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“FRATERNIDAD, UN VALOR POR RECOBRAR” Artículo del 17-Junio-2013, LA VANGUARDIA, por María Paz López. Hay fatiga, desencanto, inquietud. La austeridad abrazada como imperativo de crisis económica, y no como opción de vida individual, está desgastando el ánimo de la sociedad española, que se ve abocada a buscar valores con los que sobrellevar el mal momento. Politólogos y expertos en ética y en filosofía política proponen a la ciudadanía recuperar un valor que puede relevarse esencial ahora mismo: la fraternidad, el tercer pilar de la Revolución Francesa tras libertad e igualdad, el menos cultivado, el menos reivindicado, y quizá ahora mismo el MÁS NECESARIO. La revista mensual de reflexión y diálogo Valors –que lleva diez años en ese empeño de promover los valores desde su sede en Mataró-, dedicó el pasado mayo a la fraternidad su encuentro anual con colaboradores, lectores y anunciantes. “Es un valor ‘perdido’ de la Revolución Francesa y de varias Asociaciones Espiritualistas, que valdría la pena recuperar en estos momentos de crisis que indican cambio de “época”, dice Joan Salicrú, codirector de la revista junto a María Coll. La Real Academia Española define fraternidad como “amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales”, y el Institut d’Estudis Catalans remite la voz fraternitat a germanor, que define como lligam entre germans, sin especificar si puede entenderse también en el sentido figurado para abarcar a individuos no vinculados por lazos de sangre. ARISTÓTELES EN EL SIGLO IV. A.C.: En la antigüedad clásica, el filósofo emparentó ‘amistad cívica’ con justicia. ALICIA GRACÍA RUÍZ, FILÓSOFA: “La fraternidad o amistad cívica podría convertirse en un ‘programa político”. Esa visión amplia de la fraternidad que predica la RAE se respira desde la antigüedad clásica: ya en la Grecia del siglo IV a C., Aristóteles definió así la amistad cívica (o amistad civil), y la emparentó con la justicia entre los seres humanos pues, “en la medida en que hay algo en común, hay amistad entre ellos, y también justicia”, según el filósofo. “El concepto de amistad cívica puede resurgir con fuerza en un contexto social e histórico como el actual, en el que la crispación es un hecho cotidiano”, sostiene Alicia García Ruíz, doctora en Ciencias Políticas y Sociología. Según esta investigadora de Filosofía Contemporánea en la Universitat de Barcelona, “tendemos a pensar que la amistad es un sentimiento privado, relacionado con la esfera de la intimidad y los afectos; pero si añadimos el adjetivo cívica obtenemos una dimensión social, aunque no tiene por qué entrañar relación interpersonal entre los ciudadanos”· En plena crisis, la amistad cívica aparece como un valor más necesario que nunca, porque “es la que une a los ciudadanos cuando se dan cuenta de que tienen que construir juntos su vida compartida, que no se trata sólo de convivir mal que bien, sino de trabajar codo a codo por alcanzar metas comunes”, arguye la filósofa Adela Cortina, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia. Cortina aclara que “esas metas, si quieren ser legítimas, deben concretarse en exigencias de justicia que es preciso satisfacer para que todos los miembros de la sociedad puedan llevar adelante sus proyectos de vida feliz”; y que en el mundo globalizado, “todos es la familia humana, así que se trata de justicia irrenunciable”. Son valores limítrofes, concomitantes, que se han ido forjando a lo largo de la historia. El ingeniero Joan Majó, ex ministro de Industria –que acaba de publicar el libro El món que ve… ya el tenim aquí. Vuit Claus per preparar el després de la crisi (ed.RBA)- ubica el universo de valores del mundo democrático occidental en tres momentos históricos, después de la etapa clásica citada: a) el cristianismo, que proclama valores (etapa religiosa), muchos de los cuales se convierten b) en políticos en 1790 con la Revolución francesa; y que culminan con c) la DECLARACIÓN UNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, adoptada por la ONU en 1948 (etapa jurídico-mundial). PARA AFRONTAR MEJOR ESTA ÉPOCA: 1) RESILIENCIA: La revista VALORS dedicó su monográfico de febrero del 2012 a esta capacidad –procedente de la física- de ser capaces de soportar situaciones traumáticas y salir de ellas transformado, muy útil en épocas de crisis. 2) SOBRIEDAD: Austeridad, sobriedad y frugalidad son actitudes que la crisis ha revalorizado como opciones individuales. Pero la austeridad obligada, dictada por la macroeconomía, ha pasado factura a la imagen de esos valores, que se perciben como menos deseables. Aunque son necesarios (durante un tiempo al menos). 3) ESFUERZO: La filósofa Adela Cortina ve indispensables el esfuerzo y la diligencia en los ciudadanos, pero bien empleados. 