HERMANOS Y HERMANAS EN NUESTRO AMADISIMO Y PURISIMO SR. - TopicsExpress



          

HERMANOS Y HERMANAS EN NUESTRO AMADISIMO Y PURISIMO SR. JESUCRISTO LÁMPARA ES A MIS PIES TU PALABRA Esta carta también pertenece a la sección conocida como “Las cartas pastorales”. Por tal razón, invitamos al lector a consultar la introducción del comentario sobre 1 de Timoteo. La carta a Tito muestra muchos paralelos en su contenido y estilo con 1 de Timoteo. De la misma manera trata de la conducta deseada de los llamados líderes, oficiales de la iglesia de Cristo, y la conservación de la sana doctrina. Tito contiene algunas palabras típicas de las cartas pastorales como: piedad, la palabra fiel, la sana doctrina y la refutación de contiendas y divisiones. Según la tradición esta carta fue escrita en el mismo período, los años sesenta del primer siglo, probablemente antes de 2 Timoteo. Es necesario mencionar que el orden de las cartas en la Biblia no necesariamente refleja el orden cronológico de envío sino se basa en el tamaño de los documentos. El tono de esta carta es personal y algo urgente. Es un comunicado personal del apóstol a su colaborador. Sin embargo, a través de él (“sobre su cabeza”) se dirige a la iglesia en Creta; eso demuestra su introducción como apóstol (la que Tito no necesitaba) y la despedida en plural (3,15). En esta carta se mezclan los elementos privados y públicos. Ella sirve para autorizar e instruir a Tito acerca de su tarea en la iglesia en Creta. Esta iglesia, o conjunto de congregaciones, estaba en una etapa más básica que las iglesias de Efeso. Además, había todavía mucha inmoralidad contra la que el apóstol tenía que advertir. Creta es una isla al sur de Grecia en el Mar Mediterráneo. No sabemos exactamente cómo llegó a fundarse una iglesia allí. Sabemos, eso sí, que en el día de Pentecostés se mencionan personas judías oriundas de esta isla (ver Hechos 2,11). Por otro lado, en el libro de Hechos no tenemos reporte de una visita de Pablo a la isla. Las palabras de 1,5 no indican necesariamente una visita personal del apóstol, pero esta pudiera haberse dado luego de su primer encarcelamiento en Roma. Tito era un creyente no-judío, de trasfondo pagano y convertido por la predicación de Pablo. Según Gálatas 2,1 Tito acompañó a Pablo en su viaje a Jerusalén para participar en el llamado concilio apostólico en el año 49. También le vemos en un período de servicio voluntario en la problemática iglesia de Corinto donde actuó con éxito y bendición; participando además en la colecta de apoyo financiero para los pobres en Jerusalén. Los testimonios de la Escritura nos muestran a Tito como un delegado paulino que siempre trabajó en buena armonía y congenialidad con el apóstol. Así, en 2 Corintios 8,23 se lo denomina “mi compañero y colaborador”, escribiendo el apóstol con mucho aprecio sobre él y su ministerio. Este hermano fue uno de los primeros misioneros de trasfondo no-judío. Más datos sobre la persona de Tito se pueden encontrar en Gálatas 2,1.3; 2 Timoteo 4,10; 2 Corintios capítulos 7 y 8. Tito 1 1. (1,1- 4) Saludo y la obra de Dios Para el encabezamiento y saludo tradicional en las epístolas paulinas remitimos a lo comentado sobre 1 Timoteo 1,1.2. Pablo aclara que es “siervo de Dios” (1). La palabra precisa sería “esclavo”, indicándose con ella una obediencia absoluta. La vida de Pablo ya no le pertenece a sí mismo sino depende del todo de Dios quien lo había llamado y rescatado. Además, Pablo es “apóstol de Jesucristo”. El Mesías Jesús, el Ungido de Dios, lo había enviado (este es el sentido literal de la palabra “apóstol”) como uno de sus siervos autorizados a continuar su obra en la tierra. Hechos 9, 15 y 16 nos narra sobre este envío personal del Resucitado. Llama la atención que Pablo extienda el saludo para apuntar varias cosas sobre la obra de Dios (aunque esto no es nuevo, pues vemos este mismo proceder en la carta a los Romanos). De esta forma, el apóstol introduce varios temas que posteriormente elaborará como lo son la fe, verdad, piedad, esperanza, vida eterna y el Dios que promete y salva. Este Dios que es confiable y honesto, que no miente (2), está en obvio contraste con los destinatarios de esta carta (ver 1,12). Todas estas afirmaciones, sirven a la vez para introducir algo más de la persona de Pablo, a quien los cretences no conocían personalmente todavía. De paso, las aclaraciones sobre la autoridad divina de Pablo han de respaldar la tarea de su delegado Tito en la isla. Pablo aclara que los creyentes alcanzan la vida eterna por la obra de Dios. Se salvan por el hecho que Dios los ha escogido. Esta elección responde a una promesa que Dios hizo antes de la creación y cumple en la historia humana. Este plan de salvación se realiza a través de los siglos. La venida de Cristo y la predicación del evangelio suceden en el momento que Dios estimó como “debido” (3. Véase al respecto 1 Timoteo 2,6). Y ahora que la salvación para vida eterna fluye del consejo y del corazón de Dios mismo, los creyentes pueden tener esperanza. Esta esperanza no es insegura porque descansa sobre las