FRAGMENTOS Lo cierto es que, después de largos estudios hechos - TopicsExpress



          

FRAGMENTOS Lo cierto es que, después de largos estudios hechos sobre mí mismo, vine a descubrir la duplicidad profunda de la criatura humana. Comprendí entonces, a fuerza de hurgar en mi memoria, que la modestia me ayudaba a brillar; la humanidad, a vencer, y la virtud, a oprimir. Hacía la guerra por medios pacíficos y obtenía, por fin, gracias al desinterés, todo lo que deseaba. (...) Por cierto que a veces yo simulaba tomar la vida en serio. Pero bien pronto se me manifestaba la frivolidad de la seriedad misma, y entonces continuaba solamente desempeñando mi papel lo mejor que podía. Representaba el papel de ser eficaz, inteligente, virtuoso, cívico, el papel de estar indignado, de ser indulgente, solidario, edificante. (...) Hacía más de treinta años que me amaba exclusivamente a mí mismo. ¿Cómo esperar que pudiera perder semejante costumbre? Y en efecto, en modo alguno la perdí. De manera que permanecí siendo un veleidoso de la pasión. Multipliqué las promesas, mantuve amores simultáneos como los que había tenido ya en otra época, relaciones múltiples. Y que había provocado en la época de mi feliz indiferencia. ¿Le dije a usted que mi papagayo, desesperado, quiso dejarse morir de hambre? (...) Procuré entonces renunciar en cierta manera a las mujeres y vivir en estado de castidad. Después de todo, la amistad de las mujeres debía bastarme. Pero eso equivalía a renunciar al juego. Descartado el deseo, las mujeres me aburrieron más allá de todo cuanto podía esperar y era visible que yo también las aburría. Eliminado el juego, eliminado el teatro yo estaba sin duda en la verdad. Pero, la verdad, querido amigo, es abrumadora. (...) Habiendo renunciado al amor y a la castidad, me di cuenta, por fin, que todavía me quedaba el libertinaje, que reemplaza muy bien al amor, que acalla las risas, restablece el silencio y, sobre todo, confiere la inmortalidad. En cierto grado de embriaguez lúcida, acostado, tarde en la noche, entre dos muchachas y vaciado de todo deseo, la esperanza ya no es una tortura; vea usted, el espíritu reina sobre el tiempo y el dolor de vivir termina definitivamente. (...) El libertinaje es una selva virgen, sin futuro ni pasado y, sobre todo, sin promesas ni sanciones inmediatas. Los lugares en que se lo practica están separados del mundo; al entrar en ellos uno deja fuera el temor y la esperanza. La conversación no es allí obligatoria. (...) ¿Y por qué habría de cambiar si encontré la felicidad que me conviene? En lugar de afligirme, acepté la duplicidad. Me instalé en ella y en ella encontré el bienestar que busqué toda mi vida. En el fondo, me equivoqué al decirle que lo esencial era evitar el juicio. Lo esencial es poder permitírselo todo, aun a costa de declarar, de cuando en cuando y a voz en cuello, la propia indignidad. De nuevo he vuelto a, permitírmelo todo; y esta vez sin risas. No cambié de vida, continúo amándome y sirviéndome de los demás, sólo que la confesión de mis faltas me permite volver a comenzar con mayor facilidad y gozar dos veces, primero de mi naturaleza y luego de un encantador arrepentimiento. Desde que hallé esta solución, me abandono a todo, a las mujeres, al orgullo, al tedio, al resentimiento, y hasta a la fiebre que en este momento siento subir deliciosamente. Por fin reino, pero esta vez para siempre. Además, encontré una cima y sólo yo subo a ella; desde allí puedo juzgar a todo el mundo. Pasajes de: Camus, Albert. “La caída.”
Posted on: Wed, 04 Sep 2013 03:18:19 +0000

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