Fueron casi tres años. Casi. Y yo quería que fueran - TopicsExpress



          

Fueron casi tres años. Casi. Y yo quería que fueran más. Impartir clases de gramática, literatura o de técnicas de creación literaria en un lugar donde la música es Ama y Señora, donde todo huele a intervalos, acordes, armaduras, escalas y cadencias no es, ni será, tarea fácil. El pentagrama del pizarrón me lo decía todos los días, el teclado en lugar del escritorio me lo reafirmaba. Sin embargo, estoy convencido, despojándome de toda arrogancia, que logré que se le diera un lugar propio a la lengua, a las letras en la escuela y en sus cabezas. Con uno solo de mis alumnos, con uno solo de ustedes que haya reflexionado sobre el arte, sobre la expresión del ser mediante la palabra. Con uno sólo de ustedes que ahora ponga un segundo más de atención a la letra de una canción o recuerde 1984 o El túnel o Un mundo feliz o Las batallas en el desierto o cualquiera de las novelas que los obligué a leer sin querer obligarlos. Con uno solo de ustedes que piense que la valentía todavía pesa en este mundo. Con eso, puedo quedarme tranquilo, porque sé que mi labor tuvo un fruto. Me despido de ustedes, alumnos. No miento si digo que a algunos tuve que soportarlos, porque sé que las circunstancias propias de la carrera los hacían desdeñar o sentir aversión por esas materias y, por ende, al flaco, y barbado profesor que las impartía. A ellos les digo que ya podrán descansar de él. A otros los disfruté como se disfruta a un buen amigo, sin serlo todavía. También sé que no miento si digo que entre ustedes hay grandes artistas, con sensibilidad, con inteligencia, con un talento que crece y madura, es cuestión de saber que no sólo los sentimientos son arte, también está la razón, la cultura y el pensamiento. Hay que ser humildes, sentir que nunca se llegará a la meta, que todo esto es un camino sin final. La perfección y la felicidad no existen, pero aun así hay que buscarlas. Eso es lo difícil y lo hermoso de esta vida. El Camaleón de las Tempestades no se va. El personaje que inventé como un juego y una necesidad sigue. Quizás se mimetice, cambie de color, de matiz, se haga más silencioso. O quizás deje de hablarles de usted, quizás comience a recomendar libros y cosas sin que se lo pidan. Quizás les moleste con la ortografía o les critique o los ayude con la letra de una canción o un poema o un relato o una novela o un drama que escriban. Si lo buscan, aquí estará. Hasta luego.
Posted on: Wed, 18 Sep 2013 05:35:00 +0000

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