Esta es la autonomía y libertad universitaria que defienden las - TopicsExpress



          

Esta es la autonomía y libertad universitaria que defienden las autoridades de la ucv y estudiantes manos blancas y los dirigentes de la MUD que hoy desfilaron en CARACAS......??? La UCV está perseguida por los poderes Agustín Blanco Muñoz . AÑO 2001 La pregunta aún se escucha: ¿qué pasó en la UCV el 28M-01 que de pronto se produce toda una conmoción que rompe la quietud concertada de esta institución? Después del aplastado intento de renovación de 1969, ha transitado por las rutas del silencio y la quietud. ¿Qué ocurrió a partir del 28M-01? ¿Llegará esto a alguna parte o tomará el conocido camino del vacío? ¿Triunfará el naciente despertar del colectivo o prevalecerá la unidad actual de los poderes constituidos universitario-gubernamentales para establecer una suerte de Universidad Bolivariana de Venezuela? Acción estudiantil universitaria en el 28, 36 y 58 El siglo pasado da cuenta de una importante actividad política universitaria que mira más hacia fuera que hacia lo interno. Así el año 28 registra protestas estudiantiles contra la dictadura gomera. En el 36 los universitarios contribuyen al debate y la acción para impulsar y organizar el régimen democrático. En 1958 son los principales vigilantes de la unidad para garantizar la derrota de la conspiración. En la década de los 60, la UCV fue una de las ‘sedes’ principales de la lucha armada. Derrotada esta experiencia, buena parte de los cuadros que venían de regreso de aquella práctica, entran a formar parte del debate renovador que adquiere su expresión máxima en el año 69. El antecedente de los estudiantes de historia Por primera vez en la UCV se plantea un movimiento con objetivos renovadores. El único antecedente conocido es la I Asamblea de Estudiantes de Historia de la Facultad de Humanidades, celebrada en agosto de 1964, con el propósito de considerar y evaluar la marcha de la Escuela, en cuanto a calidad de la enseñanza, nivel pedagógico, cumplimiento de la plantilla profesoral, pensa, programas y formas de evaluación. Estos aspectos los toca en extenso el movimiento reformista de 1969 que, en principio, puede considerarse aislado por cuando no está relacionado ni es la resultante de alguna reforma que se adelante a nivel político-social. En el 69 la universidad contestaria-tomista ocupa espacios En realidad, este fue un movimiento de muchas aristas que nace inspirado en los acontecimientos del mayo francés de 1968. Las universidades se levantan a luchar contra el sistema y contra sus propias deficiencias. En nuestro caso, y por primera vez, se alzan muchas voces contra la enseñanza anacrónica, la escasa investigación y la inexistente extensión. Se emprende una abierta crítica contra los profesores que se consideran ‘tradicionales’. Los pensa debían actualizarse y la universidad ligarse con la calle y la sociedad. La universidad contestataria-tomista logra cada vez más espacio. Era evidente la intención política, social e ideológica. La reacción Caldera ante el peligro del cambio Y fue tal el peligro que llegó a significar aquel movimiento, que el gobierno de Caldera consideró necesario enfrentar la situación con miras a acabar con un proceso que amenazaba con constituir una universidad diferente. Es indudable que con el movimiento de renovación se crean las condiciones propicias para emprender un importante cambio en la orientación, propósitos y organización de este centro de estudios, sin que ello significara una profunda modificación en las estructuras de la institución. Pero, a pesar de ser éste un movimiento que, en principio, no revestía ningún peligro para la estabilidad del orden vigente ni para la creación de una universidad subversiva, en el plano de la producción de un conocimiento capaz de contribuir a forjar una conciencia transformadora, el gobierno nacional decide iniciar todo un plan destinado a desmontar el tan nombrado proceso de renovación universitaria que ya comenzaba a extenderse a otras universidades. Una acción que se veía