George Pingho: Una segunda vida Tengo muchos motivos para estar - TopicsExpress



          

George Pingho: Una segunda vida Tengo muchos motivos para estar agradecido de poder compartir mi historia como parte de la campaña nacional para aumentar la conciencia de la necesidad de la donación de órganos.La razón principal es obvia— ¡estoy feliz de estar vivo! Esto fue posible por la donación de la familia de un donante anónimo en agosto de 2007 que hizo posible mi trasplante de riñón. Probablemente muchos de ustedes conozcan a otros cuyas vidas cambiaron gracias a la donación de un órgano por parte de un amigo, pariente y en otras instancias de un extraño. Este regalo precioso al que llamamos vida es aun más importante para nosotros ya que verdaderamente se nos ha dado una segunda vida. La versión corta de mi historia es que debido a un historial familiar de la condición de riñón poli quístico, mis riñones fallaron en agosto de 2005. Estuve en diálisis tres veces a la semana, cuatro horas por sesión durante dos años. Continué manejando mis negocios durante este tiempo, promediando entre 40-50 horas a la semana. Comencé a escribir un libro mientras una máquina limpiaba mi sangre. Siempre hay una oportunidad en lo que nosotros pensamos que es un obstáculo o tragedia. Estoy muy agradecido de haber podido, gracias a la ayuda de mi familia y amigos, seguir adelante. Mi vida cambió para siempre cuando fui bendecido con un trasplante en agosto de 2007 en el Centro Medico de Duke. Estaré eternamente agradecido con la familia de mi donante anónimo por la oportunidad de vivir nuevamente. ¡El trasplante fue exitoso y tengo una oportunidad en una nueva vida!En el verano de 2005, mi hermana mayor recibió un trasplante de un donante en vida; su hijo fue su donante. Mi hermano menor se encontraba en la lista de espera en 2009 y recibió su trasplante de riñón por parte de un amigo en octubre de 2010. Además, nuestra hermana mas joven y su hijo han sido diagnosticados con la misma enfermedad. Unos meses atrás entré a mi antiguo cuarto en la clínica de diálisis en Hanes Mill Road. Observé la silla en la que me solía sentar y la máquina que limpiaba mi sangre. Me sentí abrumado por la emoción en medio de una especie de momento agridulce. Debo siempre recordar lo que aprendí mientras esperaba mi turno por esos dos largos años, tres días a la semana, 5 horas por sesión en la máquina. Pienso en todas las buenas personas que hemos perdido y me pregunto “porqué yo, Señor” La única respuesta que sigue llegando es que aun tengo que hacer muchas cosas por Dios antes de que sea mi momento. Lo que sean estas cosas me llegaran por el resto de mi vida. Debo confiar y seguir.La historia que he compartido con ustedes es real, es poderosa y en ocasiones me llena de lágrimas. Compartir mi historia con ustedes es la manera de agradecer a mi donante por darme la oportunidad de vivir y vencer todos los obstáculos. Es mi manera de animar a otros a ser conscientes de la gran necesidad de donantes de órganos.
Posted on: Fri, 22 Nov 2013 22:37:34 +0000

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