrey y Tigres, que aún no suman los suficientes títulos para engrosar la élite de los más poderosos. Y así podemos seguir. Apoyar a los demás es incluso sencillo y de bajada, porque ser del Atlas es un acto de fe, ser del Atlante es un acto de humildad, ser del Querétaro es un acto de masoquismo, ser de Jaguares es un acto de escapismo y ser de cualquier otro es un acto de rebeldía. Pero del América no. Porque es el único que suma una legión de –antis. Es de Televisa, y eso le suma a los ideólogos crepusculares, que siguen pensando que todo penal que le marcan a favor es un síntoma conspiratorio. Porque es dueño del Azteca, el estadio que vivió la gloria de Pelé y Maradona… algo que nunca ningún otro estadio podrá igualar. Porque el amarillo es chillante. Porque aún les pesa la etiqueta de millonarios, y tal vez lo sean, pero eso es algo que sólo unas cuantas personas que no tuitean pueden asegurar. Porque la Monumental es francamente chocante. Porque hay mil razones para odiar al América, aunque haya sólo una para amarlo y eso baste. Porque Memo Ochoa es el único portero que ha jugado fuera de México (lo de Campos en la MLS fue un chiste) y cada día lo hace mejor. Porque si hay un enemigo en el futbol es Cuauhtémoc Blanco (pregúntenle a Faitelson si no) y él representa los mayores vicios y virtudes del americanismo. Porque Cabañas y Beenhakker. Porque Zague y Daniel Bilos. Porque Marcelo Lipatín y Antonio Carlos Santos. Porque aún lloramos aquella semifinal contra Boca, y aquella final contra Arsenal y esta noche ya no importa. Porque toda gesta requiere la contraparte oscura, y el América se siente más cómodo como enemigo. Pero todo esto ya lo sabes. No estoy diciendo nada nuevo. Es sólo la garganta deshecha de tanto grito. Es sólo el frío de esta noche que ni siquiera se siente. Es sumar 11 títulos y ya no tener a nadie por encima. Es haber modelado la final más emocionante que en México se recuerde, y quien guste debajo de estas líneas está mi tuiter para que nos incomodemos mutuamente. Porque el mejor slogan del América es ese “Ódiame Más”, que sale de las vísceras de todos los que esta noche contemplamos al resto con una soberbia justificada. Con la condescendencia del mejor. Y vendrán nuevos tiempos en los que seguro perderemos. Seremos otra vez objeto de burla, como lo es el Piojo, y Azcárraga y Layún. Caeremos. Claro que caeremos, y ustedes se cebarán en nuestros huesos, porque de eso se trata. Habrá días aciagos y noches largas de derrota. Pero por lo pronto, hoy, esta noche y hasta nuevo aviso, sólo te solicito, si amas al futbol, que te dirijas a todos y cada uno de nosotros como debe ser… como CAMPEONES. Así, bien alto, aunque te duela. Que te dolerá. Por eso ódiame por esta noche. Y mañana, por lo que más quieras, ódiame otra vez, de la forma que se te dé la gana. Atácame. Censúrame. Búrlate. Pero siempre, siempre, Ódiame Más. ODIAME MAS Esto lo escribo desde la víscera. Infectado por el veneno de la victoria. Pleno de los azufres del triunfo. Lo escribo cuando aún tirito de frío por la carrera que pegué desde preferente plus hasta el estacionamiento de Paseo Acoxpa. Cuando lleno con esa noche de luces derramadas, lleno del agua bautismal bañando las calzadas de un templo que tiembla, tengo la rabia del campeón. El Ódiame Más. Porque apoyar al América no es fácil. Hoy sí. Hoy sí porque la noche ficcionó una épica digna no de la cinematografía, pues el cine es reciente de 120 años a la fecha, y hay muchas cosas ahí gratuitas, y tiene el frívolo aroma de los expertos, no. Una épica mucho más antigua y básica. Elemental como el fuego o la muerte. Una épica heroica, a la que nada le faltó. La lluvia, la expulsión, el portero, el gol, los enemigos, los atabales llamando a la encarnizada batalla, la soledad de las áreas húmedas, la desgarradora voz de los acólitos de la tribu lanzando a sus soldados a un triunfo imposible, porque lo imposible es lo único que trasciende las leyes del tiempo, tiempo que hace porosa nuestra memoria… Pero esto es apenas la punta del iceberg. Ser del América ya no es lo que fue hace mucho, cuando las Águilas eran como el PRI y como Televisa y juntos lo ganaban todo. Ahora vivimos en épocas de veganos, de políticamente correcto, de bikram yoga, del