promesas divinas. Pablo califica y estima a Tito como “verdadero hijo en la común fe” (4), palabras que también había usada para referirse a Timoteo (1 Tim. 1,2). Esta forma de referirse a Tito indica que éste se había convertido por la predicación de Pablo, naciendo así un vínculo íntimo que les unía como familia espiritual. Pablo añade a su saludo habitual de “gracia y paz” la palabra “misericordia” (4). La carta inicia y concluye con la gracia de Dios (ver 3,15). A este triple deseo, propio de las cartas pastorales, se añade además la mención de “nuestro Salvador” para referirse a Jesucristo. Así aclara el apóstol que Cristo participa en la salvación en perfecta armonía con Dios Padre (3). La salvación viene a ser una obra conjunta del Dios trino, pues encontramos a Dios Padre e Hijo juntos al inicio y al cierre del párrafo. El tema de la salvación y el Salvador se retomará y profundizará en 2,11-14 y 3, 4-7. * Dios y su Hijo Jesucristo colaboran para dar vida eterna a los creyentes; una buena noticia que es comunicada por sus apóstoles y predicadores. 2. (1,5-9) Encargo y calidades de ancianos y obispos La tarea de Tito tenía una parte negativa y positiva. Primero debía corregir lo deficiente (5). A la luz del resto de la carta, esta deficiencia tiene que ver con falsas doctrinas e inmoralidades. Pablo hace un juego de palabras en griego (“apelipón...leíponta”). Otra posible traducción sería: “lo que quedaba por hacer”. En primer lugar, le tocaba a Tito terminar una tarea inconclusa. Luego, otro propósito de la presencia de Tito en la isla era escoger e instalar a nuevos líderes. Pablo envió a su delegado para llevar a las congregaciones a una etapa de desarrollo siguiente. Con el mandato explícito del apóstol Tito debe llevar adelante la organización de las iglesias de tal forma que haya instalado un plural de ancianos en cada ciudad de la isla donde los creyentes se congregaban. De esta manera lo había hecho Pablo mismo en otros sitios según Hechos 14,23. Pablo da respaldo a la acción de Tito de escoger y establecer un cuerpo de gobierno. El gobierno de “los ancianos” era algo conocido en el pueblo judío, algo atestiguado en el Antiguo Testamento. Existen a lo largo de la historia eclesial varias maneras de interpretar la relación entre ancianos (5) y obispos (7). La palabra griega “episkopos” (obispo) significa supervisor, líder, y es probablemente sinónimo de anciano. Esta parece la interpretación más natural del párrafo como unidad, además concuerda con lo dicho en Hechos 20, 17 y 28. Al hablar de lo propio de alguien que anhela un cargo tan honroso al interior de la iglesia se aprovecha de hablar también de aquellas características que contrastan con los falsos maestros; este es el trasfondo polémico detrás de: “no codiciosos de ganancias deshonestas” (7) y “que pueda exhortar con sana enseñanza” (9). En orden de aparición, la primera característica, “irreprochable”, resume todas las siguientes. No se trata de perfección absoluta sino de una vida que esté en completa armonía con el oficio que se quiere, desechando todo aquello que nos aleja de Dios y de nuestros prójimos. La lista de requisitos es muy similar a la que aparece en 1 Timoteo 3,1-8 (véase el comentario realizado allí); pero la lista en Tito es aún más extensa en los aspectos positivos y negativos. La lista de requisitos es un llamado “a ser” y a “no ser”, engloba aspectos necesarios de una vida íntegra. “Marido de una sola mujer” no exige que cada pastor deba ser casado; implica, más bien, fidelidad conyugal y que no sea mujeriego. La condición para ser establecido como anciano es que la persona ejerza autoridad en su casa (6); y esto se acentúa aún más cuando consideramos que en los primeros inicios del cristianismo la iglesia y la familia estaban muy conectadas, ya que las primeras comunidades cristianas se reunían en las casas de los creyentes. “La palabra fiel” (9) o confiable es la verdad y promesa de Dios que es Verdad en persona y totalmente fiel (2,3. Vea también 3,8 y lo comentado al respecto de esta expresión típica en 1 Timoteo 1,15). “La sana enseñanza” usa un lenguaje figurado el cual nos vincula con la salud y enfermedad (ver también en 2,1 y 8. Y compare lo comentado al respecto en 1 Timoteo 1,10). * La iglesia necesita de gobierno y de organización. Los líderes deben procurar una conducta intachable y un carácter consagrado para poder enseñar y dirigir con sabiduría. 