Estamos ya bien entrados y bastante avanzados en el “Año de la Fe” convocado por el hoy Papa Emérito Benedicto XVI y continuado por el Papa Francisco. Hoy el Padre Pío nos recuerda lo importante, lo esencial lo imprescindible de esta virtud. La reciente publicación de la “Carta Encíclica Lumen Fidei” afirma que la Luz de la Fe es el gran don traído por Jesucristo, porque quién cree verá la gloria de Dios. (Cfr Jn 11,40). Qué importante es la Fe para ver, para ver aún aquello que muchas ves está rodeado de tinieblas, de oscuridad. Para ver aquello que no tenemos claro pero que sabemos que caminamos por el camino correcto. Porque quien cree ve con aquella luz incandescente que lo ilumina todo y lo penetra todo, aún las propias tinieblas y las tinieblas del pecado, para transformarlas en luz ahí donde encuentra un corazón dispuesto, porque es una luz que llega a nosotros desde Cristo resucitado, estrella de la mañana que no conoce ocaso. Por eso hemos de pedir constantemente esta luz. Hemos de anhelar esta fe grande, de pedirla, de suplicarla al Dador de todo bien que nos la conceda y ciertamente nos la concede si pedimos humildemente. Recordemos siempre que no estamos hechos para esta tierra, sino para el cielo. Es pues la luz de la fe la que nos ilumina para que podamos atravesar este valle de lágrimas y poder llegar iluminados a la patria celestial. Procura pues que los problemas de este mundo no opaquen del todo la luz de Cristo y que Cristo mismo ha depositado en Ti desde el día de tu Bautismo.
Posted on: Thu, 11 Jul 2013 20:03:32 +0000
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