4) CORDIALIDAD: Emparentada con la cortesía y la amabilidad. “Puede sonar naif, pero la cordialidad se puede defender en serio como apertura de una cadena de bienestar”, dice Joan Salicrú, codirector de la revista Valors. “Discutir hoy acerca de la cordialidad nos conduce a preguntarnos cuáles son las mínimas condiciones de buena voluntad y confianza mutuas, necesarias para que una sociedad se sostenga”, dice la filósofa Alicia García Ruíz. 5) COMPASIÓN: Para sobrevivir a la crisis y construir un mundo sostenible, la compasión es vital en las entre personas, sostiene Adela Cortina (también denominado “amor fraternal”). 6) COOPERACIÓN: Está en la base del desarrollo humano y genera a la vez que canaliza, la buena voluntad hacia las otras personas y la confianza. JOAN MAJÓ argumenta: “históricamente ha habido confusiones; la igualdad ha sido confundida con la uniformidad, cuando se trata de que haya igualdad de oportunidades; y en pro de una igualdad mal entendida, se ha cuestionado la libertad, es decir, el capitalismo ha supuesto ‘demasiada libertad’, y el comunismo ‘demasiada igualdad”, Urge a juicio de este redactor UN CAMBIO DE ENFOQUE: “Demasiado a menudo la fraternidad revolucionaria se ha entendido como un buen sentimiento. La palabra ha sido sustituida por la solidaridad. Pero la solidaridad no es sólo una exigencia ética; es una exigencia de justicia, y como tal debe legalmente ser promovida. Ser solidario no es ningún mérito; es una obligación moral y legal. PROMOVER LA CARIDAD NO PUEDE SER EXCUSA PARA NO EXIGIR LA JUSTICIA”. ¿Podría la fraternidad/amistad cívica convertirse en un programa político en los tiempos que corren? Alicia García Ruíz sostiene que sí: “Se puede dar una dimensión institucional y política a estas experiencias humanas. No es necesario que la sociedad se asemeje a una ‘comunidad de corazones’ o a una comunidad religiosa para que algunos de los rasgos que hacen del ser humano un SER COOPERATIVO puedan ser promovidos públicamente, sin que ello signifique adoctrinamiento o personalismo. Esa capacidad de BENEVOLENCIA, RECIPROCIDAD Y CUIDADO puede, y posiblemente, de tener una interpretación/traducción política, pero también social, porque la sociedad, sobre todo los jóvenes, la exigen. En la película DERSU UZALA el cazador nómada se encuentra en la taiga siberiana con un capitán ruso extraviado que realizaba prospecciones geológicas. “En un momento dado, encuentran comida en una cabaña, la consumen y el nómada insiste en REPONERLA, porque siempre habrá gente que pueda necesitarla”. GESTO FRATERNO EN LA GRAN DEPRESIÓN.- En la película estadounidense Luces de la Ciudad, que Charles Chaplin escribió, dirigió e interpretó en 1930, el vagabundo al que encarna se compadece de una florista ciega y pobre y, con el concurso involuntario de un millonario difícil, inicia una serie de acciones para ayudarla. Acaba enamorándose de ella, pero el origen de sus actos es una genuina actitud Fraterna de un ser humano ante otro en un contexto de crisis económica: Estados Unidos se hallaba ya en la Gran Depresión tras el crac bursátil de 1929. OTRA CUESTIÓN ES QUÉ VALORES DEBERÍAN GANAR PESO EN EL CIUDADANO ahora que la austeridad no puede ser propuesta como opción individual ya que la macroeconomía la ha desprestigiado, por eso los “especialistas en Valores Humanos” reivindican la CORDIALIDAD –atención, no confundir con la cortesía, sin duda también necesaria-, por ser “punto mínimo de contacto entre las personas, que está al alcance de cualquier ciudadano y que denota un esfuerzo de empatía; si todos cultiváramos la cordialidad, podría generarse una cadena virtuosa en vez de un círculo vicioso”. También la defiende Joan Majó, aunque matizando que “la CORDIALIDAD es una valor personal, aceptando que el otro es una persona tan importante como yo mismo, que necesita respeto, y el respeto empieza por el trato que se da”. ¿Qué más valores se necesitan?: “Esfuerzo y diligencia son indispensables y buena falta nos hacen, pero como se puede emplear para bien o para mal, propondría como valor clave LA COMPASIÓN, que sintetiza y supera a toda los demás –argumenta la filósofa Adela Cortina-. Según ella, “la falta de compasión de las élites, por los peor situados ha sido una causa de la crisis”. “CULTIVAR LA COMPASIÓN ES UNA NECESIDAD VITAL, y no sólo para construir ese mundo sostenible del que tanto se habla, si sobre todo un mundo justo e inclusivo”. Palpita ahí un interés creciente por cuestiones relativas al BIEN COMÚN. Se ve a nivel editorial, como con el libro La revolución de la Fraternidad (ed.Planeta), -subtitulado “libertad, igualdad y AMOR SOLIDARIO”- de la periodista Paloma Rosado. En puridad, este país podría vivir aún más crispado, y la convivencia podría estar aún más deteriorada dadas las desigualdades que la crisis están incrementando, pero su lado positivo es que “sobreviven formas de reciprocidad, ayuda y cuidados mutuos que están actuando como escudo de defensa contra las agresionesde instancias poderosas y no democráticas”. El papel positivo de la “indignación” debe ser el “correctivo de la vida política”. La indignación pide solucionar los problemas rápidamente, para que la sociedad no sufra más. Pero si la fraternidad o amistad cívica, prevalece, los problemas se resolverán de una forma más humana y digna.
Posted on: Fri, 12 Jul 2013 09:23:23 +0000

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