escepticismo, de atomizar el conocimiento, el nacionalismo crítico, del tiki taka del Barcelona, del tuiter que todo lo esconde y el Facebook que todo lo revela, y de mamones intelectuales por todos lados que piensan que el futbol es parte de la idiotización mundial y no una extensión del corazón humano. Hoy es más difícil irle al América porque los Pumas y su bicampeonato se multiplicaron a velocidades de Gremlin. Además, toda esa tan cacareada pureza de ser universitarios les da buena fama y así captan nueva feligresía Y no hablemos de irle a las Chivas. Es lo más sencillo del planeta. Cualquier patriotero confundido los apoya por el simple hecho de que son mexicanos, y el estribillo de su himno (somos leyenda del futbol mexicano) es pegajoso y emotivo. Son ganadores, históricos, y nadie, a pesar del carnicero que los posee y dirige con asombrosa prepotencia, les daría el carácter de villanos. Ya no digamos Cruz Azul, hundido para siempre en los pozos de su propio miedo: un equipo al que puedes irle como de ladito y nadie te lo reprochará. O el Toluca, que aún ganando 8 títulos seguidos jamás perderá la cicatriz de no motivar más allá de los límites de Metepec. Lo mismo que Santos y sus maravillosas contrataciones que importan tan poco. Lo mismo que Monterrey y Tigres, que aún no suman los suficientes títulos para engrosar la élite de los más poderosos. Y así podemos seguir. Apoyar a los demás es incluso sencillo y de bajada, porque ser del Atlas es un acto de fe, ser del Atlante es un acto de humildad, ser del Querétaro es un acto de masoquismo, ser de Jaguares es un acto de escapismo y ser de cualquier otro es un acto de rebeldía. Pero del América no. Porque es el único que suma una legión de –antis. Es de Televisa, y eso le suma a los ideólogos crepusculares, que siguen pensando que todo penal que le marcan a favor es un síntoma conspiratorio. Porque es dueño del Azteca, el estadio que vivió la gloria de Pelé y Maradona… algo que nunca ningún otro estadio podrá igualar. Porque el amarillo es chillante. Porque aún les pesa la etiqueta de millonarios, y tal vez lo sean, pero eso es algo que sólo unas cuantas personas que no tuitean pueden asegurar. Porque la Monumental es francamente chocante. Porque hay mil razones para odiar al América, aunque haya sólo una para amarlo y eso baste. Porque Memo Ochoa es el único portero que ha jugado fuera de México (lo de Campos en la MLS fue un chiste) y cada día lo hace mejor. Porque si hay un enemigo en el futbol es Cuauhtémoc Blanco (pregúntenle a Faitelson si no) y él representa los mayores vicios y virtudes del americanismo. Porque Cabañas y Beenhakker. Porque Zague y Daniel Brailosky. Porque Marcelo Lipatín y Antonio Carlos Santos. Porque aún lloramos aquella semifinal contra Boca, y aquella final contra Arsenal y esta noche ya no importa. Porque toda gesta requiere la contraparte oscura, y el América se siente más cómodo como enemigo. Pero todo esto ya lo sabes. No estoy diciendo nada nuevo. Es sólo la garganta deshecha de tanto grito. Es sólo el frío de esta noche que ni siquiera se siente. Es sumar 11 títulos y ya no tener a nadie por encima. Es haber modelado la final más emocionante que en México se recuerde, y quien guste debajo de estas líneas está mi tuiter para que nos incomodemos mutuamente. Porque el mejor slogan del América es ese “Ódiame Más”, que sale de las vísceras de todos los que esta noche contemplamos al resto con una soberbia justificada. Con la condescendencia del mejor. Y vendrán nuevos tiempos en los que seguro perderemos. Seremos otra vez objeto de burla, como lo es el Piojo, y Azcárraga y Layún. Caeremos. Claro que caeremos, y ustedes se cebarán en nuestros huesos, porque de eso se trata. Habrá días aciagos y noches largas de derrota. Pero por lo pronto, hoy, esta noche y hasta nuevo aviso, sólo te solicito, si amas al futbol, que te dirijas a todos y cada uno de nosotros como debe ser… como CAMPEONES. Así, bien alto, aunque te duela. Que te dolerá. Por eso ódiame por esta noche. Y mañana, por lo que más quieras, ódiame otra vez, de la forma que se te dé la gana. Atácame. Censúrame. Búrlate. Pero siempre, siempre, Ódiame Más.
Posted on: Wed, 26 Jun 2013 15:52:34 +0000

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