destinada a darle continuidad, por otras vías, a la “subversión castro-comunista” ya derrotada y a la cual había que enfrentar y derrotar. FAN y policía política tomaron la UCV El 30 de octubre de 1969 se produce el allanamiento más desproporcionado y brutal de los realizados en la ‘era democrática’ a esta institución. Sólo comparable al realizado el 13 de diciembre de 1966 por el gobierno de Raúl Leoni, que se hace contra una universidad que tiene en sus espacios una de las sedes principales de la lucha armada: la residencia ‘Elías David La Rosa’, que Betancourt rebautizó con el remoquete de ‘Stalingrado’, por considerarla sede importante de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN). El allanamiento Caldera se justifica con el pretexto de que en la UCV hay violencia. De allí la ocupación total con unos 2 mil hombres, cien vehículos del ejército, unidades de infantería de marina, cuerpo de cazadores, tanques M-8, policía metropolitana, policía política, PTJ, vigilantes de tránsito. Una vez tomada la UCV por la ‘Operación Kanguro’, se procede a perseguir a la cabeza del poder constituido universitario responsable de promover la renovación universitaria. Creación del CNU y destitución de Bianco Con la reforma de la ley de universidades y la aparición en escena del Consejo Nacional de Universidades Provisorio (CNUP), presidido por el Ministro de Educación, se inicia una pelea directa contra el ‘Rector de la Autonomía’, a quien se pretende doblegar con la obligada asistencia al organismo que había calificado como intervencionista y puntal en la negación de la autonomía universitaria. El rector Bianco se mantuvo en su posición de desconocimiento de todo lo actuado en medio de la imposición. Pero fueron tan considerables las presiones que recayeron sobre él rque el 24 de octubre presentó su renuncia ante el Consejo Universitario. El CNU consideró que la UCV había quedado acéfala y procedió al nombramiento de autoridades interinas. El primer rector impuesto fue Rafael Clemente Arráiz y luego Oswaldo De Sola. El 26 de octubre se produce la segunda parte del plan ‘Kanguro’, “para la custodia material de la institución”. Lo que vino luego fue el permanente enfrentamiento entre autoridades impuestas y una comunidad que vivía en protesta permanente. Una protesta que tomó la calle y otras universidades. Al reclamo por esta violencia se le une, el que se hace contra las muertes que va dejando la pacificación. En septiembre del 69 desaparece el estudiante de Sociología Luis Hernández. Un mes más tarde se sabe de su muerte en un teatro antiguerrillero. La lucha contra las autoridades impuestas correspondió casi integralmente a los estudiantes a pesar de que sus organismos naturales, centros de estudiantes y FCU, no atravesaba por su mejor momento: el agotamiento comenzaba a sentirse en su seno. Ante la embestida sobrevino el silencio Con la defenestración del Dr. Jesús María Bianco no sólo comienza el período de la más bochornosa intervención sino de una progresiva y penosa postración de la comunidad universitaria. Las autoridades impuestas lograron reabrir la institución y ponerla a funcionar con relativa normalidad hasta las elecciones rectorales realizadas en base a la nueva normativa. Las protestas contra el allanamiento y la consecuente intervención que en un inicio fueron muy duras y permanentes, luego bajan y cada uno de los poderes constituidos a lo interno se fue acomodando a las ‘nuevas circunstancias’. A lo largo de 30 años quedó congelada la predica del cambio universitario. El movimiento estudiantil se hizo pedazos Lo que antes se conoció como movimiento estudiantil se vuelve una simple y extendida multiplicidad de grupos y posiciones enfrentadas y contradictorias. Una creciente y estéril pugnacidad que no permite juntar fuerzas para el logro del más elemental de los objetivos. La acción de los encapuchados, que en ningún caso llega más allá de la creación de un estado de tensión e inseguridad-inestabilidad, llena buena parte del período. Cada una de las medidas tomadas por el gobierno fue refrendada