3. (1,10-16) Reprender a los obstinados Ahora se explica más sobre “los que contradicen” (9). Pablo presenta un análisis del problema que Tito y los ancianos deben tratar. Al parecer se trata de un grupo no menor de los miembros de las iglesias en Creta; ellos se oponen contra la verdad de Dios en la predicación apostólica; hablan, en cambio, basura y mentira. Se trata en su mayoría de personas judías. Al respecto hay que decir que había una gran comunidad judía en la isla. Pablo hace aquí una descripción tanto de judíos convertidos a Cristo como de judíos tradicionales. Leemos repetidamente en Hechos de resistencias contra el evangelio nacidas desde la comunidad judía. Aquello influía, inclusive, a los judíos mesiánicos que ya pertenecían a la iglesia. Tito y su equipo deben actuar con firmeza y fuerza contra tales personas; deben terminar con su influencia porque su enseñanza seguía activa, llegando a pervertir a familias enteras. Sabiendo, como hemos dicho, que la iglesia se reunía en casas, es cosa de imaginar la magnitud y seriedad del mal. Con esto sólo se estaba malogrando el testimonio de la iglesia y el avance de la verdad de Dios. Lo dañino de esos falsos maestros estaba tanto en el contenido fraudulento de sus pláticas como en el motivo egoísta y avaro de sus actividades. Esto se deja ver claramente en aquellas conductas que no debieran acompañar la labor de los ancianos seleccionados y llamados (7. Véase también 1 Tim. 3,8 y 1 Ped. 5,2). Sin embargo, la malacia no se debe tan sólo al trasfondo judío sino también a la cultura de la isla (12). Un poeta de Creta, probablemente Epiménides, confirma el carácter engañoso y perezoso de la población. Por excepción ha hablado la verdad (13) y en eso se ha hecho profeta, es decir, comunica la verdad de Dios aún sin saber y quererlo. Pablo insta a Tito y a los que gobiernan con él a reprender duramente a esos falsos maestros y, también, a los que les prestan su oído. El apóstol todavía no ha perdido la esperanza que se arrepientan y se mejoren. Por el momento estaban gravemente enfermos y, ¡peor!, transmitiendo su mal hacia muchos otros. En los versículos 14 al 16 encontramos algo más de información sobre la malsana enseñanza (compárese el comentario sobre 1 Timoteo1). Lo curioso y triste de toda esta situación era que algunos prestaban más atención a inventos humanos (fábulas y mitos) que a la verdad de Dios (1). Se enseñaba y practicaba una forma de legalismo que a la luz del versículo 15 tenía que ver con las leyes judías de comida pura y otras reglas sobre lo puro e inmundo. La crítica de Pablo se parece a la crítica que hace a sus contemporáneos nuestro Señor Jesucristo (ver Marcos 7). Las tradiciones judías de la ley oral tomaban el lugar de lo revelado directamente por Dios (cf. Mateo 15,6-9 y Col. 2,22. Sobre la pureza vea también 1 Tim. 1,5; 3,9 y 2 Tim. 1,3 y 2,22). La pureza e impureza no es algo que el creyente mismo produzca por abstención de ciertas comidas o actividades, sino que es un producto de la acción de Dios y de su palabra (Tito 2,14 y Hechos 15,9 y Juan 13,10-11 y 15,3). Una vez purificados por Dios los creyentes son puros y ya no pierden su pureza por ciertas comidas etc. Al otro lado, el incrédulo tiene la impureza en su mente y conciencia, ¡en su interior!, y no logrará quitársela por más estricto que sea su legalismo por fuera. Esta perspectiva concuerda con 1 Timoteo 4,3-5. Finalmente, el apóstol aclara otro problema de los falsos maestros y los que se dejan influir por ellos. Sus afirmaciones y su conducta demuestran una flagrante y trágica contradicción. Quizás Pablo hace referencia a la confesión básica encontrada en Deuteronomio 6 sobre la relación con Dios y sus mandamientos. Los judíos pretenden conocer a Dios, pero su práctica de vida niega lo afirmado por ellos. Así se portan como incrédulos según la descripción de 3,3. En cuanto al creyente, se espera todo lo contrario: una obediencia, aptitud y disposición para toda buena obra (3,1 y 2 Tim. 3, 17). * La pureza verdadera no se alcanza por legalismos sino por creer al evangelio y vivir en obediencia como hijo que agradece el amor de Dios. Síntesis aplicativa de temas importantes 1. Dios nos manda predicar su Palabra. De la manera en que Pablo se consideraba esclavo de Dios, así también debemos responder con obediencia total ante el mandato del Señor. Él quiere que transmitamos su evangelio; sólo así se realiza el plan de salvación en esta tierra y en este tiempo. Porque la predicación de la promesa divina es el medio para salvación para todos que crean. ¡Qué tarea tan honrosa y grande de la que Dios nos hace partícipes; saber que podemos realizar sus bondadosas intenciones para salvación! Ser esclavo de Dios es un enorme privilegio y la verdadera libertad. 2a. El ministerio cristiano trata tanto de SER como de HACER. Correctamente se ha dicho: “El ministerio exitoso fluye del ser.” La obra que Dios bendice y usa no es una actividad meramente externa, sino aquella que nace de nuestro corazón e interior. Solamente puede hacerse lo bueno si se hace con amor a Dios y a su iglesia y “de todo corazón.” Los líderes, antes de ser instalados, deben cumplir normas de carácter y de conducta para que no haya problemas en la iglesia ni mal testimonio para con los de afuera. Lamentablemente sucede que las iglesias, a veces, descuidan este aspecto y luego tienen que sufrir las consecuencia por tal negligencia. La lista de requisitos no debe mirarse en sentido legalista, sino verse como obra de Dios en personas que han entregado su vida a Jesucristo. Por eso no debemos cesar de orar y rogar a Dios para que haga crecer estas virtudes en nosotros. ¿Qué exigencias morales crees que deben crecer en tu vida? 2b. Debemos guiar bien a nuestra propia familia. Esta es condición y requisito para poder ministrar en la iglesia. Nuestra primera iglesia, se ha dicho, es nuestra propia familia; esa es la parte de la que Dios nos pedirá cuentas. No hay ningún proyecto tan valioso que justifique el descuido de nuestra familia; ningún proyecto ministerial, económico, o académico. Todos estos proyectos pierden su valor si se llega a descuidar a la familia. Porque nuestra familia es nuestro primer ministerio pastoral. El guiar a nuestra familia es una actividad constante y positiva, una acción deliberada que requiere toda nuestra atención. 