Estimados amigos, Espero que el sol abra con toda bondad para ustedes durante este fin de semana y que lo gocen en paz y alegría. No olviden visitar mi columna en radioangulo.cu Deben pinchar en Columnistas y abrir Bitácora de Odisea. Podrán ver varios trabajos míos sobre cultura y humanismo que es mi tema. Su visita ayudará a mantener la columna. Les dejo con una nota para pensar y un fuerte abrazo fraternal. LOS ENTUSIASTAS Siempre he dicho que no me gusta realizar ningún empeño por mero entusiasmo. Si bien la palabra en sus inicios quería decir un rapto como venido de los dioses, con el tiempo ha derivado a los actos que se acometen más con buena disposición que con conocimiento de causa. Ahora no suelen ser raptos emanados de dios sino de poderes menos bondadosos. El entusiasmo simple obnubila el razonamiento y no permite considerar los beneficios exactos de lo que hacemos ni, en muchos casos, si responde a nobles fines. Este debe estar siempre orientado y encausado por la sensatez y la lógica. El entusiasmo que no acompaña la conciencia sopesada de nuestro proceder puede ser la más peligrosa droga, pues elimina la razón humana. Hay una cita del escritor checo Milan Kundera que me parece genial: “Los que crearon los regímenes criminales no fueron los criminales sino los entusiastas.” ¿Quiénes fueron esos entusiastas despojados de conciencia? Los que siguieron sin precauciones los mugidos electrizantes de Musolini, los que escucharon animadamente el patetismo parlanchín de Hitler, los que creyeron en las verdades verdaderamente supremas del padrecito Stalin. Entusiasta es ese que se suma al que te apalea porque lo hace en nombre del poder establecido. Entusiasta es el que te delata porque le han dicho que es lo que debe hacer. Entusiasta es el que aplaude solo llevándose por el sonido de las palabras o por la inercia de las multitudes. El que se inclina graciosamente para que sobre él se deslice el dictamen del más fuerte. El que se suma a la fila de los que consideran que la verdad está en los que le regalan ciertas ventajas, sin valorar fines ni compromisos que contraen. Entusiasta es el que cree que lo adverso solo le ocurre al otro, al que piensa de otro modo. El que juzga que seguir siempre la corriente es el mejor modo de lograr su meta. En fin, el simple entusiasta es la mano de obra, el escalón y el gatillo del bribón y el oportunista. 02-07-2013
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 13:58:42 +0000
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