por la actuación de los universitarios, llámese, por ejemplo, el CNU en este momento, o el inquebrantable silencio por la eliminación de las residencias estudiantiles en 1967, uno de los capítulos más penosos y lamentables en la historia de esta institución. La convivencia de la reyecía y los once principados A lo largo de estos 30 años creció enormemente la complicidad institucional y cada poder se volvió un coto cada vez más cerrado y sin ningún interés para debatir o enfrentar a nadie. Por ello cada quien, muy respetuosamente, deja hacer y deja pasar, mientras esto no le toque su piso-universo. La reyecía y los once principados han logrado una importante armonía y convivencia. La corrupción es un mal compartido y, en consecuencia, un mal que ni siquiera puede ser denunciado, a riesgo de no pasar del pórtico correspondiente. El nivel académico, científico, la calidad en general de la enseñanza, la investigación y la extensión , es algo que a pocos preocupa. Los gremios, a la vez, se convirtieron en simples ‘agentes de reivindicaciones’, en lucha por las ‘cláusulas contractuales’, homologación o pasivos. Una institución disgregada en la cual ni siquiera es posible sumar partes y mucho menos obtener resultados inter o multidisciplinarios. En esta historia de vacíos uno de los grandes hitos tiene que ver con el día en que los estudiantes se desnudaron para llamar la atención de los males que ocasionaba el Proyecto de Ley de Educación Superior (PLES). Y es a tal punto impredecible la política en este expaís que no había concluido el espectáculo, cuando ya estaba paralizando la discusión del instrumento legal para la educación. La CPT y el CEHA: veinte años debatiendo sobre la UCV De estos 30 años la Cátedra Pío Tamayo y el Centro de Estudios de Historia Actual tienen un registro de más de dos décadas de debates destinados a crear conciencia sobre el problema universitario. ¿Una universidad de quiénes y para quiénes? ¿Posee esta institución el nivel que reclama la problemática planteada en el mundo y a la cual deben enfrentarse las nuevas generaciones? ¿Podemos seguir llamando universidad a las mismas aulas llenas de los mismos pupitres, pizarrones, tizas y tarimas que acompañan el mismo discurso profesoral, el mismo silencio estudiantil, los mismos apuntes estudiantiles y el mismo e increíble pasado?¿Seguiremos viendo la rumba de millones que caen en una especie de hueco interminable y del cual no puede salir ningún producto? ¿Para qué y a quiénes sirve esta universidad? ¿Cómo explicar que esta institución se cuente entre las portadoras de los alumnos más caros del mundo, y la relación profesor-alumnos más baja? ¿Cómo dejar de lado el drama de esta universidad en el contexto del drama de la educación en general, cuyos males se sintetizan en las terribles cifras que registran que de 6 millones de niños que ingresan al primer grado sólo llegan a la educación superior un máximo de 300 mil? Esto quiere decir que más del 80% se queda en el camino y no precisamente con una profesión que lo convierta en agente de la productividad sino de la sobrevivencia, el desasosiego, el trauma-frustración. ¿Para qué y a quiénes sirve nuestro ‘sistema educacional’? Estas interrogantes las hemos formulado a lo largo de muchos años y la colectividad universitaria en su totalidad ha sido convocada a esta reflexión. Sin embargo, no ha sido posible avanzar en el despertar de una conciencia colectiva. La misma situación universitaria, su deterioro y descomposición, hace que los numerosos universitarios empeñados en avanzar en un camino distinto, se vean obligados a hacerlo desde sus propias parcelas, sorteando todo género de dificultades, para cumplir la verdadera misión que la institución requiere. Difícil resulta sustraerlos del propio combate que libran para emprender una cruzada a nivel de toda la universidad. El Rector de la transformación que no transforma Esta falta de receptividad la sentimos también cuando a fines de 1998 comenzamos a hablar sobre la posibilidad de una transformación de la UCV por la vía de la constituyente. Desde