3a. ¡Cuidado con el legalismo! El legalismo es una muy seria perversión del evangelio de la gracia completa. Añade mandatos humanos innecesarios y dañinos, poniendo así más barreras de la cuenta. Eso es un estorbo para todos los creyentes y también para los de fuera de la iglesia. También vemos que el legalismo siempre impone más detalles, en especial, a las mujeres, mientras que Cristo las respetaba e involucraba en el Reino de Dios. El legalismo corrompe el evangelio y pone el énfasis en el cumplimiento humano de un sinfín de mandatos. La salvación no es un producto de nuestro cumplimiento minucioso de ciertas reglas sino una dádiva libre y una obra de Dios. Él es el Salvador, no nosotros; la carta de Tito predica de esto desde los primeros versículos. Los puros de corazón son los que son purificados por Cristo y ellos verán a Dios como nos dice el evangelio de Mateo en los inicios del capítulo 5. 3b. Debe haber integridad y correspondencia entre nuestra confesión y nuestra vida. Si la gente observa nuestra conducta, ¿qué conclusiones sacará sobre nuestras creencias? El mundo está harto de cristianos hipócritas y evangélicos corruptos. La memoria colectiva recuerda nítidamente a algunos líderes y tele-evangelistas de trasfondo evangélico que se han visto involucrado en grandes escándalos. Siempre se prestará más atención a lo que hacemos que a lo que afirmamos, y eso está correcto, porque Dios hace lo mismo según Mateo 7,15-27. Oremos para que Dios permita que nuestra fe dirija y cubra nuestra práctica de vida diaria. Que Él nos guarde de una vida hipócrita y contradictoria. Prestemos mucha atención a los mandatos de Dios, más que a las opiniones de los humanos y costumbres de nuestra cultura: pidámosle que produzca en nosotros toda buena obra, siendo aceptos y obedientes. Si conocemos al Dios vivo, que es la verdad, y caminamos con Él, eso producirá cambios visibles en nuestras vidas. Procuremos conocer más a Dios hasta tal grado que nuestra vida sea transformada a la imagen de Cristo. No debemos descuidar el hecho de que descansa sobre nosotros la responsabilidad de llenarnos de la enseñanza correcta y sana. Desde la cabeza y corazón llenos del evangelio fluirán las decisiones y la conducta que agrada a Dios y honra a su Nombre. Tito 2 1. (2,1-5) Conducta de los ancianos y ancianas Este segundo capítulo formula en términos positivos la tarea de Tito. Con eso empieza (“pero tú habla...”) y cierra este capítulo (“Esto habla...”). Tito debe presentar una alternativa de conducta a la que divulgan los falsos maestros. Ellos enseñan algo enfermizo, que de no mediar una censura radical terminará por envenenar a otros dentro de las comunidades de fe. Por esa razón, Tito debe adecuarse a la sana doctrina (el lenguaje figurado de la salud y enfermedad se usa también en 1,9 y en el versículo 8 de este capítulo). Esta enseñanza es sana y promueve salud espiritual en los que la aceptan (compare lo comentado al respecto en 1 Timoteo 1,10). La sana doctrina se origina con la enseñanza de Jesucristo y se centra en Él (1 Tim. 6,3); luego fue transmitida por los doce apóstoles y Pablo. Parte del contenido de la sana doctrina la podemos encontrar en este capítulo segundo de Tito (2,2-14). Así la influencia maligna de los falsos maestros será combatida en forma efectiva. Luego Pablo aclara cómo Tito debe tratar a distintos grupos en la iglesia del Señor. El apóstol se dirige al ministro de la Palabra y por medio de él a quienes le escuchan. Así todos sabrán cómo portarse en el temor de Dios. Debe haber un trato pastoral particular según la edad, el género y la posición social de los miembros de la iglesia. Faltan oficiales que gocen de reconocimiento en la iglesia, por ello Tito debe acercarse a los que tradicionalmente gozaban de respeto e influencia en la comunidad: personas de edad de ambos géneros. De los varones (de cincuenta años para arriba) se espera tres virtudes generales y tres virtudes cristianas (2). Las últimas son frutos del Espíritu Santo. Luego el apóstol elaborará con mayor amplitud lo que se espera de las cristianas mayores (3-5). Hubiera sido inapropiado que Tito como hombre joven se acercara a las mujeres jóvenes, pero estas señoras deben y pueden hacerlo perfectamente. Luego de un llamado general (reverentes en su porte), se describe qué cosas las ancianas deben evitar y qué cosas deben hacer. Deben enseñar lo bueno y sano usando sus vidas y palabras como ejemplo. Deben mostrar por la conducta lo que es ser una excelente y responsable esposa y madre. Todo eso tiene un propósito apologético: que los no-cristianos vean el buen testimonio de las creyentes, evitándose así calumnias y críticas justificadas. Si otros ven en las familias de los creyentes desorden y rebeldía, la palabra de Dios corre el peligro de ser criticada y, lo que es peor, de ser menospreciada. El evangelio como buena noticia es algo que se debe ver en la vida de los creyentes. De no ser así, entonces se estorba el avance del mensaje del Señor. * Animémonos unos a otros a vivir piadosamente para que demos un buen testimonio de nuestro Dios. 2. (2,6-8) Conducta de los jóvenes Tito puede dirigirse a los jóvenes con más fuerza y autoridad (6). El mandato general para los jóvenes es que sean prudentes o sensatos. Esto tiene que ver con la modestia, el autodominio y una actitud y acciones decentes que son lo opuesto del orgullo. La prudencia es una cualidad importante en este capítulo (2, 2. 5. 12). Tito tendrá que enseñar por medio de sus palabras y de su vida, por lo que debe llevar una vida ejemplar de tal forma que muestre a otros jóvenes cómo es la conducta que Dios manda (compárese el llamado similar a Timoteo en 1 Tim. 4,12). De esta manera se presenta una alternativa a los falsos maestros que carecían de buenas obras (1,16). En vez de la hipocresía y corrupción de ellos deben mostrar una vida íntegra donde concuerden confesión y conducta, sin contradicciones (1,16). Otra vez aparece el motivo apologético y evangelístico (8). Así los criticones de afuera no tendrán razones para refutar la fe y la comunidad cristiana. Esta misma y profunda inquietud se muestra en el versículo 10. * Vivamos como un ejemplo vivo para los que están dentro como fuera la iglesia de Cristo. 3. (2,9-10) Conducta de los esclavos En las anteriores categorías ya están incluidos los amos de los esclavos. Por eso ahora Pablo comunica lo que Tito debe predicar y exhortar ante los esclavos y esclavas, miembros de la iglesia. Se explica la actitud adecuada para ellos en mandatos positivos y negativos. Como creyentes deben evitar lo que muchos otros siervos hacían, como lo es el robo y las palabras de brutal protesta. Deben mostrar fidelidad en todo lo que hacen. Eso revelará mucho de su fe. De esta manera, no sólo evitarán críticas sino que además llegarán a dar un buen testimonio que honra a Dios y adorna al evangelio. Debe ser nuestra mayor preocupación el cómo proyectamos una buena y honrosa imagen de nuestro Dios, quien es nuestro Salvador como Pablo ha enfatizado desde el inicio de la carta, algo en lo que profundizará en el siguiente párrafo. * Actuemos ante nuestras autoridades de tal forma que Dios sea glorificado. 4. (2,11-15) La gracia de Dios y sus consecuencias Ahora Pablo presenta la base teológica para la doctrina y la vida cristiana. Podría tratarse de un resumen tradicional de la sana doctrina y de lo que la iglesia confiesa. Algo ya no se había adelantado al comienzo de esta carta cuando se aclaró que la salvación es producto de la gracia de Dios. Esto es así porque la intención y anhelo de Dios es que toda la humanidad sea alcanzada por su gracia (cf. 1 Tim. 2,4 y 2 Pedro 3,9 ), de tal forma que nadie debe desesperarse. A la vez, la gracia llega a ser efectiva tan sólo en los que ponen su fe en Cristo, demostrando con eso ser los escogidos de Dios (1,1 y 4). Se trata de una oferta universal, no de una salvación universal. En una forma que tan sólo Dios entiende se conectan la gracia manifestada a todo el mundo y la gracia que cambia las vidas de los elegidos. La gracia de Dios se ha manifestado (epifaneia en griego) en la vida, pasión y muerte del Señor Jesucristo. Viendo a Cristo, se ve la gracia de Dios en carne y hueso; ¡Él es la más brillante evidencia del favor inmerecido de Dios! La gracia de Dios tiene cara y nombre: Jesucristo. La gracia es salvadora y se personifica en el versículo 12. La gracia es como una maestra que nos educa para vivir en santidad y, en términos positivos, ella espera una respuesta activa del creyente: vivir con prudencia, justicia y piedad (cf. 1,1). Y en términos negativos, un rechazo radical al pecado y lo que el mundo pecaminoso anhela. La fe debe tener consecuencias claras manifestadas en una vida llena de gratitud y obediencia a los mandatos de Dios. Tal integridad les faltaba a los falsos maestros, dando así mal testimonio (1,16). Los creyentes viven en este siglo (12) pero se orientan al siglo venidero, hacia el futuro glorioso de Dios. Otra actividad del creyente es esperar y anhelar la manifestación de Dios y Cristo (13). Esta epifaneia (un término particular de las epístolas pastorales, así en 1 Tim. 6,14 y 2 Tim. 4,1,) es futura . Así vemos lindamente las etapas de la obra de Dios y cómo su obra futura es conclusión y consecuencia de su obra histórica en Cristo (11). La vida cristiana se desarrolla a la luz de la eternidad y del regreso glorioso del Señor. Nuestra ética tiene desde luego una dimensión escatológica. El versículo 14 explica más cómo Jesucristo nos ha preparado la salvación: por su auto-entrega (cf. 1 Tim. 2,6). Nuestro