enero de 1999 hicimos sesiones sobre la temática. Cuando llegamos a la sesión Nº 11 decidimos no seguir, porque no había respuesta por parte de una comunidad que parecía militar en la apatía y la indiferencia. El año pasado a la hora de la campaña electoral rectoral hicimos el último esfuerzo para ver si algún candidato a autoridad se interesaba en la cuestión. Solo atendió el llamado la profesora Ocarina Castillo y su equipo. Para el momento, se difunde la preocupación del Comité por la Transformación Universitaria (CTU). El entonces candidato y actual rector asume la consigna y dice que será el rector de la transformación. Pero, a 10 meses de gestión no hay en la UCV ningún rasgo que permita pensar en tal realidad. Su idea, al parecer, es la de una transformación realizada por las autoridades desde arriba, para que sean tenidas y atendidas por el colectivo en términos de observación El mismo esquema-autoridad de siempre Este es el mismo esquema autoritario que prevalece en las universidades desde el período napoleónico que, en el mejor de los casos, refería la representación de estudiantes y egresados. En este contexto debemos ubicarnos para poder calibrar lo que hoy ocurre. Cuando en la actualidad se habla de transformación por la vía de la constituyente, hay que enfrentar la oposición que siempre asumen los poderes constituidos. Pero en este momento son más fuertes y firmes. El cambio, transformación, renovación o constituyente ucevista pasa por el filtro del poder interno UCV-rectorado actual y el correspondiente al gobierno que tiene planteada como cuestión indispensable ponerle la mano a las universidades para ejercer su control directo. Nos ubicamos entonces ante las viejas posiciones del atraso que alimentan los procedimientos excluyentes y no dan cabida a la disidencia. El punto de vista de la CPT o del autor son mal vistos por los poderes, en tanto partimos de la convicción de que la transformación universitaria tiene que ser el producto de la participación colectiva, que actúe en forma horizontal y en permanente acción creadora. Por ello, cuando forzados por las circunstancias asistimos al salón de sesiones del CU, tratamos de llevar a los estudiantes a una reflexión sobre lo que actuaban. Los cambios, cuando se sustentan en una base de verdadera participación, no requieren de este tipo de mecanismos para abrirse camino. Sin embargo, hubo factores provenientes de la acción gubernamental que incidieron para que esta reflexión no tuviera acogida. Es la visita de Otayza a este escenario, la llamada telefónica del MECD a uno de los tomistas, para manifestarle su preocupación por lo que se actuaba, la comprobada ayuda gubernamental y la manifestación de que se negaba el apoyo al llamado a constituyente porque al frente del mismo podía colocarse Blanco Muñoz. ¿Qué se estaba actuando entonces allí? Ante la certeza de que factores distintos a los emanados de la multitudinaria asamblea realizada en la mañana, comenzaban a aflorar, salimos del escenario la misma noche del 28-03-01. La decisión tiene que ser colectiva Sin embargo, la orden era lograr mi total descalificación, por apuntar hacia una constituyente que no significara un simple cambio de nombres. Esta es la base de la persecución que se ha desatado contra el autor y para la cual se están gastando importantes recursos de una universidad que carece de un “presupuesto justo”. Desde que la CPT convocó al debate sobre la constituyente firmamos una especie de condena. El poder constituido ucevista entendió que proponíamos la liquidación de sus privilegios. Y el poder constituido gubernamental nos vio como alguien que se entromete en una parcela que tiene un propietario exclusivo. La orden es clara: una constituyente en la primera casa de estudios del país, debe ser manejada por los dueños de los privilegios. Y si el colectivo no quiere o no puede impulsar un cambio distinto, entonces ¡que siga, simplemente, hablando o firmando el acuerdo de siempre
Posted on: Sat, 29 Jun 2013 17:37:04 +0000

Trending Topics



Recently Viewed Topics




© 2015