Señor pagó el rescate, liberándonos así del poder del pecado y de la condenación. El propósito positivo de Dios era purificar a los suyos y crear una comunidad santa. Otra vez se enfatiza la unión de la salvación y la santidad, es decir, de la redención y las consecuencias éticas. La gracia de Dios debe llevar al pueblo de Dios a las buenas obras. Tal vida, que agrada a Dios, solamente se logrará en constante unión y dependencia de Jesucristo y su obra en nosotros. Todo lo que Pablo ha mencionado en este capítulo, Tito debe comunicarlo a la iglesia con firmeza y autoridad (15). Para hacer esto tiene el respaldo y el mandato explícito del apóstol Pablo. Por eso debe hablar con toda seriedad, énfasis y autoridad. Algunos podrían menospreciar a Tito por no ser judío o apóstol o por su juventud. El versículo 15 resume mucho del contenido de la carta y de la actividad de Tito en la isla. Se puede resumir con tres verbos que ya antes fueron usados: 1. Hablar, mayormente a los ancianos, 2. Exhortar a los jóvenes y esclavos y 3. Reprender y refutar a los falsos maestros. * La gracia de Dios nos lleva a vivir en santidad. Síntesis aplicativa de temas importantes 1. ¿Cuál es la influencia que tenemos sobre otros creyentes? La palabra de Dios manda a los ancianos una vida ejemplar. Del grupo de los varones mayores surgirán los oficiales de la iglesia. Por su parte, las ancianas deben enseñar a las jóvenes, como si fueran sus mentoras. ¿Invierten las mujeres de distintas edades tiempo y energía en este proceso de crecimiento espiritual? ¿Se atreven a estar vulnerables para poder ser corregidas y aceptar nuevas ideas sobre las relaciones en su matrimonio y su vida familiar? Debe existir este aprendizaje inter-generacional porque no hay escuela formal para las áreas más importantes de la vida. Si Dios nos ha enseñado cosas y ha cambiado nuestra vida debemos compartir esa bendición con otros creyentes. La vida cristiana es digna de ser promovida y transmitida a la siguiente generación. Debemos hacerlo en primer lugar con nuestras acciones y luego con nuestras palabras. 2. Debemos cuidar el testimonio cristiano ante el resto del mundo. Esta preocupación se aplica a todos los grupos en la iglesia (5,8,10). Primero, si los cristianos actúan en forma egoísta e incoherente con su confesión estarán dando base para que las personas no-creyentes hablan mal de ellos, y aún peor, que hablen mal de Dios y su palabra. Nuestra vida en familia, por ejemplo, puede transformarse en un buen testimonio o en un anti-testimonio. Es que no vivimos en una burbuja, el mundo nos observa y saca sus conclusiones. Puede ser que apenas nos escuchen, no obstante nos miran con atención. Segundo, existe una alternativa positiva gracias a Dios la cual consiste en una vida cristiana llevada con prudencia y amor; algo así siempre traerá buen testimonio y divulgará la buena fragancia de Cristo. Así Dios y su palabra serán honrados y aprobados por los de afuera. Tal vida es producto de la sujeción a la palabra de Dios como fue predicada por los apóstoles. Y a través de tal vida, la palabra o la doctrina (5,10) recibirá los créditos y el aprecio de otros ciudadanos. Así los cristianos debían refutar con los hechos la calumnia del aquel entonces, de que la fe cristiana promovía anarquía y subversión. 3. Actuemos ante nuestras autoridades de tal forma que Dios sea glorificado. Aunque en vastos sectores ya no exista la esclavitud de la antigüedad, podemos rescatar valores cristianos para el ámbito laboral. El empleado cristiano debe caracterizarse por el respeto, lealtad y honradez. El creyente debe ser un trabajador excelente y excepcional. No importa si su jefe sea creyente o no; si fuese hermano o hermana en la fe, aquello no será pretexto para ser menos diligente o obediente. Para bien o para mal, en todo momento nuestro testimonio cristiano está en juego. Que Dios nos ayude que sea para bien y bendición, para que el nombre de Dios sea honrado y glorificado. Si agradamos a nuestros dirigentes en todo lo recto y correcto, agradaremos también a Dios. ¿Qué imagen tiene la gerencia de su empresa de los evangélicos? ¿Cómo visualiza el gobierno local, regional y nacional el aporte de las iglesias? ¿Las autoridades nos conocen como colaboradores esforzados y cooperativos o como rebeldes, poco sociales? Obviamente, esto no significa acomodarse al status quo, pues también implica ser una iglesia que critica las situaciones de injusticias en nuestro mundo. Pero, si comparamos nuestra vida con los avisos y mandatos de la palabra de Dios, ¿en qué aspectos debemos trabajar más y crecer por su gracia? 4. La gracia de Dios nos lleva a vivir en santidad. Dios en su gracia no sólo nos salva y perdona, sino que también nos santifica y empieza a transformar nuestras vidas. El Señor Jesucristo es nuestro modelo en obediencia y entrega a Dios; somos modelados según su imagen (Rom. 8,29). Nuestra vida en santidad fluye, por un lado, desde el pasado: la vida servicial y perfecta de Cristo en la tierra. Por otro lado, fluye desde el futuro: la venida de Cristo y su aparición como Juez de vivos y muertos. Así la práctica cristiana tiene el tono de profunda gratitud y de gozosa expectación. La purificación de nuestras vidas es primeramente una acción de Dios. Su gracia produce cambios verdaderos y duraderos. El legalismo o el esfuerzo humano no logran liberarnos del pecado pero la gracia de Dios sí lo puede hacer; solamente ella puede transformarnos verdaderamente. Así como Pablo habla al inicio, en el medio y en el cierre de su carta de la gracia maravillosa de Dios, así debemos predicar y vivir desde esa gracia de inicio al fin. Tito 3 1. (3,1-8) La salvación y las buenas obras Tito le recuerda a la iglesia que debe mostrar obediencia y sumisión en el contacto con el gobierno y otras autoridades. Algo similar escuchamos con respecto a sujetarse a la autoridad en Romanos 13,1-7. Y no olvidar que en algunas circunstancias los creyentes han de obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5,29). En todo caso, los cristianos deben conocerse no como peleadores o bocones sino como gente amable y servicial; deben distinguirse de la cultura que impera en la isla (1,12), teniendo un papel positivo en la sociedad. Actuando así no se hablará mal ni del evangelio ni de Dios. Es algo muy sensible cuál es la imagen de la fe que damos a los no-creyentes. En los versículos 3 al 7 encontramos la razón para tratar a otros con amabilidad y humildad. No es que como creyentes seamos mejores sino que Dios nos ha salvado por pura misericordia. No hay razón para levantarnos sobre otros porque antes de la conversión hemos vivido igualmente como paganos en todo sentido (3). En los versículos 4 al 6 brilla la obra de gracia del Dios trino en favor de pecadores. Si hay algo bueno en nosotros se debe a la bondad de Dios puesta en nosotros; él nos ha transformado de tal forma que ya no somos lo que éramos. Antes, no queríamos ni podíamos hacer obras justas (4). Pero ahora las acciones de Dios nos han puesto “en condiciones” para hacerlo. Salvos, justificados y renovados nos dedicaremos a expresar nuestra gratitud en buenas obras. El lavamiento (5) no necesariamente se refiere al bautismo en agua sino que principalmente puede indicar la purificación espiritual que es obra del Espíritu Santo, lo cual nos remite a un medio que Dios usa para salvación. Igualmente como en 2,11 y 13 aparece el verbo “manifestarse” (epifaneia) y encontramos que la obra de Dios tiene sus etapas en el pasado y en el futuro: la herencia de la vida eterna (7). Así sabemos que la salvación empezada por iniciativa de Dios, llegará ser completa. De esta manera Pablo repite el mensaje central de la carta como ya lo había introducido desde el inicio (1,2 y 3); mensaje que se refiere a la palabra divina, la que es por tanto confiable y fidedigna (8). Pablo enfatiza repetidamente en las cartas pastorales lo vital de la predicación apostólica (vea comentario sobre 1 Tim. 1,15). Y así como Pablo había empezado el párrafo hablando de la importancia de las buenas obras, así también concluye con ella. La buena enseñanza, fiel a Cristo y la Escritura, se reconoce por sus frutos sanos, que son las buenas obras. * Salvos por la misericordia de Dios debemos esforzarnos en buenas obras. 2. (3,9-11) Límites Luego del mandato al que Tito debe dedicarse (8), ahora Pablo advierte a su colega para que no ocupe en gastar tiempo en largas conversaciones sobre cosas sin importancia (cf. 1 Tim. 1,4-7 y el comentario correspondiente). De nuevo podemos deducir que aquí se trata de disputas con trasfondo judío (cf. 1,14). El apóstol, en primer lugar, aborda algunas de las actividades de los falsos maestros (9), para pasar luego sobre algunos aspectos sobre sus personas (9-10). A las personas que dividen el cuerpo de Cristo (cf. Rom. 16,17; 1 Cor 1,10 y Judas 19), Tito debe primero aplicar una pastoral de advertencia y corrección. Pero si, lamentablemente, no hacen caso, deben ser apartados de la iglesia. Sólo así se pondrá límite a la divulgación del mal y del pecado. Se dice que el “Buen cirujano corta por lo sano” y “una manzana podrida, pudre el cajón”. Si estas personas no quieren arrepentirse, luego de repetidas amonestaciones, ya no tienen derecho a ser parte de la iglesia de Cristo (Cf. Mat. 18, 15-17; 2 Tes. 3, 14). Tito no debe sentirse culpable en esto, porque al final es la decisión de la persona cismática misma (11). El siervo de Dios no debe perder su tiempo con cuestiones nefastas ni con personas que no quieren cambiar sus actitudes carnales. * El liderazgo de la iglesia debe actuar con sabiduría y firmeza para que las divisiones y el pecado terminen de una vez. 3. (3,12-15) Instrucciones, saludo y bendición La tarea de Tito era algo temporal y Pablo está por enviarle un reemplazo, pero no sabe a quién ni cuando enviará otro miembro del equipo. Mas cuando llegue otro siervo del Señor, Tito debe inmediatamente viajar a Nicópolis para encontrarse con Pablo. Había como ocho “ciudades de la victoria” (así se traduce Nicópolis), pero probablemente se trata aquí de un lugar en Grecia al norte de Corinto. (Sobre el invierno vea el comentario sobre 2 Tim. 4,21). Vemos en este párrafo los lazos cordiales de fraternidad y servicio mutuo que se dan entre los creyentes que trabajan en la extensión del evangelio. Por otro lado, la hospitalidad entre obreros cristianos era algo esperado. En sus viajes los misioneros itinerantes dependían de la comida, hospedaje y ayuda monetaria y práctica para poder seguir en el servicio del Reino de Dios. Tito debe “encaminar” a los colegas en forma cabal y esforzada. Así dará un vivo ejemplo a todos los cristianos en la isla para que ellos lo sigan y practiquen una vida fructífera para beneficio de otros hermanos y para la gloria de Dios. En el cierre de la carta el apóstol enfatiza de nuevo la importancia de las buenas obras, porque ellas de ninguna forma pueden faltar. Los creyentes deben aprender a poner su fe en acción y desarrollar una práctica cristiana que se refleje en el trato con el resto de la iglesia del Señor. Pablo desea que la gracia de Dios esté con Tito y el resto del equipo. El plural “vosotros” muestra que la carta va dirigida no tan sólo a Tito sino que también a toda la comunidad de los hermanos. Este escrito a su amado hijo se convierte en una carta abierta para otros (vea el comentario sobre la despedida en las otras Cartas Pastorales). Solamente con esta gracia de Dios se puede llevar a cabo la vida cristiana y el ministerio. * El ministerio es un trabajo en equipo y depende de la gracia de Dios. Síntesis aplicativa de temas importantes 1a. Los creyentes deben mostrar respeto y obediencia ante las autoridades. El trato ante los gobernantes y dirigentes es asunto importante porque afecta nuestro testimonio cristiano en la sociedad. Los cristianos deben ser excelentes empleados y ciudadanos; han de colaborar en forma activa y positivo en su medio. Solamente en casos excepcionales la iglesia debe levantar su voz profética y transmitir la crítica de la palabra de Dios como hacían los profetas del Antiguo Testamento y el profeta Juan en Patmos. Sea cual sea la situación siempre nuestra actitud ante las autoridades debe glorificar a Dios, puesto que Él es Señor de señores y Rey de todos reyes. 1b. Somos lo que somos tan sólo por la bondad y la misericordia de Dios. Eso debe llenarnos de profunda gratitud ante nuestro Dios salvador. Él ha empezado la buena obra en nosotros y también la concluirá gloriosamente en el día de Cristo (Fil. 1, 6). Es verdad, tenemos nuestros altibajos pero Dios es fiel y Él es el autor de la justificación, salvación y renovación en nosotros. Debemos descansar más en todo lo que el Padre, Hijo y Espíritu Santo han hecho, están haciendo y harán por nosotros en el futuro. A veces nos sentimos derrotados, otras veces muy fuertes en nosotros mismos, pero en la realidad la salvación depende de Dios. ¡Qué alivio y precioso evangelio de la maravillosa gracia! Eso quitará de nosotros tanto la tristeza como la arrogancia. Sabiendo que no somos mejores que otros, hemos de tratar a todos con con amabilidad y humildad. Si no fuera por la gracia y el amor de Dios todavía estaríamos también perdidos en pecado y carnalidad. 2. La pastoral no es para cobardes. Para bien de toda la comunidad, se debe confrontar al miembro que provoca partidos y divisiones en el cuerpo de Cristo. La disciplina debe ser un trato pastoral que motiva al arrepentimiento. Si la persona, lamentablemente, no hace caso luego de repetidas advertencias, debe ser apartada de la congregación. El bien de la comunidad exige una mano firme. La disciplina no quita la responsabilidad de los miembros sino la activa y respeta. La disciplina no debe focalizarse sobre sutilidades y sensibilidades subjetivas del pastor o miembros sino de un claro caso de pecado, reconocido por el cuerpo de oficiales y por toda la congregación. 3. Nuestra fe debe mostrarse activa en el servicio y amor hacia hermanos en la fe. ¿Es que la gracia de Dios lleva frutos en nuestra vida o quedamos sin dar fruto? Las buenas obras incluyen la ayuda práctica a otros creyentes en necesidad. La hospitalidad es una forma importante de mostrar una fe y amor eficaz para los hermanos. Abrir la casa y el corazón para servirle al Señor y a los suyos trae mucha bendición. Pueden haber también otras formas de disponer nuestros recursos para bien de la iglesia y la expansión del Reino de Dios. La primera iglesia podía crecer por la hospitalidad de muchas personas como María y Lidia (Hechos 12 y 16). Todavía hoy la hospitalidad es un aporte estratégico al Reino de Dios, siendo además un espacio para “confortar los corazones de los santos.” La hospitalidad es un mandato de Dios según Romanos 12,13 y 1 Pedro 4,9, que puede conllevar mucha recompensa (Heb. 13,2). Dios nos pide que abundemos en buenas obras y por eso nos otorga su gracia en todo momento. Sólo así seremos obedientes al mandato de Dios, mostrándoles también a otros un modelo para seguir. (véase la primera aplicación del segundo capítulo sobre la influencia nuestra hacia otros). FRANCISCO GREMO ARNAUDO DISEÑADOR INDUSTRIAL
Posted on: Thu, 01 Aug 2013 18:55:22 +0000

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